La revista The Economist analiza cómo el discurso y las políticas progresistas de los líderes sudamericanos contagiaron a Syriza y Podemos, en Grecia y España, ante las crisis financieras de esos países
En los últimos años se han registrado varios casos entre gobiernos de izquierda de Europa y América Latina que bien podrían ser alineados a partir de sus medidas políticas y económicas. El fallecido escritor mexicano Carlos Fuentes años atrás había realizado un análisis respecto a la influencia mutua entre España y sus antiguas colonias, bajo el título “Un espejo: mirada desde las Américas al Mediterráneo, y hacia atrás”.
Según consigna The Economist en un artículo en el que analiza los paralelismos populistas entre Europa y América Latina, las agonías que sufrió la zona euro en los últimos tiemposdespertaron una sensación de “déjà vu”.
Uno de los principales casos que señala la revista económica es el de Argentina y Grecia. En el país heleno, producto a la fuerte crisis financiera, se impusieron límites en los retiros de dinerode los bancos, medida similar a la implementada en Argentina en 2001 -conocida como “corralito”-bajo la conducción del ministro Domingo Cavallo.
En el caso griego, en tanto, resalta que el gobierno contrajo importantes cantidades de créditosproporcionados por contribuyentes europeos y no préstamos de los mercados financieros.
El acuerdo de último minuto de Tsipras con sus acreedores refleja que Grecia no es Argentina, consigna The Economist.
Hasta el anuncio de su renuncia del jueves pasado, la gestión de Alexis Tsipras como primer ministro griego fue un síntoma más de la inestabilidad política y económica del país. El líder del partido Syriza llegó al poder con un fuerte discurso contra la austeridad que planteaban el FMI y otros acreedores de Grecia. Esto provocó la simpatía de los líderes populistas de América Latina, que usualmente son muy críticos de las medidas de esos actores financieros. Sin embargo, presionado por el contexto internacional y ante una inminente caída en default, el ahora ex primer ministro fue contra sus principios y finalmente acordó con los acreedores.
Incluso el recurso de apelar a un referéndum para solidificar su apoyo frente a las negociaciones con los acreedores europeos trajo un dejo de recuerdo a las tácticas implementadas por el ex presidente venezolano Hugo Chávez.
En España, el partido de extrema izquierda Podemos fundó sus bases a partir de varios principios del chavismo. Hasta se han denunciado estrechos vínculos entre ambos espacios políticos. El diario español ABC reveló que una fundación ligada a los líderes de esos partidosrecibió 5,7 millones de dólares por parte de los gobierno de Venezuela y Ecuador.
Pablo Iglesias, líder de Podemos, también mostró simpatía por el presidente Rafael Correa a quien en 2014 aseguró que en su bloque veían “enormes paralelismos”. “Vamos a buscar sus consejos en muchos temas”.
A ambos lados del Atlántico, el caos económico y político trajo a populistas al poder. En la Argentina comenzó la era Kirchner luego de la devaluación interna para restaurar la competitividad de las exportaciones.
En Venezuela, en tanto, el colapso del precio del petróleo de finales de 1980 llevó al derribo del sistema bipartidista. En Ecuador, en cambio, el ascenso de Correa marcó la implosión de los partidos políticos y de su moneda.
Del mismo modo, el agotamiento del bipartidismo en Grecia allanó el camino a Tsipras para llegar al poder y hacer frente a los acreedores. Pero su travesía apenas duró siete meses. Iglesias busca el ascenso de su poder con una estrategia similar: denunciar la casta política de los dos principales partidos.