La policía tailandesa investiga a un estadounidense que despachó hacia su país tres paquetes con piezas óseas, incluida la cabeza de un niño. “Quise hacer una broma pesada”, admitió el hombre
La persona indagada es un californiano de 31 años que, ante la presencia de representantes de la Embajada de Estados Unidos, fue interrogado por la policía el fin de semana pasado y luego puesto en libertad, según el diario local The Nation.
El sospechoso, que declaró que intentaba hacer una broma macabra, ha viajado a Camboya con la promesa de regresar a Tailandia el 20 de noviembre.
Los paquetes, etiquetados como juguetes, iban dirigidos a tres destinatarios distintos (uno de ellos, el propio médico) en la ciudad estadounidense de Las Vegas.
Un experto de la Universidad de Chulalongkorn confirmó que los restos descubiertos son humanos e incluyen una cabeza y pies de niños, pero habrá que esperar al análisis del ADN para determinar si pertenecen a una o más personas.
Todos los fragmentos estaban conservados por separado en formaldehído, dentro de envases acrílicos sellados o cajas de plástico, explicó a la prensa el teniente general Ruangsak Jarit-ake.
La policía indicó que el método de conservación y la forma en la que se habían cortado los trozos parecía profesional, y estaba investigando si los fragmentos se habían robado de institutos médicos.
En algunas sectas tailandesas se cree que los fetos conservados o tatuajes espirituales pueden otorgarle a sus propietarios buena suerte o protección frente al mar. Y también pueden emplearse en ritos de magia negra.
En 2012, un ciudadano británico fue detenido con seis fetos asados y cubiertos de pan de oro, tras recibir información de que se estaban vendiendo cuerpos de niños a través de un sitio web que ofrecía un servicio de magia negra.