Ana María Galarza Ferri.
Periodista.
07:09h. del 1 de octubre de 2017. Suena el despertador y miro el móvil. A través de las redes sociales veo como muchos de mis amigos catalanes se encuentran en diferentes colegios del territorio haciendo fuerza para poder garantizar el voto. Un amigo me cuenta que en el suyo incluso han colado en la puerta vallas de cemento para evitar que la Policía Nacional pueda entrar. Me visto y voy al colegio Ramón Llull.
07:54h. El colegio está lleno de vecinos del barrio y uno de ellos explica que los organizadores siguen dentro. En la esquina hay siete lecheras de la Policía Nacional pero no hay ningún Policía vigilando por la zona. Entre los vecinos, gente de todas las edades. Una mujer de unos setenta años advierte de que, por favor, nos apartemos de la carretera y despejemos la vía en Concell de Cent, una de las principales avenidas de la ciudad. “Si cortamos la calle nos llamarán incívicos”.
Desde la organización, encerrada dentro del colegio, preguntan si se encuentra en el lugar alguien llamado a las mesas, nadie levanta la mano. Deciden entonces pedir voluntarios y al menos cuatro personas entran entre aplausos. Cinco minutos después se marchan las lecheras y la organización pide voluntarios de nuevo, esta vez para vocales. Informan de que las urnas y las papeletas están listas.
08:20h. Llega la Policía Nacional y la gente, al ver a los antidisturbios, retrocede. Aparcan los furgones en la esquina entre la Calle Consell de Cent y la Calle Marina y comienzan a acercarse hacia la puerta del Ramon Llull. Los vecinos comienzan a gritar “¡Somos gente de paz!” y el ambiente comienza a caldearse. Desde la puerta del colegio vemos como otro dispositivo de la Policía Nacional se desplaza a la zona. “¡Vienen más piolines por Concell de Cent!” advierte un joven, “aquí van a cargar” comenta otro.
08:49h. Hay Policía en ambas partes del Colegio Ramon Llull y un turista, incrédulo ante lo que está viendo, pregunta: “¿la gente está enfadada?” “¡Que alguien le explique a este señor que no tenemos miedo!” grita una mujer.
La Policía empieza a empujar a los vecinos y, a estirones, los apartan de la puerta. Les recriminan a los agentes su actitud: “nosotros también os pagamos”, “ni siquiera a los del No nos dejan votar”. Aquí ya está todo el mundo, es una cuestión de derechos civiles y de democracia.
09:13h. La Policía impide pasar entrar al colegio y una mujer le indica a un joven dónde está la puerta trasera de entrada al edificio. “Intenta entrar por aquí. Yo voy al entierro del padre de una amiga pero luego iré a votar al colegio que me toca”. Mientras tanto, veo a un joven que está siendo atendido por la ambulancia, nada grave en comparación con lo que vendrá después.
Llegan un grupo de observadores internacionales que se acercan a la puerta entre aplausos. La entrada continúa bloqueada por los agentes nacionales que se cogen entre ellos. Ya han habido varios empujones.
09:28h. La Policía, en un arduo intento por hacerse con las urnas, salta la verja del colegio y accede al interior, un grupo de vecinos les sigue. Consiguen hacerse con las urnas y las meten en los furgones. Los manifestantes les gritan “votaremos” y “esto es España” mientras los nacionales se retiran en los vehículos.
09:41h. Los vecinos rodean la calle y se colocan en el Carrer Serdenya, lugar por donde los furgones tienen que salir de la zona. Un grupo de manifestantes intenta poner unas verjas amarillas enfrente para impedirles el paso pero otro les para, “¡así no!”. Los vecinos se sientan en el suelo frente a los siete furgones de la Policía Nacional que llevan las urnas entre consignas de democracia, libertad y viva Cataluña libre. Medios internacionales graban y narran todo lo que está sucediendo, Cataluña es ahora el centro informativo.
10:25. Después de más de media hora de gritos de “No pasareis”, empieza la carga policial. Empujones, golpes y gente corriendo. El caos se apodera de una manifestación pacífica. De lejos oigo un estruendo pero no me puedo creer que sean bolas de goma. Le pregunto a un amigo y un joven próximo a nosotros se acerca para enseñarme una de ellas.
Sí, la Policía ha cargado con pelotas de goma y porras. Varias personas tienen que ser atendidas y hay varios con heridas en pierna y cabeza. Llega la ambulancia y tratan de curar a un hombre al cual la pelota de goma le ha provocado sangre a la altura del gemelo. Otro hombre parece que lleve un golpe en la cabeza. Pronto se los llevan de la zona para tratar de curarles.
La gente intenta reorganizarse y los presentes dan su testimonio a los diferentes medios de comunicación allí congregados para dejar constancia de los hechos. Los observadores internacionales se encuentran entre la multitud, boquiabiertos por lo que están presenciando. “Esto no es democracia” repite Mark Demesmaeker, observador internacional y europeodiputado flamenco. “La Constitución es un instrumento en manos de Rajoy. Los temas políticos tienen que ser tratados con debate político. El diálogo parece imposible” asegura.
A la puerta del Ramón Llull llega una mujer de aproximadamente 80 años que pregunta dónde puede depositar su voto. “Llevo toda la vida esperándolo”. Desde la organización le dicen que será imposible votar allí y que, por favor, se dirija a otro colegio cercano.
11:25h. Nos desplazamos al Centro Cívico Fort Pienc donde se forma una enorme cola de gente que quiere votar. En la puerta medios españoles, pero también italianos o franceses, informan de lo que ha ocurrido hasta el momento. Entre los manifestantes se repite un comentario, “ya hemos ganado”. En la cola todo el mundo se ayuda entre sí. Se reparten agua los unos a los otros y poco a poco se consigue que la gente vaya votando, pero el censo informático habilitado por el Govern se cae constantemente y el proceso es muy lento. Los que consiguen depositar su voto salen saltando de alegría. “Hemos podido votar” le grita una mujer, con su hija de dos años en brazos, a su marido. Son independentistas de toda la vida. “Hace quince años iba a las manifestaciones y éramos dos mil o tres mil como mucho. La gente nos gritaba hijos de puta. Rajoy es una máquina de fabricar independentistas”. “¿Que creéis que pasará mañana?” -pregunto- “Continuar como hasta ahora seguro que no”.
13:04h. El Sistema d’Emergències Mèdiques (SEM) informa ya de, al menos, 258 heridos, 53 graves y una persona en quirófano. A estas horas todo el mundo ha visto las imágenes del Ramon Llull, uno de los colegios donde mayor ha sido el enfrentamiento, junto al Instituto Pau Clarís.
El Fútbol Club Barcelona juega a las 16h. en el Camp Nou contra las Palmas, y este equipo ha solicitado lucir la bandera de España en la camiseta. En la fila se quejan: “lo que tendrían que hacer es apoyarnos. No provocar así”. Finalmente el partido se disputa a puerta cerrada.
15:25h. Sergi, uno de los vecinos del barrio, lleva cuatro horas y, por fin, ha conseguido votar. Lleva toda la mañana pegado al teléfono siguiendo el minuto a minuto de diferentes medios de comunicación y pendiente de lo que le dicen sus amigos desde otros lugares de Cataluña. Nos empiezan a llegar videos de diferentes colegios donde la Policía ha entrado a palos para extraer urnas, en algunos de ellos han habido enfrentamientos incluso entre Mossos y cuerpos de seguridad del Estado.
La cifra de heridos no hace más que aumentar y a estas horas ya son más de 400 personas. La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ya ha comparecido y ha tachado a Mariano Rajoy de “cobarde”. El Gobierno prometió que no habrían urnas y asegura que la respuesta de la Policía ha sido “proporcional” a la situación. En la calle, los ciudadanos de Barcelona no dan crédito.
Durante la tarde nos llegan miles de historias. Mossos que salen llorando por enfrentarse a los manifestantes o incluso una imagen de un vecino consolando a uno de los agentes catalanes. La tarde avanza y el helicóptero continúa dando vueltas. La hora del cierre está más próxima y hay tensión ante el temor a que la Policía vuelva, esta vez para requisar urnas con votos.
20:15h. Comparece el Presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que agradece su trabajo a los policías y a la Guardia Civil. Ni un solo comentario sobre los ya más de 700 heridos, “no voy a cerrar ninguna puerta. Ofrezco diálogo dentro de la ley”. Tras él, comparece el líder de los socialistas, Pedro Sánchez, que, aunque critica a Rajoy por no haber solucionado la situación a tiempo, asegura: “los socialistas estamos con el Estado de derecho”. El líder de Ciudadanos, Albert Rivera, también aparece ante los medios: “Puigdemont ha fracasado porque finalmente el referéndum no se ha celebrado”. Pide elecciones autonómicas anticipadas y, mientras tanto, los recuentos en los colegios ya han comenzado.
21:10h. Llegamos a Plaça Catalunya donde hay colocadas pantallas para poder ver los resultados. La gente espera la comparecencia del president Puigdemont que, tras la más que sonora y habitual cacerolada de las 22h., aparece ante los medios. “Es una victoria de la democracia por encima de la violencia” y habla de más de 800 heridos y de violación de derechos humanos. “El Estado español ha escrito una página vergonzosa en sus relaciones con Cataluña” sentencia. Mientras tanto, van llegando datos sobre la participación. Desde el Govern hablan ya de más de dos millones de participantes, la cifra exacta finalmente es de 2,2 participantes, con un 90% para el Sí. “Ya no hay argumentos para el No” me dice un amigo. Sin embargo, aunque pocos, esta mañana en los colegios también había gente votando a favor de la permanencia, incluso ha llegado un video de un defensor del No con la bandera de España atada a las piernas que salía de uno de los colegio entre aplausos tras depositar su papeleta. Mientras continúan saliendo los resultados de los diferentes municipios de Cataluña, un catalán me comenta que no tiene clara la validez de los resultados, “lo que es indiscutible es la gente en la calle” asegura.
El día ha sido largo, la gente poco a poco se retira a casa a descansar. Diferentes entidades soberanistas, como Ómnium Cultural, han llamado a los catalanes a sumarse a una huelga general el día 3 de octubre pero nadie sabe lo que pasará a partir de mañana. Como dijo Churchill, “Este no es es el final, no es ni siquiera el principio del final. Puede ser, más bien, el final del principio”. Nos espera una semana muy larga.