La desactivación de la herramienta digital y el cierre fronterizo generan incertidumbre entre miles de solicitantes de asilo.
La frontera entre Estados Unidos y México vive momentos de tensión tras la decisión del Gobierno estadounidense de desactivar la aplicación CBP One, una herramienta clave utilizada para gestionar las solicitudes de asilo y programar citas previas. La medida, que coincide con la toma de posesión de Donald Trump como presidente, incluye también el cierre total de los puntos fronterizos, lo que ha generado confusión y temor entre miles de migrantes que esperaban cruzar legalmente.
CBP One: un recurso clave para solicitantes de asilo
CBP One, desarrollada por la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU., ha sido fundamental para gestionar las citas de inmigrantes que buscan ingresar al país de manera legal. Desde su lanzamiento, la aplicación permitió a miles de solicitantes programar citas en puntos fronterizos para tramitar sus solicitudes de asilo, evitando largas filas y desorganización.
Sin embargo, la administración Trump ha decidido suspenderla indefinidamente. Según informes oficiales, esta acción responde a la nueva política migratoria del presidente, que busca limitar drásticamente el ingreso de migrantes y reforzar la seguridad fronteriza.
Un cierre total de la frontera
Además de desactivar la aplicación, las autoridades estadounidenses han anunciado el cierre completo de los puntos de entrada fronterizos con México. Esta medida afecta tanto a los solicitantes de asilo como a los cruces legales de ciudadanos y residentes, complicando el comercio y los viajes entre ambos países.
Las citas programadas a través de CBP One han quedado anuladas, dejando en el limbo a miles de migrantes que habían cumplido con los procedimientos establecidos. Muchos de ellos ahora enfrentan la posibilidad de ser deportados o de permanecer en condiciones precarias en campamentos improvisados en la frontera.
Reacciones internacionales y en la frontera
Organizaciones humanitarias y defensores de los derechos de los migrantes han expresado su preocupación por el impacto humanitario de estas medidas. “Esta decisión pone en riesgo la vida de personas vulnerables que ya han pasado por situaciones traumáticas en sus países de origen”, señaló un representante de Human Rights Watch.
Por su parte, las autoridades mexicanas han comenzado a prepararse para un posible aumento en el número de migrantes que quedarán varados en su territorio. Se teme que los albergues en ciudades fronterizas como Tijuana, Ciudad Juárez y Reynosa no puedan hacer frente al incremento de personas en busca de refugio.
Una política migratoria restrictiva
Desde su primera administración, Donald Trump se ha caracterizado por implementar políticas migratorias severas, como la separación de familias y la construcción de un muro fronterizo. Con su regreso a la Casa Blanca, estas medidas parecen intensificarse, marcando un cambio drástico en comparación con las políticas más flexibles de su predecesor.
Los críticos señalan que estas acciones podrían violar acuerdos internacionales sobre derechos de los refugiados, además de exacerbar la crisis humanitaria en la región. Mientras tanto, miles de personas, incluidas familias y niños, se enfrentan a un futuro incierto en la frontera.
¿Qué viene ahora?
El cierre de la frontera y la suspensión de CBP One representan solo el inicio de un conjunto de políticas más estrictas que, según se anticipa, serán implementadas en los próximos meses. La pregunta clave es cómo responderán los gobiernos locales, las organizaciones humanitarias y la comunidad internacional ante esta nueva realidad.
¿Qué opinas de las medidas tomadas por el Gobierno de EE.UU.? ¿Cómo deberían reaccionar los países vecinos y las organizaciones internacionales ante esta crisis migratoria?