La inusual cooperación entre ambos grupos yihadistas, enfrentados desde 2015, ocurrió en el norte del país, donde capturaron en conjunto un pueblo defendido por milicias afines al gobierno de Kabul apoyado por Estados Unidos
En un hecho inusual para el país devastado por la guerra civil, el grupo terrorista Estado Islámico (ISIS en inglés) unió fuerzas con los talibanes en Afganistán para atacar el sábado un pueblo defendido por una milicia apoyada por Kabul en el norte del país.
Los extremistas mataron a 50 hombres, mujeres y niños en el distrito Sayad, provincia de Sar-e Pul, tras derrotar a la Policía Local Afgana (PLA), un grupo paramilitar sostenido por el gobierno central, en una batalla que duró 48 horas.
Es raro que las dos organizaciones extremistas, que compiten por imponerse en el territorio y han, incluso, combatido entre ellas reiteradas veces se unan para coordinar ataques de este tipo.
“Fue una operación en conjunto entre Daesh [acrónimo en árabe para el ISIS] y los talibanes. Reclutaron fuerzas de otras provincias y atacaron la aldea de Mirzawalang”, dijo este lunes a la AFP Zabihullah Amani, portavoz del gobierno provincial.
Según este funcionario, las tropas yihadistas sunitas estaban bajo el mando de Sher Mohammad Ghazanfar, un líder talibán que habría jurado lealtad al ISIS.
Según Mohammad Noor Rahmani, presidente del consejo provincial de Sar-e Pul, 44 de los asesinados eran civiles chiitas, y los restantes seis eran parte del PLA. Fueron, gran parte, fusilados, aunque algunos también fueron decapitados.
“Este no es el saldo final. Podrían cambiar, ya que el área es inaccesible y no están funcionando las líneas de teléfono para poder comunicarnos”, dijo a la AFP.
Desde la irrupción del ISIS en Afganistán en 2015, los talibanes los han estado combatiendo para impedir que el grupo surgido en Irak y Siria le quite territorios en influencia.
A diferencia de los talibanes, que combaten a las tropas del Gobierno en Kabul y de la misión internacional de la OTAN, el ISIS introdujo en el país la lucha sectaria, ya que apuntan también contra civiles chiitas a través de una campaña de bombardeos suicidas.
Esta no es la primera vez que unen fuerzas, sin embargo, aunque sí es extremadamente raro. Solo se conocen tres instancias, incluyendo la ocurrida el sábado.
“No hay diferencias ideológicas estrictas entre ellos así que construyen puentes cuando los sirve a ambos. Es muy oportunista”, dijo una fuente en las fuerzas de seguridad a la AFP.
Por su parte, el portavoz de los talibanes, Zabihullah Mujahid, confirmó la captura de Mirzawalang, pero negó que hayan recibido ayuda del ISIS o que hubieran ejecutado civiles. “Fue una operación independiente de fuerzas muyahidines”, señaló.