Valencia Noticias | Redacción. Fotos: R. Fariña.- Este Primero de Mayo se ha celebrado en Valencia en clave electoral, con dos manifestaciones que discurrieron por las calles del centro de la ciudad en algo que, a riesgo de parecer atrevido, parece a ratos haberse convertido casi en una tradición a semejanza -salvando las distancias, porque aquí no hay ‘santos’- de las procesiones de Semana Santa, rutinario y hasta festivo.
No en vano hemos llegado a ver grupos de batucada y charangas en un ambiente casi de carnaval y hasta algún modelito de Agatha Ruiz de la Prada que llamaba poco la atención porque, todos los sabemos, el rosa casi pasa desapercibido junto al rojo, sobre todo si éste se halla en cantidad suficiente.
Pero la cita de este año ha tenido un componente especial, más allá del lógico recuerdo de que, hoy más que nunca, la reivindicación de los derechos del trabajador cobra una relevancia mayor que de costumbre, y aún otro más si cabe: el ambiente preelectoral. Casi se podría asegurar que, al menos por parte de la izquierda, era éste una suerte de ensayo general justo una semana antes de la tradicional ‘pegada de carteles’ que abren la campaña de las Elecciones Municipales y Autonómicas 2015.
También pudimos rememorar esa herida de la que la sociedad valenciana llamada ‘ERE de RTVV’, cuyos testigos y víctimas se hicieron presentes en la marcha como no podía ser de otra forma. La incansable y eterna lucha del pueblo saharaui volvió también a ocupar su lugar en la manifestación, esperando que algún día -más pronto o más tarde- el gobierno español se acuerde de aquellos que dejó atrás en un abandono masivo sin precedentes en la Historia. Y por último, los trabajadores de Correos, cuya situación en la provincia de Castellón parece poco menos que desesperada, también tuvo su cuota de protagonismo.
Así, como consecuencia inevitable del advenimiento de la brega a cara de perro en la ‘arena electoral’ pudimos ver, además de representantes sindicalistas, candidatos y candidatas, además de algún líder de ámbito nacional, como si los repartieran en racimos. Y es que en esta precampaña llena de renuncias, dimisiones inesperadas y giros aún más desesperados de las posiciones iniciales de algunos de los partidos políticos llamados a decidir los designios municipales, autonómicos y hasta nacionales -si finalmente Rajoy convoca las generales para antes del fin de año-, las ocasiones las pintan calvas y la puesta en escena idónea puede encontrarse detrás de cualquier esquina, detrás de cualquier acto por ínfimo que parezca en su relevancia.
Por supuesto, hubo quien recordó para qué eran las movilizaciones de ayer y así, el olor de una posible huelga general sobrevolaba como un ángel las cabezas de los reivindicantes, ansiosos si no desesperados, de encontrar por fin algo de justicia social en este país, sumiso para algunos, consecuente y hábil para otros, ante los designios marcados por llámese Troika, llámese club Merkel.