La información sobre la inmigración en la Roma de la época Imperial se ha basado en textos históricos escritos por ciudadanos adinerados, pero no había muestras físicas. Ahora, dos antropólogas han hallado más de 100 esqueletos en cementerios romanos que podrían corresponder a inmigrantes, esclavos y personas de clase social baja. El descubrimiento ayuda a entender mejor el estilo de vida de aquella época, según las autoras.
Calavera de uno de los esqueletos hallados en el cementerio romano de Casal Bertone. / Kristina Killgrove
El análisis de químico de varios esqueletos de más de 2.000 años de antigüedad encontrados en dos cementerios romanos ha permitido averiguar la procedencia y el tipo de dieta de los inmigrantes que llegaban antiguamente a la ciudad. Los resultados del estudio ha sido publicado en la revista de acceso abiertoPLoS ONE esta semana.
“Nuestro trabajo es el primero en utilizar esqueletos humanos para identificar a los inmigrantes que llegaron a Roma”, expone Killgrove
Según explica a Sinc Kristina Killgrove, antropóloga en la Universidad de Florida Oeste (EEUU) y coautora del trabajo, las investigaciones anteriores sobre las migraciones a Roma se habían hecho sobre todo desde una perspectiva histórica, basadas en textos en latín e inscripciones en tumbas. Sin embargo, los fallecidos no eran mencionados ni aparecían en esos textos históricos.
“Nuestro trabajo es el primero en utilizar esqueletos humanos para identificar a los inmigrantes que llegaron a Roma, que, junto a los esclavos, eran un grupo importante en la antigua sociedad romana. Estas personas de clase social baja resultan claves para entender el desarrollo urbanístico, las enfermedades o el estilo de vida de la época Imperial”, destaca Killgrove.
Killgrove y Janet Montgomery, de la Universidad de Durham (Reino Unido), encontraron los esqueletos, pertenecientes sobre todo a niños y hombres adultos, en los cementerios de Casal Bertone (siglos III–II a.C.) y Castellaccio Europarco (II–I a.C.), en Roma. Su enterramiento en una necrópolis indica que podrían haber sido pobres o esclavos.
Del total de restos hallados, las investigadoras escogieron una muestra de 105 esqueletos para el análisis químico de los isótopos de estroncio y 55 para los de oxígeno y carbono contenidos en los dientes y huesos. Gracias a este examen, han averiguado que las regiones de origen de los individuos podrían ser alguna de las islas del mar Tirreno, los Alpes o incluso el norte de África.
Además, los resultados del análisis químico desvelan que estas personas se alimentaban sobre todo de trigo, legumbres, carne y pescado, resultado de una posible adaptación a la dieta romana del momento.
La historia de mujeres, niños, inmigrantes y esclavos
“Estudiar los restos humanos de grupos subrepresentados significa que podemos entender la historia desde otro punto de vista”, dice la antropóloga
“La historia de Roma la han escrito en su mayoría ciudadanos adinerados e instruidos, por lo que han quedado excluidas las voces de mujeres, niños, pobres, inmigrantes y esclavos. Ser capaces de estudiar los restos humanos de estos grupos subrepresentados significa que podemos entender la historia desde otro punto de vista”, indica Killgrove.
Sin embargo, aunque su estudio es el primero que ha proporcionado datos de personas que no nacieron en Roma, las autoras sostienen que son necesarios más análisis químicos y de ADN para conocer los lugares de origen concretos de los individuos hallados.
Según las antropólogas, futuras investigaciones ayudarán a contextualizar y a entender mejor los movimientos demográficos en la época de la Roma Imperial.
“Ahora mismo estoy realizando una nueva investigación en otro cementerio cerca de Roma. Gracias a ese nuevo estudio, contaremos con más esqueletos y datos bioquímicos para ampliar nuestro conocimiento sobre la vida y la muerte en el periodo de la Roma imperial”, concluye Killgrove.
Referencia bibliográfica:
Kristina Killgrove y Janet Montgomery. “All Roads Lead to Rome: Exploring Human Migration to the Eternal City through Biochemistry of Skeletons from Two Imperial-Era Cemeteries (1st-3rd c AD)”. PLoS ONE 11(2). 10 de febrero de 2016. DOI:10.1371/journal.pone.0147585