El arzobispo de Valencia, Carlos Osoro, ha asegurado esta tarde como consecuencia de la renuncia deBenedicto XVIque “ha dejado una huella imborrable en todos nosotros que se manifiesta también en sus palabras de hoy, al comunicar su renuncia, en las que se demuestra la grandeza de un ser humano excepcional”. Cabe recordar que Valencia fue una de las primeras ciudades que vistió el Santo Padre en 2006 con motivo del Encuentro Mundial de las Familias.
Tras inaugurar esta tarde una exposición en el IVAM sobre “Arte y religiosidad”, el prelado Osoro ha manifestado a preguntas de los informadores que la archidiócesis de Valencia “tiene un agradecimiento especial hacia el papa Benedicto XVI porque realizó uno de sus primeros viajes como Pontífice a Valencia con motivo del V Encuentro Mundial de las Familias”, celebrado en julio de 2006.
“El momento es de una emoción singular porque las palabras del Santo Padre demuestran la talla espiritual, intelectual y humana de este hombre de Dios que ha dirigido la nave de Pedro”, ha añadido el prelado, que ha descrito la renuncia de Benedicto XVI como “un momento excepcional e histórico, un momento de gracia”, y ha añadido “en estas palabras nos ha manifestado lo que tiene que ser y ha sido el sucesor de Pedro y lo que él desea que sea”.
Osoro ha concluido expresando que “quiero dar gracias a Dios por haber tenido estos años como sucesor de Pedro a Benedicto XVI”.
Texto íntegro de la renuncia que el Papa ha dirigido a los fieles y a los miembros de la jerarquía eclesiástica reunidos en Roma:
“Queridísimos hermanos,
Os he convocado a este Consistorio, no sólo para las tres causas de canonización, sino también para comunicaros una decisión de gran importancia para la vida de la Iglesia.
Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he llegado a la certeza de que, por la edad avanzada, ya no tengo fuerzas para ejercer adecuadamente el ministerio petrino. Soy muy consciente de que este ministerio, por su naturaleza espiritual, debe ser llevado a cabo no únicamente con obras y palabras, sino también y en no menor grado sufriendo y rezando.
Sin embargo, en el mundo de hoy, sujeto a rápidas transformaciones y sacudido por cuestiones de gran relieve para la vida de la fe, para gobernar la barca de San Pedro y anunciar el Evangelio, es necesario también el vigor tanto del cuerpo como del espíritu, vigor que, en los últimos meses, ha disminuido en mí de tal forma que he de reconocer mi incapacidad para ejercer bien el ministerio que me fue encomendado.
Por esto, siendo muy consciente de la seriedad de este acto, con plena libertad, declaro que renuncio al ministerio de Obispo de Roma, Sucesor de San Pedro, que me fue confiado por medio de los Cardenales el 19 de abril de 2005, de forma que, desde el 28 de febrero de 2013, a las 20.00 horas, la sede de Roma, la sede de San Pedro, quedará vacante y deberá ser convocado, por medio de quien tiene competencias, el cónclave para la elección del nuevo Sumo Pontífice.
Queridísimos hermanos, os doy las gracias de corazón por todo el amor y el trabajo con que habéis llevado junto a mí el peso de mi ministerio, y pido perdón por todos mis defectos.
Ahora, confiamos la Iglesia al cuidado de su Sumo Pastor, Nuestro Señor Jesucristo, y suplicamos a María, su Santa Madre, que asista con su materna bondad a los Padres Cardenales al elegir el nuevo Sumo Pontífice. Por lo que a mi respecta, también en el futuro, quisiera servir de todo corazón a la Santa Iglesia de Dios con una vida dedicada a la plegaria
Fotos:
/Manolo Guallart