La causa de tal metamorfosis en los hombres era un hechizo. Olao cuenta en su obra que:
un experto en este tipo de hechizos ofrece un brebaje de cerveza (siempre que lo acepte el que se asocia a esta comunidad), utilizando ciertas fórmulas. Después, cuando ya se ha deliberado, acercándose a una bodega o a la selva secreta, puede transmutar por completo la apariencia del hombre en la forma de lobo. Finalmente, pasado algún tiempo, puede libremente a su gusto dejar ésta y tomar aquélla de nuevo. Quizás esta idea de conversión mediante un hechizo se aleja de lo que a nosotros nos ha llegado, ya que la idea que se nos transmite hoy es la de la transmisión del “veneno” mediante la mordedura y la conversión bajo la influencia de la Luna Llena, basta con ver las miles de película que hay sobre el tema para identificar dichos elemtos, por ejemplo la más reciente de
Benicio del Toro ,”El hombre lobo”, o en incluso en las canciones, por ejemplo,
Hombre Lobo en París de la Unión, que aunque cuenta la historia inversa, es decir, el lobo que se convierte en hombre, es de nuevo la Luna la culpable de esa transformación.
Posteriormente, Olao narra algunos ejemplos de hombres que se convirtieron en lobo siendo particularmente curiosa la del hombre que se convierte en lobro para conseguir comida tanto para él, como para sus compañeros de viaje, ofreciendo, quizás, un aspecto más benigno de esos crueles y feroces hombres lobos:
Cierto noble hacía su camino a través de la larga selva y llevaba consigo a algunos campesinos de condición servil, desconocedores (como la mayor parte de los que habitan las riberas) de esta clase de hechizos; el día se encaminaba al atardecer; había pues, que pernoctar en la selva, ya que no había albergue alguno en las proximidades; por último se sintieron apremiados por el hambre y la escasez. Entonces uno de ellos propuso a los demás un consejo repentino: debían permanecer inactivos y no levantar tumultos si veían algo extraño: a lo lejos se podía divisar un rebaño de ovejas que estaba paciendo; él iba a tratar de conseguir sin grandes esfuerzos una de ellas para asarla y cenar. Un momento después se dirigió a la selva opaca, para no ser visto por nadie, y allí se tranformó su figura de hombre en lobo. A continuación cayó con gran ímpetu sobre el rebaño de obejar, arrebató una de ellas y huyó hacia atrás a la selva, llevándola poco después al carro, todavía en forma de lobo. Los compañeros, al percatarse de esta presa, la recibieron con ánimo agradecido y, furtivamente, la escondieron en el carro. El que se había tranformado en lobo regresó otra vez a la selva y nuevamente tomó forma humana.
Por último, Olao narra el episodio en que el jefe de Prusia, que no se mostraba muy creyente con respecto a estas historias, decidió atar con cadenas a un experto en este hechizo para obligarle a que se tranformara en lobo. Cosa que así sucedió. Tras el hecho, el jefe de Prusia decidió quemar a dicho experto en la hoguera pues consideraba que tal idolatría no debía quedar sin castigo. Pues tales infamias son castigadas severísimamente tanto por las leyes humanas como por las divinas.