Si el queso nos vuelve locos, es por algo: contiene cantidades minúsculas de unas sustancias potencialmente adictivas.
Algunos de los compuestos químicos que proporcionan bienestar provienen de la caseína, una proteína presente en la leche y, en mayor concentración, en el queso. La digestión descompone la caseína y crea sustancias químicas similares a la morfina, las casomorfinas. Hay más: es posible que la propia leche contenga trazas de morfina, producida en el hígado de la vaca. Es probable que estas drogas naturales sean beneficiosas para el ternero por dos razones: tienen un efecto calmante y lo instan a mamar, garantizando una óptima nutrición. —A. R. Williams