Valencia Noticias | Redacción.- La bomba informativa ha estallado en forma de flagrante circular emitida por un poco hábil párroco de Cartagena, en la que literalmente hace saber a los padres y madres de los niños que van a tomar su primera comunión que “cada día existen entre nosotros más familias y matrimonios rotos, irregulares a ojos de la Iglesia, os recuerdo que no se puede recibir la comunión en algunos de estos casos”. Solo esta afirmación ya es manifestación suficiente, en el Estado español, constitutiva de delito contra el derecho de igualdad al destacar en modo negativo a los padres por el solo hecho de que su estado civil sea el de separado o divorciado, ya que potencia en los demás padres y niños el ánimo de señalar con el dedo acusatorio de la discriminación a unos padres y lógicamente también a sus hijos, que serán más o menos traviesos pero poco o nada tendrán que ver con la modalidad de relación que sus progenitores hayan escogido en legítimo derecho.
Pero el elocuente emisor de la carta va más allá. No contento con la afirmación, ya de por sí más que cuestionable, se atreve a concretar y, entre paréntesis, pasa a identificar esos casos en los que no se permite que los niños tomen la comunión: “parejas de hecho, divorciados y vueltos a casar por lo civil”. Eso sí, a continuación ruega también que los padres no se olviden del “sobre para colaborar con la parroquia”.
Una de las madres señaladas por la carta de la parroquia, indignada con semejante actitud más propia de tiempos preconstitucionales que del siglo XXI, decidió responder con otra carta, a la que este diario ha podido tener acceso, y que se expresa en estos términos:
“Dado que mi persona y/o situación familiar es ‘irregular’ ante los ojos de la Iglesia y, por ello, se me prohíbe recibir la Comunión en un día tan especial para la familia como es la Primera Comunión de mi hijo, doy por hecho que mi dinero también será considerado de igual manera y, como tal, no será aceptado por la Iglesia. Así es que, como buena católica (desde hoy simple cristiana), ‘acato’ las normas y no contribuiré con donativo alguno siendo consciente de que, tanto mi dinero como mi persona no entramos dentro de lo que la Iglesia considera ‘normal'”.