Lamona de Pascuaes un alimento típico de la repostería española. Hoy día puede encontrarse con ligeras variaciones prácticamente en todo el país. Es una torta de la Pascua cuya degustación simboliza que la Cuaresma y sus abstinencias se han acabado. Los pasteleros llaman a esta masa cristina o de rotlle
El origen y el significado de la mona no están nada claros. Hay quien cree que es un término árabe que significa ‘regalo’; otros afirman que es una fiesta que procede de la antigua Grecia; también se han encontrado posibles raíces romanas y celtas…
Pese a que se llama “mona”, la forma nunca ha sido la de un mono. ¿Por qué? Resulta que viene de una palabra y tradición árabe, munna o mouna, que significa “provisión para la boca”. Esto era un regalo de comida que los musulmanes hacían a sus señores. Es decir, que no tiene nada que ver con el animal.
La costumbre en Valencia es estampar el huevo en la frente de alguien sin que se dé cuenta. No hay una significación especial, es simplemente una broma y costumbre.
Antiguamente, el niño debía ir con ropa nueva por el refrán “Domingo de Ramos, el que no estrena no tiene manos” a recoger la mona a casa de su padrino, lo que se llamaba “ir a por la mona”.
Ingredientes para las monas de pascua
500 gr. de harina
1 sobre de levadura seca (12 gr.) o 25 gr. de levadura fresca
1/4 litro de leche templada
100 gr. de mantequilla fundida
80 gr. de azúcar
1 huevo
1 pizca de sal
Para «pintar» la masa
1 yema de huevo
1 cucharada de leche
Para la decoración
Cómo preparar monas de pascua
Ponemos la harina en un bol. Añadimos la levadura seca y lo mezclamos todo bien con un tenedor. Añadimos el resto de ingredientes: la mantequilla (previamente la hemos derretido en el microondas), la leche, el azúcar, el huevo y una pizca de sal. Lo batimos todo bien con la batidora y le damos forma redonda a la masa con las manos.
Cubrimos el bol con un paño y dejamos que la masas eleve.
Mientras la masa crece, cubrimos una bandeja de horno con papel vegetal. Una vez la masa ha levado, la dividimos en 4 o 5 partes dependiendo de la cantidad de «monas» que queráis hacer y el tamaño. Aquí tenemos que dejar volar nuestra imaginación para darle forma a la masa con las figuras que queramos. En nuestro caso con la masa hemos preparado 3 figuras distintas: un oso, un pato y una serpiente, pero podéis hacer las que se os ocurra, decorando con bolitas de colores, huevos cocidos pintados, almendras fileteadas, azúcar…
Masas Mona de Pascua
Una vez tenemos nuestras figuras listas, mezclamos una yema de huevo con una cucharada de leche y pintamos las monas con esta mezcla, para que se doren en el horno. Añadimos la decoración que se nos ocurra para acabar nuestras figuras, por ejemplo, nosotros usamos pasas para los ojos, una cereza para la nariz, bolitas de colores, bolitas de chocolate y almendras laminadas para decorar.
Con nuestras figuras ya listas y decoradas, las ponemos en el horno precalentado a 190º durante unos 18-30 minutos, hasta que veamos que están listas y que ha cogido un color adecuado.
Las sacamos del horno, las dejamos enfriar y ya tenemos nuestras monas de Pascua listas para comer.
Para comerlas, las podemos untar con mantequilla, mermelada, un poco de queso… Acompañadas de un chocolate caliente, tenemos un estupendo desayuno o merienda para los días de Pascua, o para cualquier ocasión. ¿Os animáis?
¿Quieres saber más cosas de esta costumbre de orígenes y significado inciertos?
- La mona más tradicional es la de brioche, de forma redondeada y coronada con huevos duros.
Los pasteleros llaman a esta masa cristina o de rotlle.
Según explica Joan Amades en el Costumari català, la receta se conoce desde el siglo XV y no llevaba chocolate.
Este ingrediente se añadió en el siglo XVI con la llegada del cacao procedente de América.
Esta clase de monas no suelen encontrarse en las pastelerías, pero son las más fáciles de hacer en casa. Aquí tienes la receta.
Los huevos son el elemento primordial de la Pascua en muchos lugares de Europa porque forman parte de una simbología relacionada con la llegada de la primavera y con rituales de fertilidad.
Todas estas creencias parece que son anteriores al cristianismo y, como pasa muy a menudo en el mundo de la cultura popular y tradicional, fueron asumidas por la religión.
En casi todo el Principado es tradición que el padrino o el abuelo regale la mona al ahijado o a los nietos.
La tradición dice que la mona debe tener tantos huevos como años tiene el niño que la recibe, y el máximo son doce.
Por lo tanto, antiguamente los ahijados recibían la mona hasta los doce años porque solo se regalaba hasta que los niños se habían confirmado (un ritual que antes se hacía en aquella edad).
Otra variante muy frecuente de la mona es el pastel, un dulce hecho con capas de bizcocho que puede llevar crema quemada, chocolate, nata o mantequilla.
La decoración se remata con huevos de chocolate, polluelos de fieltro y plumas de oca teñidas de colores muy vivos.
La evolución de los huevos de chocolate deriva en todo tipo de estructuras que reproducen casitas, pelotas de fútbol y las caras de los personajes de dibujos animados más populares.
Es en este apartado en el que los pasteleros más creativos dejan volar la imaginación para hacer piezas de chocolate que casi parecen obras de arte.
Actualmente, la mona está sujeta a las modas comerciales y siempre triunfan los temas y personajes más populares del imaginario infantil del momento.
La mona se come en casi todos los territorios en la Comunidad Valenciana y en Murcia ha mantenido la forma original de un brioche con el huevo duro encima y se denomina tonya.
La mona tradicional no tiene que ser dulce: también se puede comer acompañada de productos salados, como longaniza u otros embutidos.
En algunos lugares, el ahijado tiene que cantar una pequeña canción si quiere que el padrino le dé la mona. Un ejemplo sería: “Pasqua és avui, / la mona la vull. / Doneu-me la mà / que us la vull besar”.