La sala Russafa arrancó su nueva temporada no solo con el estreno de una obra, ‘Matar al rey’, sino con el gusto de su compañía residente, Arden Producciones, por el teatro de calidad, textos elaborados y una disciplina escénica de primer nivel. Y felicitando a la sala, y sus gestores, por esta trayectoria pasamos a la obra.
‘Matar al rey’ es un texto dramático que se mueve en el terreno de la recreación histórica, a modo de thriller, con sabia habilidad y excelente ritmo. Su planteamiento coral permite un juego escénico vistoso y muy bien elaborado. La trayectoria de Chema Cardeña como director y dramaturgo sigue demostrando que su bagaje profesional crece y sigue apostado por la exploración y los recursos de la escena, como espacio ficcional, donde la realidad estalla.
A ello se debe la acertada elección de su cuadro actoral: Juan Carlos Garés, Rosa López, Iria Márquez, Jaime Vicedo y el propio Chema Cardeña componiendo un sólido corpus interpretativo.
En ‘Matar al rey’, Cardeña nos traslada al siglo XV donde el rey Enrique IV de Castilla ve temblar su reino, entre guerras palaciegas, al tiempo que no resuelve su grave dolencia: la impotencia sexual.
A partir de ahí, Cardeña teje varias tramas potenciales bien entrelazas y con fuerte unidad de tensión. Por una lado la guerra entre dos mujeres que luchan por el poder del reino, Isabel de Castilla (que se casa con Fernando de Aragón de forma oculta) hermana de Enrique IV por parte de padre y que desea con ahínco (e imbuida de fe) el trono y Juana de Portugal, esposa del rey, que lucha por que su hija, Juana (cuya paternidad era cuestionada y apodaron ‘La Beltraneja’) suba al trono de Castilla.
A su vez Juana de Portugal juega sus bazas con Beltrán de las Cuevas, uno de sus amantes en la corte y hombre de supuesta confianza del rey, elaborando un complot para deshacerse del rey y lograr que su hija ocupe el puesto del rey.
La intriga, el complot, la cara oculta de la historia de nuestro país sale a relucir de forma diáfana, clara, como un juego de thriller moderno donde cada pieza ocupa el lugar que toca y se muestra sin trampa y sin fórmulas rebuscadas.
El espacio escénico se presenta limpio de artificios, su minimalismo (el trono situado en el centro y rodeado de una tarimas bajas en un simulado salón sembrado de alfombras) juega su desnudez del igual forma que el texto dejando que sea la luz la que de sentido y forma al drama que se desarrolla en su interior.
Hay que agradecer que Cardeña sitúe en las sombras a sus personajes (nunca abandonan la escena) como un foco amenazante al trono y al propio rey, único personaje que deja libre las tablas como desconocedor de las intrigas que se trazan sobre su él.
Muy bien Cardeña en su papel de Enrique IV de Castilla; estupendo Garés, como narrador y figura partícipe de cuanto se cuece entre personajes; destacable Márquez en su registro de fría, ambiciosa y conspiradora Isabel de Castilla; muy bien Vicedo en su personaje de arribista y confabulador prohombre del rey y soberbia Rosa López (hay que ver a esta mujer sobre las tablas) en su apasionada, artera y malévola esposa del rey que nutre de matices a su personaje y genera maravillosos duelos interpretativos con sus compañeros de escena.
‘Matar al rey’ merece un largo trecho de representaciones y una saludable respuesta del público valenciano. Ver teatro de gran nivel es un ejercicio sano para la escena local y una apuesta maravillosa por la Sala Russafa. Una recomendación: no se la pierdan, verán teatro de primer nivel.
El Péndulo de VLCNoticias/Jimmy Entraigües/Fotos-Sala Russafa