El Péndulo | J. Entraigües.- Manuel Vicent, una de las plumas más reconocidas de las letras españolas, acaba de publicar una nueva novela, ‘La regata’ (Alfaguara, 2017), obra que vuelve a situar al lector en la costera ciudad de Circea de la Marina y que permite al autor construir una fascinante historia entorno a un selecto grupo de empresarios, ricos, financieros, amantes y personajes asociados al poder que viajando a lomos del Mediterráneo dejan al descubierto la frivolidad y la superficialidad de sus vidas.
Como siempre, la ironía, el humor y la elegancia de su escritura, demuestran el poder hipnótico que tiene Vicent para construir sus historias. Al habla con escritor castellonense descubrimos parte de las claves que contiene ‘La regata’.
El Péndulo: Su nueva novela es todo una fotografía de una parte de la sociedad que surcando el Mediterráneo deja al descubierto sus miserias humanas, ¿el espacio del mar es un buen espejo para mostrar esta realidad?
Manuel Vicent: Creo que nuestro mar es un espejo deformante que saca lo mejor y lo peor de ti. Como en ese mar ha sucedido todo, desde la armonía, la belleza, la filosofía, las esculturas de Fidias, el comercio, las guerras…, también ha provocado el sueño de un paraíso que hemos perdido pero que está ahí. El mar, especialmente el Mediterráneo, tiene esa función de unir la belleza y la tragedia.
E.P.: Esta novela parece la más marina de cuantas ha escrito. El mar ocupa tanto o más protagonismo que los personajes que pululan por la regata.
M.V.: Sí, sí. Se trata de una navegación, de una travesía y era necesario que tuviera un lugar de privilegio pero…, hay algunos integrantes de la regata que, al no poder hacer el viaje, realizan la travesía por tierra y…, es otra forma de mostrar el viaje. Unos por el mar y otros por tierra, dos formas de acercarse a la vivencias y experiencias que van a vivir. Sí, es un libro de mar. Es una travesía por todas nuestras islas donde el mar afecta de una u otra forma a los personajes.
E.P.: Durante la lectura de la obra se detecta una poética muy camusiana en su forma de expresarse y referirse al mar. Una mirada existencialista, pasional y de admirada belleza. No cabe duda que ama el Mediterráneo.
M.V.: Bueno, yo nací allí y desde niño mi relación con el mar es muy fuerte y muy natural. Pero ocurre que cuando lo empiezas a elaborar o desarrollar es cuando lo pierdes. Te das cuenta que el mar existe y lo amas cuando lo pierdes, cuando no está junto a ti. Yo descubrí ese Mediterráneo, que es mi espacio natural y de vida, cuando ya en Madrid descubrí que no lo tenía. Quien me descubrió el Mediterráneo, de una forma literaria, fue Albert Camus en un pequeño libro titulado ‘El verano’. Esa pulsión literaria la descubrí cuando perdí el Mediterráneo y leí a Camus.
E.P.: ‘La regata’ tiene muchas referencias al mundo homérico y de alguna manera me trae a la memoria el universo de Borges. El mar como espejo, las menciones a Ítaca, el intento de ser otros…
M.V.: Bueno, ‘La regata’ está plagada de referencias homéricas y de claves de la cultura grecolatina. El personaje que asiste a su propio entierro es el viaje al Hades de Ulises, recorrer el mar como una aventura no deja de ser un gran simbolismo sobre el texto de Homero. Es imposible escribir sobre el Mediterráneo sin aproximarse a esas referencias y uno no puede ser ajeno a todas las lecturas que han imbuido en él. Borges tiene plagado sus cuentos de claves homéricas y siempre sentí admiración sobre sus escritos. El Mediterráneo es Homero y no podemos sustraernos a él.
E.P.: En la novela el grupo de empresarios y ricos que componen la regata están a la espera de un nuevo bocado especulativo y nuevas especulaciones financieras, ¿el paso de la crisis no ha dejado ninguna enseñanza a quienes manejan el poder financiero?
M.V.: Absolutamente. Serán otros, tendrán nuevas caras, pero la pasión de la codicia y la avaricia esta en ellos. Son parte de los motores de la sociedad. Si está codicia no se ata políticamente, se desatará como una feria y ocurrirá lo mismo que hace diez años. Está gente no tiene piedad y deben ser vigilados desde la política para que no se coman el mundo a mordiscos.
E.P.: Los ricachones y financieros que refleja ‘La regata’ son personajes que ya maduros, al igual que sus mujeres, que sueñan con ser eternamente jóvenes pese a que saben que los años pasan irremediablemente.
M.V.: Esa es una de las claves del espejo deformante que es el Mediterráneo. El Mediterráneo tiene un humor muy extraño, puede estar tranquilo y puede convertirse en una verdadera pesadilla. El Mediterráneo a los fatuos los humilla y los humildades les da la oportunidad de vivir de sus dones.
E.P.: Esta gente lleva camisetas con Snoopy o con frases como ‘Sé feliz’ pero sus vidas son muy vacías. Parece que el pensamiento posmoderno les ha dado de lleno y dan más importancia al envoltorio que al contenido.
M.V.: Efectivamente. La cultura posmoderna es agarrarte a la marca y la moda y esta gente es pura imagen y diseño. Están muy vacíos, solo piensas en ser guapos, jóvenes y estar a la última y…, por tanto carecen de interés como personas. El ser humano se ha convertido en una máquina de consumir y los ricos son los máximos exponentes de este juego mercantilista.
E.P.: En el fondo todos los ricos del mundo se parecen. Usan el mismo Rolex, compran las mismas gafas Gucci o lucen el mismo traje de Armani.
M.V.: Sí, por eso cuando salen de regata el mar los pone en su sitio.
E.P.: Muchas gracias por atendernos Manuel Vicent y nos alegramos que esté presente en esta nueva edición de la Fira del Llibre de València.
M.V.: Gracias a vosotros y allí estaré con mi nuevo trabajo.