El Péndulo | Jimmy Entraigües.- La periodista valenciana Lara Siscar (es oriunda de Gandía) acaba de publicar su primera novela titulada ‘La vigilante del Louvre’ (Plaza&Janés), una obra que se adentra, a partir del cuadro ‘El origen del mundo, de Gustave Courbet, en el universo de tres mujeres cuyas vidas quedan expuestas, con sus matices y sutilezas, como la pintura que da nombre al libro.
Con una larga trayectoria en los servicios informativos de Televisión Española como periodista, la sensibilidad de Siscar se volcó sobre una historia muy humana donde la vida, la belleza y el deseo de dar rienda suelta a las inquietudes rompen con las rutinas cotidianas.
Charlamos con Lara Siscar sobre su debut literario y descubrimos a una mujer de gestos generosos y charla animada dispuesta a desvelar los secretos que encierra su primer trabajo novelístico.
El Péndulo: Supongo que pese a las maratonianas jornadas en la promoción del libro, habrá satisfacción y curiosidad por saber cuáles son las opiniones y preguntas que te trasladan los compañeros periodistas y los lectores tras su lectura, ¿verdad?
Lara Siscar: Sí, sí. Creo que es muy oportuno, porque es cierto, y porque además, en mi caso, me encanta conocer las opiniones de los demás. Creo que a todos le gustas saber qué se opina de su trabajo; para bien, si la opinión es buena, y para bien si lo opinión es mala. Uno aprende de las críticas constructivas, de las críticas fundamentadas. Para ser mejor tienes que ser consciente de los errores que cometiste antes. Como es mi primera novela (sonríe al hacer el comentario), ¡fíjate si estoy expectante! Estoy esperando que me digan sus comentarios las personas que la han leído.
E.P.: Quizás, y debo robarle a un amigo la expresión, se más interesante la refutación constructiva que la crítica constructiva. Significaría argumentar y razonar las opiniones sin caer en el concepto negativo que conlleva la crítica.
L.S.: (ríe) Es mucho más fino, más elegante, tienes razón. Me gusta la expresión y queda bien.
E.P.: ¿Cómo nació la idea de utilizar el cuadro ‘El origen de mundo’ para tu primer novela? ¿Qué te llamó la atención para que se convierta en protagonista de la historia?
L.S.: Pues…, me llamó mucho la atención la fuerza que tiene la imagen, pero…, no tanto por ser un sexo femenino expuesto tan en primer plano y tan realista, sino por la capacidad que tiene, aún hoy, de violentar a quien lo contempla, incluso a las mujeres. Despertó mi interés por su vigencia y porque dependiendo de qué tipo de mujer…, hasta dónde podía llegar si yo…, ficcionaba aquello. Era conocer o pulsar o…, saber hasta dónde llega una mujer ante esa imagen y qué reacciones provoca.
E.P.: La imagen sigue siendo muy contundente.
L.S.: No pierde fuerza la obra. Es muy potente.
E.P.: Una de esas mujeres, que trabaja en Louvre, mantiene…
L.S.: … Diana, la vigilante.
E.P.:… Sí, ella mantiene un diálogo con las obras de la sala que vigila. No es un personaje que contempla sino que interactúa con las obras hasta que descubre a Courbet y su ‘El origen del mundo’.
L.S.: El primer chispazo es la fuerza de la imagen pero…, a partir de ahí la reacción. Cuando empecé a pensar ‘¿hasta dónde podría llegar alguien que se sienta sacudido por esta obra?’. Barajé la opción de trabajar con un protagonista masculino pero acabe descartando la idea porque era mucho más fiable que hablara desde un punto de vista más femenino y…, también porque la relación que puedan tener las mujeres con esa imagen, tan tremendamente femenina e íntima, me permitía tirar de un hilo que yo podía inventar más complejo y sutil y…, a la vez permitir que la protagonista se sintiera sacudida por ver una obra que habla de su sexo, de una forma rotunda, e inquietarla por algo que ella conoce en su propio cuerpo como es su propio sexo.
E.P.: Además de una historia interesante y una trama que atrapa, tu novela utiliza la multiperspectiva; es decir, intervienen las diferentes voces de las principales protagonistas. Diana, por ejemplo habla de Claudette pero Claudette, cuando es narradora, es distinta a como la ve Diana. Es un reto articular un relato de esta forma. Descomponer los personajes es difícil y lo haces muy acertadamente.
L.S.: (vuelve a reír) Bueno…, muchas gracias. Sí, francamente, sí, era un pequeño reto. El hecho de que fueran tres mujeres me permitía aprovecharme de un abanico más amplio. Tener tres puntos de vistas diferentes me parecía más rico pese a la dificultad de construir la historia desde tres personas muy distintas. Lo que una afirma la otra puede negarlo y…, yo, como todas las personas, no somos de una misma manera y quería mostrarlo así, enseñar la complejidad y los puntos de vista que hay tras una situación. No era fácil, pero creía importante que el relato tuviera la mirada de cada una de ellas, me parecía fundamental.
E.P.: Trabajar desde tres subjetividades te obliga a estar muy atenta a la construcción de libro.
L.S.: Sí, sí, absolutamente. No cabe desde que es más complejo narrativamente y…, no olvidemos que es mi primera novela y…, yo dudaba si podía llevarla a buen término. El trenzar la historiar, el que mantuviera esa relación que yo pretendía entre tensión y encanto e interés y…, algo de magia. Me pareció interesante a mí, como escritora, y me pareció interesante ofrecerle al lector algo más complejo pero, a la vez, lo que atrapara y lo sedujera.
E.P.: Diana tiene como personaje algo muy rico y que…
L.S.: ¿Sí?, ¿tiene algo que llamó tu atención? (pregunta con interés)
E.P.: Sí, ella mientras cuida las salas menos visitadas tiene tiempo para leer. Es lectora y observadora.
L.S.: (sonríe) Sí, ella le dice al lector lo que lee y lo que ve en los cuadros. Es el diálogo que tiene con las criaturas que la acompañan en su día a día y…, que la acompañan más de lo que sería deseable. Se relaciona más con un libro o con un cuadro que con sus seres más próximos. De alguna manera quería indicarlo en su personaje.
E.P.: Pero hay algo más. Diana pasa de ver cosas inmóviles, como lo cuadros y las letras de una página a perseguir a alguien, a interesarse por una persona de carne y hueso como es Claudette. Pasamos a dar volumen al mundo de Diana.
L.S.: Efectivamente es así. Correcto. Además, ella cuando la describe la trata como a una obra de arte más. Es una buena observación.
E.P.: No sé si es intencionado pero en el universo del Louvre de Diana, algo cobra vida.
L.S.: (se ríe) Sí, sí, llevas razón. Lo que pretendía o…, al menos esa era la intención…, que ese recurso que tiene Diana de comunicarse con las obras de arte lo termine trasladando a una persona de carne y hueso. Ella tiene una vida muy vacía y con muchas carencias afectivas y cuando focaliza en Claudette lo estático pasa a tener un sentido corpóreo. Yo creo que eso es muy humano. El hecho de ver a alguien que te fascina no sabes si quieres estar con ella o la odias porque te hace muy patente lo que tú eres. Sí, pretendí mostrar un poco esa sensación y la detectaste muy bien.
E.P.: Diana también valora algo muy interesante, el componente estético y armónico en las personas. Muchas personas son invasivas en sus gestos y movimientos o acaban manchando el espacio que ocupan y Diana detecta esas cosas. Ve en Claudette a alguien que decora o embellece el espacio que ocupa.
L.S.: Sí, sí, tienes toda la razón. Comparto contigo esa afinidad por las personas que saben embellecer el ambiente y…, no hablo de ser guapos, no tiene nada que ver con eso. Hay personas que se mueven o gesticulan creando un espacio muy especial a su alrededor. Hay personas que atraen por su manera de ocupar el espacio. Algo de eso está en libro y está en Diana. No sé si eso se llamará carisma pero, al menos, intento que siempre me acompañe en la vida. Me gustan los espacios que me devuelvan armonía, tranquilidad y cierta belleza. Quízas, por eso también he dejado de asistir a determinados espacios estridentes o demasiado invasivos. Era importante para mí que eso estuviera bien retratado así que me alegra que te hayas dado cuenta de esos detalles en el libro.
E.P.: Lara Siscar, muchas gracias por tu atención y amabilidad y te deseamos mucho éxito con esta novela.
L.S.: Gracias, de corazón, a vosotros. Ahora espero que los lectores se hagan cómplices de esta historia.