1931. En las fallas de ese año apareció una figura colocada en la plaza de la Virgen de la Paz, en la misma esquina de la iglesia de Santa Catalina, placita donde también desembocaban las calles de Tapinería, Zapatería de los Niños y Platerías, junto a la plaza de las Hierbas.
La imagen representaba una valenciana embarazada, llena de simbolismo y profecía, se podía considerar una especie de falla colgante, de autores anónimos.
La imagen representaba una valenciana embarazada, llena de simbolismo y profecía, se podía considerar una especie de falla colgante, de autores anónimos. Estaba pintada con perfección artística, por lo que debió ser realizada por algún artista bien conocido de la ciudad. Llamó poderosamente la atención entre los ciudadanos quienes vertían opiniones para todos los gustos. Indudablemente la crítica se centraba en la inquietud política que se vivía en la ciudad y vaticinaba unos hechos ocurridos el 14 de abril que, como es muy conocido, tuvieron gran trascendencia histórica, las Elecciones Generales en España y la consiguiente irrupción de la II República.
La “falla” estaba llena de intención. El embarazo de la labradora representaba que algo se estaba gestando, que algo nuevo iba a nacer
La “falla” estaba llena de intención. El embarazo de la labradora representaba que algo se estaba gestando, que algo nuevo iba a nacer –o renacer- de las cenizas de aquella nación que vivía una situación política de luchas continuas entre las distintas posiciones de izquierdas y derechas.
La artística labradora sostenía una banderola con el título de La Reina de la Multiplicasió
Pero la imagen tiene mucho más simbolismo. Podemos ver dos señales de tráfico que indican dos flechas de dirección obligatoria, tanto a la izquierda como a la derecha. También los carteles pegados en la pared junto a la figura, aunque poco legibles, indican alusión e ilusión por los cambios. La artística labradora sostenía una banderola con el título de La Reina de la Multiplicasió, relativo a todas las opciones políticas que flameaban en el ambiente con dosis de incertidumbre.
Esta “falla” y su casi desconocida noticia, fue recogida en un artículo de la revista Pensat y Fet de 1932 añadiendo una curiosa anécdota protagonizada por una mujer mayor que por allí pasaba. Preguntaba ¿qué quería decir aquella falla? Le contestaron: ¡Es la Dama d’Elx d’esta placeta! La anciana replicó: ¿La Dama dels elx? ¡si diguera la dama dels alls! Todos soltaron una carcajada.
Ese año se plantaron 78 fallas -sin contar la que nos ocupa- y el entonces Comité Central Fallero eligió a Ángeles Algarra como Fallera Mayor. El día 18 llovió. La artística labradora continuó exhibiendo su franca y pícara sonrisa. Su embarazo todo un símbolo profético más allá del carácter fallero. ¿La quemarían?