ANTONIO: Yo os lo diré brevemente, aunque por lo que se ha dicho lo debiérades de haber entendido. Antípodas son los que están en la otra parte del mundo en contrario de nosotros, de tal manera que los pies están en opósito echando una línea que pase por el centro de la Tierra que venga de los unos a los otros; así que los unos tienen la cabeza para abajo y los otros tienen la cabeza para arriba. Digo que esto es al parecer de los que no lo entienden; que todos tienen la cabeza de una misma manera, para arriba; porque como todas las cosas de la Tierra naturalmente apetecen y quieren ir hacia abajo a buscar el centro de la Tierra, adondequiera que esté un hombre, y en cualquiera parte del mundo, que es redondo, o que esté embajo de nosotros o que esté a los lados, está derecho hacia el cielo y los pies en derecho del centro de la Tierra; y como todos caeríamos en él si se diese caso que la tierra falleciese, así no se puede decir que unos estén para bajo y otros para arriba; que lo mesmo que nosotros decimos dellos dirán ellos de nosotros, maravillándose cómo nos podemos tener, porque les parecerá que ellos están para arriba y nosotros para abajo. Y los verdaderos antípodas, como ya dije, son los que están en las zonas contrarias; y así, los que están debajo del un polo y lo tienen por cénit (que es aquella parte del cielo que tenemos derechamente sobre nuestras cabezas), tendrán por antípodas a los del otro polo; y nosotros, en esta zona segunda, tenemos por antípodas a los de la otra zona segunda de la otra parte de la Tórrida zona. Y los que están en la mesma Tórrida zona no pueden tener por verdaderos antípodas sino a los que, estando los unos de la una parte, vienen contrarios con los otros que están de la otra, en bajo dellos o encima dellos, como cada uno lo quisiere entender.
BERNARDO: Bien he entendido lo que habéis dicho; pero los que estamos en esta zona, pues es redonda y da vuelta por debajo de la Tierra, ¿cómo llamaremos a los que están debajo de nosotros? Que al parecer han de estar casi del lado, pues que la línea que echáremos de nosotros a ellos no viene a pasar por el centro de la Tierra.
ANTONIO: A ésos llaman los cosmógrafos casi-antípodas, y por la manera que tienen en estar diferentemente unos de otros los nombran diferentemente por estos vocablos: perioscœos, antoscœos, amphioscœos, que son vocablos griegos por donde declaran de la manera que están. Perioscœos son aquellos a quien las sombras andan al derredor, y éstos, como adelante veréis, no pueden ser sino los que están debajo de los polos. Amphioscœos llamamos a los que tienen las sombras a una parte y a otra, que es hacia el Aquilón y hacia el Austro, conforme a cómo se halla el Sol con ellos. Etheroscœos son los que su sombra va siempre a una parte. Pero, comoquiera que sea, este vocablo antípodas o antítones es casi común a todos, porque basta que estén contrarios, aunque no tan derechamente que se dejen de torcer para una parte o para otra. Esto se podrá entender fácilmente si tomáis una naranja o otra fruta redonda y hincáis en ella algunas agujas por todas partes, y allí veréis cómo están las puntas unas contra otras que van por diversas vías, y las que pasan por el centro de la mesma naranja se pueden decir que están del todo contrarias; y las otras, aunque lo son, están las unas ladeadas, y otras más de lado, hasta ponerse derechas las que van por el un lado, y también las que van por el otro. Y por ser esta materia tan notoria y todos saben ya ser todo el mundo habitable, y, ‘que este’ siendo redondo, que unos han de estar contrarios de otros, no hay para qué alargarme más en ella.