Una tarde cuanto menos desapacible se echó sobre Valencia con un fuerte viento que amenaza con arruinar el trabajo de todo un año de no pocos artistas falleros, cuyo ingenio se está poniendo a prueba para, en algunos casos, prevenir sorpresas desagradables de última hora sin tiempo para reaccionar o, lamentablemente en otros, remediar lo que ya se ha producido de forma fortuita.
Estábamos en Nou Campanar y asistíamos a la lucha encarnizada del equipo de Monterrubio para encajar, con ayuda de sendas grúas, las dos figuras principales del remate de la Falla, figuras estilizadas que, al menos a primera vista, hace temer por su integridad ante la feroz insistencia del fuerte viento, sabiendo además que esta falla se haya ubicada en medio de un gran solar, tan diáfano y, por consiguiente, tan a merced del viento.
Es el caso de tres comisiones falleras de la ciudad que han visto cómo el viento, con mayor o menor virulencia, ha hecho estragos en su monumento. L’Oliveral quedaba destrozada casi por completo como nos mostraba la instantánea enviada por nuestro compañero y amigo Roberto Gómez, de HablemosdeFallas.es.
Casi al mismo tiempo, nuestro reportero gráfico Javier Furió recogía esta imagen de una comisión, Molinell – Alboraya, que ya sufriera desperfectos el año pasado -por entonces debido a un acto vandálico, con la falla ya plantada-. Aunque en un primer momento nos temíamos lo peor creyendo que la mala suerte se cebaba de nuevo con esta mocisión, afortunadamente descubríamos que el mal no revestía tanta gravedad como pudiera esperarse a priori y, además, el artista ya había puesto manos a la obra y, tras dejar tumbadas las piezas más endebles para evitar malos mayores, ya estaba manos a la obra para remediar el mal del ‘dios Eolo’.
El Marítimo también sufría los efectos del viento en sus monumentos y así, la Falla Ramón de Rocafull – Barrio Llamosí -tras el tanatorio de la avenida Tarongers esquina con Serrería- perdía la parte superior de su figura principal. Finalmente, el gato que en la imagen adivinamos balancearse a merced del viento ha terminado por caer, a juzgar por las últimas noticias llegadas a redacción sobre el particular.
VLC Ciudad / Javier Furió