Valencia Noticias | Manon Campos.- Un estudio publicado por el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS) sobre el agua del grifo en ese país, ha confirmado que sí había residuos de medicamentos farmacéuticos persisten en el agua del grifo sin filtrar, y que, además, entre ellos se encuentran anticonceptivos lo que amenaza con una posible epidemia de infertilidad generalizada en los próximos años.
Publicado en la revista Scientific Reports, el estudio del USGS observó los efectos de la hormona sintética 17a-etinilestradiol o EE2, un aditivo presente en la mayoría de las píldoras anticonceptivas, sobre el pez Medaka japonés, expuesto a ella a través del agua de bebida durante su primera semana de desarrollo.
El pescado expuesto a la hormona y su inmediata descendencia, no parecieron ser afectados por la hormona. Pero, de acuerdo con el National Catholic Register, el estudio demostró que la segunda generación de peces Medaka expuestos a la hormona EE2, tuvo dificultades para fertilizar sus huevos, sufriendo una reducción del 30% en su capacidad de reproducción, y sus embriones eran mucho menos propensos a sobrevivir que los de sus padres. La tercera generación de peces, también sufrieron los efectos de la exposición a la hormona EE2, mostrando un deterioro del 20% en las tasas de fecundidad y supervivencia.
“Este estudio muestra que a pesar de que los disruptores endocrinos pueden no afectar la vida de los peces expuestos, puede afectar negativamente a las futuras generaciones”, explicó el autor principal del estudio, Ramji Bhandari, un científico del USGS visitante de la Universidad de Missouri, añadiendo que “si se observan tendencias similares en las generaciones posteriores, se podría esperar una severa disminución en el número total de la población en la cuarta generación”.
El documento también observó los efectos de la exposición al bisfenol A (BPA), un químico disruptor endocrino (EDC) que todavía se utiliza en la fabricación de plásticos y otros productos de todo tipo. Como la hormona EE2, el BPA interrumpió los ciclos reproductivos normales de los peces Medaka, perjudicando su capacidad para producir descendencia y mantener la supervivencia.
“Si esto le puede suceder a los peces, sin duda le puede pasar a los seres humanos”, afirman los científicos.
Todo tipo de productos químicos están presentes en las alcantarillas de EE.UU. y del mundo, y los sistemas de purificación de agua existentes no son capaces de detenerlos.
Esto significa que las personas que beben el agua del grifo, también están engullendo trazas de anticonceptivos, antidepresivos, estatinas y muchas sustancias más. Ya es comúnmente sabido por todos que múltiples estudios revelan que el agua está siendo contaminada por todo tipo de medicamentos farmacéuticos.
Una encuesta del USGS realizado entre 1999 y 2000 concluyó que al menos el 80% de las muestras de agua recogida de 139 ríos y arroyos estadounidenses en 30 estados estaban contaminados con una gama de productos farmacéuticos que van desde antibióticos y antidepresivos a las píldoras y los anticonceptivos hormonales de reemplazo.
“Los órganos reproductores masculinos son sensibles a los estrógenos, que interfieren con la función normal”, dice Frederick vom Saal, profesor en la División de Ciencias Biológicas de la Universidad de Missouri, otro de los autores del estudio, añadiendo que “los estrógenos tienen un efecto anticonceptivo en los hombres. (…) El EE2 puede causar efectos en los tejidos humanos a concentraciones en sangre por debajo de una parte por billón, por lo que este es un medicamento muy potente”.
Estos estudios hacen las pruebas en Estados Unidos, pero no quiere decir que la situación es diferente en otros países, el problema es mundial y aunque realmente fuera exclusivo de los EE.UU., con una laxitud en los controles de determinados productos, se extenderá al resto de países que firmen los tratados.