El Péndulo | Redacción.- Esta semana concluye el VII Festival de Talleres de Teatro Clásico de Sala Russafa, que hasta el momento ha obtenido un 90% de ocupación y ha agotado las entradas en la gran mayoría de sus funciones. Desde el 1 de junio, tres espectáculos han pasado por esta programación que completa el estreno absoluto de Radovan III, versión del Ricardo III de Shakespeare escrita y dirigida por Chema Cardeña.
Del jueves 28 de junio al domingo 1 de julio puede verse este montaje, fruto del trabajo realizado en el Taller Posgrado de Teatro para Profesionales del Centre Cultural i Docent. Nueve intérpretes dan vida a la popular tragedia, que se traslada a un imaginario escenario eslavo, en el entorno de los Balcanes y durante el primer tercio del S. XX. “Jugar con un nuevo emplazamiento provoca una serie de cambios en la trama muy interesantes. Para empezar y lo más obvio: el nombre del protagonista pasa a ser Radován, dando un nuevo título a la historia”, explica Cardeña.
Además, permite hacer más accesible la trama, convertida en un enfrentamiento entre clanes con una caracterización muy marcada y fácil de identificar. También aumenta el carácter brutal gracias al folclore, la música tradicional que tocan y cantan los actores, así como el ambiente romaní que respira este nuevo acercamiento. “El vestuario está lleno de piezas de aire zíngaro y está presente toda la superstición y espiritualidad de esta cultura, que es muy potente. La puesta en escena gana en intensidad porque lo esotérico y lo salvaje conviven”, señala el dramaturgo.
Shakespeare y el género negro
Para Cardeña, esta versión es una prueba de qué es lo que convierte en universal e inmortal a un clásico: “es fascinante cómo consiguen recrear la vida y al ser humano, lo que nos caracteriza, si vas a la esencia. Por eso pueden trasladarse sin problemas a nuevos contextos y siguen funcionando sus enseñanzas, los conflictos y soluciones que se plantean… Ricardo se convierte en Radován y su historia sigue teniendo todo el sentido”, afirma el autor y director.
Deforme y rechazado hasta por sus progenitores, este personaje encarna la falsedad y la ambición. Por una parte, procesa una falsa admiración por su hermano, el rey de Eslavia, mientras que por otra realiza numerosas maniobras en las sombras para ir deshaciéndose de quienes interfieren en su camino en la línea sucesoria.
Así avanza una guerra sin trincheras en la que dos mujeres, la madre de Radován y la que se verá forzada a convertirse en su esposa (tras haber sido su cuñada), son las únicas capaces de encontrar un punto de encuentro, un espacio para la reconciliación entre tanta violencia.
Mediante una dramática iluminación y un juego escénico con sillas, se representa el baile de filias y traiciones que va carcomiendo a esta peculiar familia, artífice de una despiadada lucha por el poder donde los lazos de sangre se desvanecen y la codicia es capaz de provocar una larga serie de asesinatos.
“Podría verse como una proto novela negra, esta tragedia shakesperiana es un thriller lleno de suspense donde se muestra lo más oscuro de las personas y, sobre todo, se habla del poder como el mayor elemento de perdición”, apunta Cardeña, estableciendo un puente con la actualidad y citando como ejemplo las luchas internas que vive el panorama político español y mundial.