Un Valencia CF a medio gas se deshizo del Osasuna en el partido de vuelta de octavos de Copa, un envite cuyo resultado puede parecer engañoso, ya que los rojillos hicieron méritos como para, al menos, no salir derrotados de Mestalla. Pero el 0-2 de los de Valverde en la ida fue un valor demasiado poderoso.
Con un ritmo de juego frenético que gustó a la afición -nada que ver con los auténticos paseos por el césped de la mini-era Pelegrino-, el Valencia jugó a asfixiar físicamente a los pamplonicas, que vieron cómo un cañonazo de Tino Costa marca de la casa abría el marcador para los de casa y aumentaba la renta global. El meta rojillo, Andrés Fernández, apenas vio pasar el esférico.
Pero aún no estaba todo dicho. Y menos aún con la costumbre que tiene la parroquia valencianista de sufrir los partidos hasta el final. Los de Mendilíbar comenzaron a colgar balones y a ahorrar pases, hasta que en una de las de ‘a río revuelto, ganancia de pescadores’, apenas tres minutos después del gol de Tino Costa, Llorente se hacía con un balón suelto para cruzar el balón, que se introdujo como un obús en la puerta defendida por Guaita.
Los de Osasuna se pusieron entonces las pilas viéndose aún con opciones, aunque remotas, de darle la vuelta a la eliminatoria, pero ni en lo que quedaba de primer tiempo ni en toda la segunda mitad consiguieron acercarse en el marcador, con el reloj corriendo a favor de los valencianistas. En éstas, ya en el tiempo de descuento, Soldado marcaba el segundo y dejaba el electrónico en algo más vistoso para la afición. La era Valverde registra de momento seis victorias en siete partidos, lo cual no está nada mal.
Ahora, a esperar al ganador de la eliminatoria entre el Real Madrid y el Celta, que con casi toda probabilidad brindará a los de Mourinho la plaza para jugarse los cuartos con los de Valverde. Un envite cuanto menos atractivo y con morbo en ambos lados.
[nggallery id=109]
VLC Ciudad / Javier Furió. Fotos:Isaac Ferrera