Las inusuales temperaturas registradas en la región de Puno, en el sur de los Andes peruanos, causaron estragos en la población de alpacas, uno de los animales más emblemáticos del altiplano.
Solo en las dos primeras semanas de julio murieron más de 170.000 animales cuya lana se exporta a países de Asia y Europa.
La mayor parte de los animales fallecidos son crías.
“Murieron básicamente de hambre y de frío”, le explicó Germán Quispe, responsable del Centro de Operaciones de Emergencia Regional de Puno.
Aunque las alpacas están acostumbradas a las temperaturas heladas de esta zona de más de 3.900 metros de altura que pueden llegar hasta los -14º, en esta oportunidad llegaron a -20º.
“Pero además, se combinaron dos cosas: nevadas y heladas”, señala Quispe.
“Al cristalizarse el suelo nevado por la helada, los pastos que comen los animales quedaron bajo el hielo, y los animales se quedaron sin alimento”.
Cobertizos y cultivos
Si la nevada se disuelve, como ocurre generalmente, no representa un problema.
Pero al producirse los dos fenómenos, uno inmediatamente después del otro, las alpacas no tienen que comer, ya que en esta zona se alimentan exclusivamente de pastizales.
La situación obligó al gobierno a declarar el estado de emergencia y a llevar vitaminas, antibióticos y paquetes de avena para salvar al resto de los animales.
En opinión de Quispe, la forma más eficiente de proteger a las alpacas es construir cobertizos, para evitar la exposición al frío y cultivar variedades de plantas para que las alpacas no dependan sólo de los pastizales.
Si bien Puno no es la única región afectada -también se notificó de la muerte de animales en Apurimac, Huancavelica y Arequipa, Puno, cerca de la frontera con Bolivia- alberga el mayor número de alpacas.
Según la oficina de agricultura local, hay más de 2, 2 millones de animales distribuidos en 45 distritos.
Pronóstico
La pérdida de estas alpacas afecta seriamente a los lugareños, que dependen de la venta de la lana para su subsistencia.
La lana de alpaca es valorada en países como China, Japón, Italia y Reino Unido, donde se utiliza para fabricar abrigos, mantas y bufandas.
Para la segunda y tercera semana de agosto se esperan nuevas nevadas, pero si no se ven seguidas de heladas, Quispe confía en que no presenten riesgos.