DR. FIRAS ALCHARANI ALCAID * Médico especialista en medicina interna y medicina del deporte
El trastorno dismórfico corporal “TDS” es un patología con código “300.7”. En el Código Internacional de EnfermedadesE (CIE) entra dentro de las enfermedades psiquiátricas y psicosomáticas, también según el Manuel Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSMIV
Los siguientes criterios son los que definen el trastorno:
“” La persona está preocupada con la idea de que su cuerpo no está suficientemente desarrollado y musculoso. Como característica asociada el sujeto pasa grandes cantidades de horas levantando pesas y con una excesiva atención a la dieta.
La preocupación causa malestar clínico, interfiriendo en sus actividades sociales.
a) El individuo evita situaciones en las cuales debe mostrar su cuerpo o si se enfrenta a ello, le produce malestar o intensa ansiedad.
b) El individuo reduce su actividad social por la necesidad compulsiva de entrenar o mantener la dieta
c) La preocupación por la inadecuación de su cuerpo causa malestar clínico, el cual interfiere en su vida social.
La vigorexia muscular es un trastorno alimentario caracterizado por la presencia de una preocupación obsesiva por el físico y una distorsión del esquema corporal (dismorfofobia) o complejo de Adonis.
En él, quien sufre la patología es una persona que siempre se encuentra con carencia de tonicidad muscular o falta de musculatura y puede sentir una necesidad obsesiva de realizar ejercicio físico, como por ejemplo levantar pesas para mejorar su aspecto corporal. Este trastorno psíquico asocia la belleza con el aumento de la masa muscular. Es entonces cuando relacionamos el consumo de anabolizantes o esteroides, se utilizan para que resulte mas fácil y además mejore el aumento de la musculatura. “”.
Desde mi punto de vista como médico especialista en medicina interna y medicina del deporte, se está olvidando que este es un problema socio-sanitario de gran magnitud y que se encuentra lejos de este enfoque solo psicosomático, relacionado con el espectro obsesivo-compulsivo o del espectro afectivo. Es un problema mucha más allá de este punto de vista tan limitado. Es un enfoque muy estrecho para analizar las masas y el colectivo que dedica horas al ejercicio físico para mejorar su aspecto, su autoestima y sentirse mejor (colectivo que recurre a la cirugía estética o al consumo de anabolizantes esteroides del mercado negro). Simplemente este colectivo no se “siente enfermo” en ningún momento bajo esta denominación del trastorno. Es por ello que muy pocos acaban en la consulta del psicólogo o psiquiatra para el tratamiento con psicoterapia o antidepresivos (inhibidores selectivos de recaptación de serotonina).
Esta situación se agrava con las nuevas dimensiones que ha cobrado el culto al cuerpo, con los cánones de belleza corporal de la sociedad contemporánea y con tanta proliferación de gimnasios en España (4.600 gimnasios operativos en 2009 como último dato sobre el tema.
Según un estudio de 2007 en buscagym.com, más de cinco millones de españoles acuden de forma habitual a un gimnasio y lo hacen, según indican las encuestas, con la intención de mejorar su imagen, su estado de salud y su calidad de vida). Existe un gran colectivo que dedica muchas horas diarias al deporte en general, a acudir al gimnasio, haciendo cardio, ejercicios de estiramientos, abdominales, lumbares, pesas y clases colectivas. Viven pendientes de la báscula. Y su aspecto físico es su mayor preocupación.
A lo largo de mi carrera profesional he tratado a 4.325 pacientes. El 95% de ellos procedían del mercado negro y el 5% restante quería iniciar tratamiento bajo control médico. A la pregunta de por qué acudieron a la consulta de un médico para un tratamiento con anabolizantes, respondían:
– El 100% de los pacientes querían estar bajo control médico.
– La mayoría de los pacientes provenientes del mercado negro también querían corregir patologías anteriores, estar controlados por un médico e iniciar un tratamiento nuevo. Se mostraban reacios a repetir la experiencia del mercado negro.
Cuando se les pregunta por la razón de las horas que dedican al ejercicio físico la contestación es:
– Para ganar masa muscular (10%)
– Para verse mejor y sentirse mejor (35%)
– Para estar en forma (30%)
– Para mejorar la condición (10%)
– Para ganar seguridad (10%)
– Se siente acomplejado por completo por su aspecto físico (5%)
En definitiva, lo hacen para mejorar su aspecto físico en un mundo cada vez más exigente con la imagen corporal. Los cánones de la estética de la época son símbolo del triunfo social y laboral.
Tratamiento en terapia cognitiva
El enfoque únicamente psiquiátrico del trastorno se centra en los componentes cognitivos, conductuales neurocognitivos y afectivos. Revisando todas las publicaciones nacionales e internacionales, todas dan hincapié en que su tratamiento se basa en la terapia cognitiva conductual y los antidepresivos (inhibidores selectivos de recaptación de serotonina). Pero en las mismas publicaciones consta que la mayoría de estos pacientes acaban haciendo cirugía estética y consumiendo anabolizantes esteroides para mejorar su aspecto físico. Esto demuestra el fracaso del enfoque exclusivo psiquiátrico.
¿Cuántos de estos pacientes acaban en consultas de psicólogos y psiquiatras? Además, no hay datos estadísticos que nos indiquen cuanto tiempo tienen que tomar estos medicamentos antidepresivos (meses, años, o incluso de por vida) o la eficacia de la psicoterapia, sin entrar en los posibles efectos secundarios de los antidepresivos (como cualquier otro medicamento) y su posible efecto de dependencia.
Desde mi experiencia he podido tratar miles de pacientes a lo largo de los últimos años y cuando se le explica al paciente en cuestión que debe acudir a un psiquiatra o psicólogo se queda asombrado, puesto que no se considera enfermo. Ellos quieren mejorar su aspecto y cuando lo consiguen no tienen necesidad de seguir con mas operaciones de cirugía estética ni consumo de anabolizantes. Por ello este colectivo recurre a la tienda de suplementación deportiva, monitores y preparadores personales y médicos.
Por ello veo un fracaso total en el enfoque del trastorno solo a nivel psicosomático y psiquiátrico, ya que se olvida por completo el factor socio-sanitario.
Dieciséis millones de deportistas por recreo u ocio
Hay 16 millones de españoles que practican deporte por recreo, según datos del Consejo Superior del Deporte. Tal como he dicho, dedican muchas horas a los gimnasios y muchos de ellos, tras años de ejercicio sin ver una mejor física real (por múltiples factores: genéticos, hormonales, metabólicos, dietéticos, etc.) quieren resultados y cuando ven que no mejoran porque hay una cierta limitación, es cuando recurren a estas ayudas. En muchas ocasiones son preocupaciones simples, ellos explican: “llevo años haciendo abdominales y me gustaría verlos”, “me veo flácido y no soy capaz de mejorar”, “tengo nalgas planas”, “tengo piernas atrofiadas, delgadas” o “tengo unos brazos delgados”. Es el mismo caso al del paciente al cual no le gusta la forma de su nariz o la mujer que quiere aumentar los pechos, gente que acude a la cirugía estética.
Hasta el momento no existe ningún antidepresivo o psicoterapia que marque los abdominales, o ayude a verse más tonificado, tener mejores nalgas o mejorar la forma de los brazos o piernas. Esto se consigue con la toma de anabolizantes como medicamentos, los cuales son legales en España siempre bajo prescripción y control médico y sanitario. Del resto se encarga la cirugía estética. Esto no quiere decir que existan pacientes que queden atrapados en la cirugía estética y la toma de los anabolizantes de manera recurrente. De allí viene la necesidad del control médico y la ética médica.
Según el “”síndrome del Sarkozy (2007)”” hoy los hombres ya no se operan solo para reparar defectos físicos, sino también para mantener una imagen profesional entusiasta o juvenil. En España 300.000 hombres se someten a este tipo de intervenciones médicas, según el presidente de la Soc. Española de Cirugía estética Dr. Joaquín García Aparicio. Aunque aún no tenemos noticias sobre este síndrome, reconoce Aparicio, los varones se preocupan mucho más por su aspecto físico, con lo que el porcentaje de intervenciones estéticas en varones se sitúa hoy ya en el 25% (por tanto el 75% todavía son mujeres). Las razones que los hombres operados esgrimen se aproximan cada vez más a las de ellas: sentirse mejor con uno mismo. Los españoles solicitan intervenciones de parpados, ginecomastia, liposucción de papada, grabado abdominal (que permite modelar el área abdominal, creando una apariencia musculosa y plana), operaciones de cadera (michelines),etc. La actitud pro-estética forma parte ya de la cultura popular de la juventud actual.
Teniendo en cuenta estos datos sobre la cirugía estética en España y el uso de anabolizantes en el mercado negro (según estudio de la Conselleria y Universidad de Valencia) el 12% de los jóvenes valencianos consumen anabolizantes para mejorar su aspecto físico. Hay 5.900.000 valencianos; si calculamos solo los varones entre 18 y 40 años, tenemos 922.000 – el 12% son 110.000 aproximadamente. Teniendo en cuenta la proporción de población valenciana en la total española (sin ser cálculos exactos) nos encontramos con entre 800.000 y 1.000.000 de españoles potenciales consumidores de anabolizantes. Realmente no contamos con estudios a nivel nacional, es por ello que realizamos estimaciones, aunque en algunas publicaciones sobre el trastorno dismórfico corporal se afirma que el 10% de los practicantes de fitness consumen anabolizantes. Los números hablan por sí mismos.
Llego a la conclusión de que hay millones de “enfermos” que sufren este trastorno en España. Por ello insisto que debe haber un enfoque multidisciplinario por la gran magnitud y el impacto socio-sanitario sobre el que estamos hablando. Desde el Ministerio de Sanidad se deben implicar médicos, psiquiatras, psicólogos y cirujanos estéticos como plásticos. No se puede ignorar el problema sin buscar y dar soluciones. Porque la sociedad va por delante en este caso respecto a la forma a la que se está tratando este problema. La medicina debe responder y posicionarse a la altura de este nuevo fenómeno social.
Los anabolizantes son medicamentos legalizados en España desde mediados del siglo pasado. No tienen normativa específica para su prescripción. Y estos cientos de miles de personas tienen derechos constitucionales que no se pueden vulnerar, esto es, el derecho a la sanidad, a la atención sanitaria. Ignorándoles se les está dejando en manos del tráfico de las sustancias obtenidas en el mercado negro, sin saber de su procedencia y sin ningún control médico o sanitario. En todas las publicaciones nacionales e internacionales sobre el trastorno dismórfico corporal se habla del efecto del abuso de los anabolizantes. Si estuvieran controlados por médicos, con prescripción y control, sería un perfecto tratamiento y arma contra este trastorno.De esta forma se evitarían los efectos secundarios, que posteriormente cuesta tantos recursos a nuestro sistema de salud pública para tratarlos. Un ejemplo de entre tantos otros, son las intervenciones de ginecomastia, sobre las cuales hay publicaciones que afirman que el 52% de estas intervenciones vienen causadas por el efecto del abuso de sustancias del mercado negro.
Resumiendo: los medicamentos anabolizantes no son sinónimo de doping, daño a la salud o sustancias prohibidas. A no ser que lo consuma un deportista federado para mejorar rendimiento y adulterar competiciones. Entonces sí es doping
Son medicamentos con efectos secundarios, como cualquier otro medicamento, y por ello su consumo debe estar controlado por facultativos. Su verdadero uso es para mejorar el aspecto físico de los pacientes. Ya no se toma para la anemia aplásica, tampoco se incluye en el protocolo de la osteoporosis. Son medicamentos legales en España con venta libre en farmacias y bajo la normativa de las dispensaciones farmacológicas como el resto de los medicamentos.