Agentes del Cuerpo Nacional de la Policía que actuaron en los desalojos del barrio de El Cabanyal el 6 de abril de 2010 han reconocido ante el juez que sacaron y utilizaron sus porras solo para defenderse. Estos agentes se han pronunciado así durante su intervención en el juicio de faltas, por desobediencia y atentado a la autoridad, que ha comenzado este lunes en el juzgado de Instrucción número 10 de Valencia.
Nueve son los denunciantes, otros ocho los denunciados, y dos personas con la doble categoría, denunciante/denunciado, según ha aclarado el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana.
De los primeros, cinco son policías locales, dos policías nacionales, la coordinadora de EUPV, Marga Sanz, y la militante Esther Sanz.
Entre los denunciados están la portavoz adjunta de Compromís en Las Corts, Mònica Oltra; tres miembros de la Plataforma Salvem El Cabanyal, Faustino Villora, Ignacio Pascual y José Manuel Cuenca; dos vecinos y dos agentes de Policía Local. Dos policías locales acuden como denunciantes y denunciados.
El fiscal formulará su petición de cargos una vez hayan declarado denunciantes y denunciados por ser un juicio de faltas.
Policías nacionales, un mando de la Policía Local y Marga Sanz declararon hoy
En la sesión de hoy han declarado dos agentes de Policía Nacional –denunciantes–, otro de Policía Local –denunciante/denunciado– y Marga Sanz.
Mañana, a partir de las 10 horas continuará la vista con la posibilidad de que se prolongue durante la tarde.
Los abogados de las partes, antes de empezar, han pedido que se dictara la prescripción, ya que habían transcurridos más de seis meses sin que se realizara ninguna diligencia durante la instrucción. El juez ha rechazado esta petición en base a varias resoluciones de la Audiencia.
El primero en declarar este lunes ha sido un inspector de Policía Nacional, que dirigió el dispositivo del 6 de abril. Este agente ha indicado que el día de los hechos llegó sobre las 8.30 horas a El Cabanyal, tras ser requerido por la Sala del 091. Ha narrado que intervino en los desalojos que tuvieron lugar ese día, tanto en el de la calle San Pedro, como en el de la calle Vidal de Canyelles.
En el primer caso, ha indicado que unas 20 personas se “encadenaron de brazos” alrededor de la vivienda que se pretendía derribar. Tras ponerse de acuerdo con la Policía Local, ha señalado que les pedieron que se fueran, pero “no nos obedecían para nada”, ha dicho. Así, se les fue retirando uno por uno y finalmente se procedió al derribo.
Seguidamente, ha afirmado que estas personas se trasladaron hasta la siguiente calle en la que iba a tener lugar el segundo derribo, y a la que también acudieron policías locales y nacionales. En este caso ya había unos 50 ó 60 congregados, que también rodearon la vivienda.
El agente, quien ha indicado que sufrió una lesión en el dedo como consecuencia de una patada, “pese a que sí se lanzaron patadas”, ha narrado que en este segundo caso estuvieron esperando desde las 10 hasta las 13.00 horas a tener confirmación de que el juzgado no había dictado una orden cautelarísima de paralización de los derribos, a la que aludían los miembros de la plataforma.
Durante este tiempo, el agente ha explicado que vio llegar a “cargos públicos” que superaban el filtro policial y se adentraban junto con sus escoltas a la zona limitada. Una vez allí, se unían con vecinos y miembros de la plataforma. “A mí esto me dejó perplejo”, ha declarado.
El policía ha dicho que tras recibir una llamada de Jefatura, en la que se les comunicaba que no existía esta orden del juzgado, procedieron al segundo derribo. Ha dicho que usó la “fuerza física”, tales como agarrones o reducciones, “para evitar riesgo hacía mí. No resulté lesionado y usamos la porra para defendernos y para repeler las agresiones. Cuando lanzan patadas y puñetazos, a besos, por desgracia, no puedo quitarme a la gente”, ha puntualizado en un momento del interrogatorio.
El Intendente General de la Policía Local al que acusó Marga Sanz de lesionarle, ha negado haber hecho daños a la diputada. “Le cogí del brazo y de la mano. Ella gritaba pero no se oía nada porque todo el mundo gritaba. Ni mis agentes ni yo usamos la defensa¨.
VLC Ciudad/Redacción