JUAN FERRER. Economista. Militante del PSPV y ex concejal del Ayuntamiento de Valencia.
El partido ha resuelto su XII congreso de la única forma que era posible, cerrando y enterrando el Congreso de la Politécnica de 1997.
Desde aquella pesadilla hasta hoy hemos vivido la búsqueda de la solución sobre las bases del problema. Digan lo que digan los contertulios, los analistas y los opinantes.
Si en aquella ocasión la diferencia fue de tres votos, por cierto cifra dada por quien suscribe estas líneas, y filtrada en términos distintos –un solo voto-, pero ciertos, por quienes han tenido responsabilidades de primera magnitud en la ejecutiva de Alarte –Pepe Ruiz-, ahora el ciclo se cierra.
La abrumadora mayoría de todos contra el caos no puede sino ser bien recibida.
Un caos, que por cierto no se resigna, de momento, a retirarse de la primera línea de escena. No puede interpretarse de otra forma que el colosal esfuerzo por integrar a todo el mundo en la dirección del partido aporte apenas tres puntos mas de entusiasmo, que con ellos fuera.
Nadie puede disimular ni el rencor de unos ni la generosidad de los otros. Ellos sabrán.
Los principales actores ganadores del congreso de 1997 que no han cambiado de opinión están amortizados.
El objetivo se ha cumplido, no en clave de ejecutiva y otros órganos, que es mas sencillo, sin de entrada en clave de Secretario General.
Ni el Congreso de 1985, también en Alicante, tuvo un resultado tan abultado.
El problema de los resentidos es que Ximo no les va a dar ocasión para justificarse.
Su virtud, como la de otros muchos miembros de este partido que no tienen porque avergonzarse de haber aportado parte importante de su vida y experiencia, se llama MADUREZ.
El proyecto intergeneracional, transversal, tiene esa ventaja: tomar de cada cual lo mejor que puede aportar, sin exclusiones ni rencores.
Son bastantes los que tienen que explicar porqué después de haber acordado integrar en las listas de los órganos a los retoños de Alarte, finalmente, éstos, no las han apoyado.
Es un error de alcance, porque Ximo Puig siempre puede argumentar que su esfuerzo por integrar ha sido rechazado, o si se me permite, solo ha conseguido el respaldo de apenas un 3% mas, bastante menos de lo que ha integrado.
En otras palabras, se le da manos libres para ignorar a los que no han sabido aceptar las reglas de la democracia interna del partido, cosa que en septiembre de 2008 hicimos los que perdimos por apenas 20 votos, no por 142 como ahora.
Resumiendo, se abre una nueva etapa en la que los que torticeramente actuaron en 1997 se han visto, en su mayoría, desplazados e ignorados. Solo algunos colaterales de los mayores actores de aquel Congreso se han visto ratificados en algún órgano. Eso es la generosidad, por cierto y a la vista de las votaciones, mal correspondida.
El PSPV tiene la ocasión y la oportunidad de reabrir la puerta del escenario político y avanzar. Todos queremos que lo haga, los que no estén de acuerdo, lo mejor, es que den un paso atrás.