El Levante U.D. es diferente y Orriols entró en plena combustión convirtiéndose en una caldera de emociones. Fue en la segunda parte de la confrontación cuando los azulgranas decidieron desligarse de los corsés que le habían oprimido en la primera mitad para tratar de reconducir un partido que parecía perdido después de los dos goles alcanzados por un Hannover 96 muy físico durante el desarrollo de la primera mitad.
El resultado marcó un justo marcador porque los de Orriols se merecían empatar aunque lo cierto es que sabe a victoria por el buen juego desplegado en la segunda parte.
El Levante extrajo la raza y el coraje que conforma la cadena de su código genético para ir arrinconando a un adversario al que el pitido final del colegiado salvó. Ángel inició la revuelta con un gol que confirma sus características como anotador. El atacante cazó un balón suelto en el área para devolver la confianza de un equipo atribulado.
El choque disputado en el Ciutat de Valencia concluyó con un equipo en continuo y envenenado ataque contra la meta alemana. Keylor Navas elevó el voltaje de la grada, tras cruzar toda la geografía del campo, en el último minuto con una chilena que no llegó a materializarse.
El triunfo se resbalaba, pero el grupo crecía en autoestima y no cejaba en su empeño de cercar la portería de Zieler. Iborra voló con majestuosidad sobre el cielo de Orriols para alcanzar un empate que sabe a triunfo y que condensa el sobresaliente estreno azulgrana en el marco de la Liga Europea.
La osadía del Levante se materializó en los segundos cuarenta y cinco minutos. Lejos de caer en la aflicción y en el desanimo creció y comenzó a expresarse con la virulencia de un toro bravo. En esa secuencia, la escuadra azulgrana fue girando el signo que había determinado con anterioridad el ritmo de la confrontación. Quizás hubo dos momentos fundamentales. La aparición de Ángel fue decisiva para creer en la remontada. El cronómetro no había profundizado en exceso cuando el atacante canario resolvió con un remate decidido.
Había un cambio emocional en el partido. Barkero y Juanlu ofrecieron más consistencia y magia desde su ingreso. Las botas de Barkero comenzaron a barnizar el juego azulgrana. El siete revitalizó el ataque granota diseñando pases que sólo su mente es capaz de descifrar entre una jauría de piernas. El fútbol del Levante empezó a ser centrífugo. Juanlu y Michel conquistaban los costados.
Ángel volvió a citarse con el gol aunque Zieler sacó un balón que buscaba la red y Michel no pudo conectar con Juanlu. Definitivamente el encuentro mudaba de dueño mientras la grada entraba en efervescencia.
La reacción del Levante fue poética. El primer puesto parecía una utopía, pero este Levante es capaz de luchar contra la utopía.
El paradigma de esta tendencia fue el gol de Iborra que se celebró con mucha rabia ya que no había tiempo para más emociones.
VLC Ciudad/Redacción
Fuente: Levante U.D.