La obra más personal del periodista y experto en ajedrez, José Antonio Garzón, ha sido editada por Obrapropia.
El Centro Obrapropia Cultural, en pleno corazón del barrio de Ruzafa, sirvió de escenario a la presentación del último libro de José Antonio Garzón, periodista, experto analista e investigador del ajedrez valenciano y prolífico escritor. El acto contó con la presencia de Con una asistencia muy cualificada, numerosos y conocidos periodistas, críticos, bibliófilos, ajedrecistas —en su mayoría del famoso Club Gambito—, familiares y amigos, se presentó una obra que no dejó indiferente a nadie.
El mismo misterio que jalona las páginas de Historias de seres que un día nos pertenecieron, de José Antonio Garzón —periodista, investigador, y reputado autor en el campo de la Historia del Ajedrez—, su obra más personal e intimista, impregnó las intervenciones.
El director de Obrapropia, Vicente Vercher, ofició de mantenedor del acto, celebrado en el Centro Obrapropia Cultural,y tras explicar el funcionamiento de la editorial presentó a los intervinientes.
Rafael Solaz Albert, autor, investigador y bibliófilo, que ha participado en la obra con unos sugerentes dibujos —los cuales según Rafa Marí, al igual que el mismo libro, le recordaron a Saint-Exupery y El Principito—, explicó que hace ya dos años que Garzón le habló de la obra, con la idea que él realizase los dibujos. Cuando el autor le entregó la obra, Solaz se quedó perplejo, tras su primera lectura, pues no conseguía entender el libro. Pensaba que era una obra hermética, casi cifrada. Además los dibujos fueron realizados sin ningún tipo de sugerencia o indicación por parte del autor.
Rafa Marí, periodista y escritor, que conoce al autor desde hace 30 años, hizo un sugerente bosquejo del Garzón ajedrecista, e investigador en ese campo, para luego glosar su personalidad: “ Garzón va en pos de la belleza una y otra vez, a menudo sabiendo que busca algo inencontrable: la verdadera belleza, podríamos sospechar, la deposita él en la propia búsqueda (…) todas estas decisiones nada convencionales, nada cómodas, ni previsibles, configuran su carácter profundo, el de un temperamento original, ensimismado en sus propias coordenadas, en la esencialidad de una serie de batallas ocultas que configuran una gran singularidad a su trayectoria vital”. Subrayando de su faceta de escritor: “Aquí tenemos su primer libro realmente personal —aunque bien mirado, escrutado el asunto en su fondo, todos los suyos lo son—, un libro de recuerdos expresados con bellas prosas poéticas —que por momentos evocan el estilo de Azorín, Gabriel Miró o Juan Ramón Jiménez— en las que muchas palabras parecen esculpidas, extraídas de la tierra, del arcano de su memoria, de sus secretos más íntimos. Es un canto de amor al padre fallecido, una elegía melancólica, rebosante de dolor por la pérdida y agradecimiento moral (…) Es una deuda sentimental y un exorcismo”.
Tras estas dos intervenciones la expectación creció entre los asistentes al acto, en la confianza de que fuera el mismo autor quien diera las claves para comprender la obra en todos sus matices. Pero Garzón comenzó por anunciar que la obra misma le exigía ser austero en palabras. Habló de los tiempos actuales en los que hemos sido empujados a pensar poco, al menos con independencia, a recordar mal, a no saber reaccionar ante lo nuevo, aquello que ayer mismo no formaba parte de nuestras vidas. Pues bien, Historia de seres que un día nos pertenecieron, su lectura, nos conmina a pensar por nosotros mismos, a recordar, y a emocionarnos por lo ajeno.
En la presentación se reiteró un hecho que en realidad prefigura a toda la obra, en verdad este es el primer reto, el primer matiz, que tiene que localizar el lector: un nuevo y sorprendente viaje literario que nos acerca a seres y mundos fuera del tiempo: en la obra no hay nombres propios, ni topónimos, ni referencia a ningún tiempo, a ningún espacio. Esa niebla literaria alcanza incluso a los nombres comunes, elegidos de forma muy cuidadosa y significativa.
Pero Garzón dio una esperanza, marcó un camino a sus futuros lectores: “No obstante, aquellos que me conocen un poco, incluso el público en general puede, no sin dificultad, poner nombre a los protagonistas de los relatos y sus mundos. Ahora bien, como ha señalado Rafa Marí, el libro exige ser leído con la imaginación abierta a mundos ajenos al tiempo. Confío que desde esa premisa afronten la lectura de libro”.
En suma, un acto entrañable, que no hizo sino aumentar el interés por un libro cuya lectura y comprensión es en sí mismo un reto, auténtico y novedoso.
VLC Ciudad / Redacción