Uno de los elementos pirotécnicos más unidos a las Fallas, el ‘tró de bac’, desaparece del catálogo de una de las empresas pirotécnicas de mayor tradición y fama en Valencia, Ricardo Caballer.
El empresario valenciano, que lo fabrica desde hace años, toma esta rotunda decisión debido a las trabas legales sobrevenidas por el adelanto de la entrada en vigor de la normativa que obliga, entre otras cuestiones, a pedir permiso al Ministerio de Industria y a que sólo puedan utilizarlo y dispararlo quienes tengan la acreditación de Consumidor Reconocido como Experto (CRE).
Así se recoge en el Reglamento de Pirotecnia y Cartuchería, donde se recoge el modo de fabricación, almacenamiento y transporte de artículos pirotécnicos para uso por CREs, en su artículo 21, y se incluye la ITC 18 de Manifestaciones Festivas Religiosas, Culturales y Tradicionales.
Ricardo Caballer lamenta profundamente la decisión, pero la nueva legislación aumenta las condiciones para fabricar y utilizar un producto, típicamente valenciano, que nunca ha originado accidente alguno. El petardo de uso mayoritario en las tradicionales ‘despertaes’ carece de sello de la Unión Europea.
El nuevo reglamento obliga a pedir el permiso al Ministerio de Industria para fabricar el ‘tró de bac’ y, además, indicar quiénes son los demandantes y las unidades, contrariamente a lo fijado con anterioridad cuya gestión correspondía a la Delegación del Gobierno de Valencia, que concedía una autorización de forma genérica.
La normativa vigente en lo que a pirotecnia se refiere obliga a que, quien quiera que participe en actos donde se use el ‘tró de bac’, tenga la acreditación CRE. Esto supone para Ricasa una sensible disminución de producción y, por tanto, de usuarios.
Ricardo Caballer toma la decisión en estos momentos porque es el mes habitual de inicio de la fabricación, para la que tiene permiso en vigor hasta final de año, de los petardos. El empresario de Godella, al tener conocimiento de las nuevas trabas, ha decidido no empezar a hacerlos.
En la fábrica de Olocau se producían 550.000 unidades que se distribuían en 11.000 cajas. Ricardo Caballer era el distribuidor de los artificios para la ‘macro despertá’ de las Fallas y lamenta la repercusión que tendrá su decisión, pero también emplaza al público a ponerse en su lugar y entender la situación que, desde hace años, provocaba que todo fueran pegas para continuar haciendo uno de los productos autóctonos valencianos y único en Europa.
VLC Ciudad / Paco Varea