Según la OCDE España supera en complejidad la media de las principales economías europeas a la hora de constituir una empresa. Llevar a cabo los procedimientos legales para iniciar una actividad empresarial en nuestro país no es una tarea fácil ni barata. Desde Ad&Law, especialistas en asesoramiento financiero, fiscal y legal, advierten a los emprendedores de que “los costes de poner en marcha una startup pueden diferir mucho dependiendo de los objetivos que se busquen con su creación”.
Un emprendedor que constituye una empresa debe pasar obligatoriamente por el Notario y el Registro y pagar las tasas oficiales. Esta cantidad dependerá del montante de la operación, su carácter y el número de páginas. Por ello, desde Ad&Law recomiendan visitar varias Notarías ya que, al existir competencia entre ellas, se pueden obtener precios más ventajosos. En cambio, si se acude a una gestoría se encarecerá el precio.
Una empresa que se constituye como sociedad limitada de 3.000 euros (el mínimo exigido) tendría que desembolsar entre 150 euros y 350 euros en la Notaría. A esto tendría que sumar los gastos del Registro que cobra 200 euros por una provisión de fondos y, finalmente, por el registro y su publicación entre 100 y 250 euros. Además, legalizar los libros de contabilidad, de actas y de socios costará otros 50 euros al año.
Para ahorrar costes a la hora de emprender se puede desarrollar la actividad como autónomo, lo que permitiría facturar y deducir, o crear una comunidad de bienes que no tiene costes de Notaría ni de Registro. Sin embargo, recurrir a estas figuras supone que la responsabilidad no es limitada por lo que el empresario debe responder personalmente de las obligaciones derivadas de su actividad empresarial.
Además, en el caso de que se elija la figura de autónomo administrador se deberán pagar más de 300 euros al mes de cuota de seguridad social y no se podrán acoger a la tarifa plana de 50 euros. No obstante, desde Ad&Law recomiendan constituir una empresa sólo cuando la facturación supere los 50.000 euros o cuando se tenga previsto captar inversores y advierten de que “siendo autónomo tampoco es posible acceder a la mayoría de subvenciones y ayudas”.
Otro gasto que deben tener en cuenta los emprendedores son los generados por el registro de la propiedad intelectual. La tasa que hay que pagar por un registro de marca nacional son 150 euros mientras que el precio, si se registra a nivel europeo, es de unos 900 euros. Una vez concedido el registro habrá que pagar cada 10 años para mantener la marca.
Además, si trasladamos nuestro negocio a un local, aparte del alquiler e impuestos, habrá que abonar una serie de tasas por licencia de actividad (que puede superar los 1.000 euros), tasas de residuos e IBI y el Impuesto sobre Actividades Económicas (IAE). Y, cada trimestre, habrá que fijarse en el IVA, las retenciones, los pagos a cuenta del impuesto de Sociedades, etc.
Si una empresa contrata a un trabajador tendrá que darse de alta en la Seguridad Social solicitando un Código de Cuentas de Cotización. Desde ese momento deberá presentar y pagar correctamente los seguros sociales de cada trabajador. Si se contratan becarios habrá que pedir un código de cuenta de cotización diferente y pagar por cada becario una tarifa plana de seguros sociales con un coste aproximado de 40 euros.
Teniendo todo lo anterior en cuenta desde Ad&Law calculan que “poner en marcha una startup cuesta de media, además del capital inicial, entre 4.000 y 5.000 euros, sin contar local, personal ni inversiones”. Y recuerdan a los emprendedores que deben de tener en cuenta todos los procedimientos a la hora de iniciar una actividad empresarial ya que las sanciones en caso de incumplimiento o los errores de planteamiento pueden ser elevados.