El Péndulo | Redacción.- La memoria histórica ha encontrado en el teatro un medio donde expresarse y abrir el debate entre la población. Es por ello que desde el año pasado, el Teatre Escalante ha incluido entre su programación un ciclo para adultos en torno a esta reflexión sobre las heridas todavía abiertas de la Guerra Civil. Del 25 al 27 de octubre, el proyecto Escalante se traslada a la Sala Matilde Salvador para evocar voces anónimas y destacadas de represaliados del régimen franquista. El teatro da voz al poeta Miguel Hernández, a la miliciana anarquista María La Jabalina y a las presas que hicieron de su dignidad un manifiesto de resistencia revolucionaria durante la posguerra.
“El teatro puede aportar emoción y reflexión para cicatrizar las heridas todavía abiertas. Tal vez es más fácil reflexionar desde la emoción, desde las historias cotidianas, aquellas que tienen nombre y apellidos. Como dice Juan Mayorga, el teatro es el lugar idóneo para examinar el mundo con ojo crítico”, considera el director artístico de Teatre Escalante, Josep Policarpo.
Esta edición, la propuesta se traslada al mes de octubre a fin de coincidir con el congreso internacional de estudios históricos sobre la Guerra Civil española, organizado por la Universitat de València y la delegación de Memoria Histórica de la Diputació, y destinado a reflexionar y debatir sobre diferentes aspectos del conflicto que vivió nuestro país entre 1936 y 1939.
“El hecho de aunar memoria histórica y teatro constituye una oportunidad para cumplir uno de nuestros objetivos, que es que todos y todas conozcan el pasado más reciente y oscuro de nuestro país. En esa transmisión de la memoria, las artes escénicas permiten ver historias tan reales que todavía nos ponen el pelo de punta y transmitir la dureza de esa época”, destaca la delegada de Teatros, Inclusión Social y Memoria Histórica de la Diputación de València, Rosa Pérez Garijo.
De Albert Camus a Pablo Neruda
Inaugura la propuesta Hongaresa de Teatre conMaría La Jabalina. En una especie de teatro documento, Lola López da voz a una miliciana anarquista nacida en Puerto de Sagunto y fusilada por la dictadura en 1942. El ejercicio de memoria está realizado con diferentes lenguajes escénicos que se combinan para enriquecer la puesta en escena del espectáculo. La dramaturgia está construida a partir de la estética documental, sustentada en información autobiográfica, y la estética lírica, apoyada en poemas de Albert Camus, Federica Montseny, Paca Aguirre y César Vallejo, entre otros.
Al día siguiente, el 26 de octubre, toma el relevo Pilar Martínez enLas madres presas. El monólogo adapta un texto autobiográfico de Manuela Ortega donde la autora rememora el episodio que cambió para siempre su vida: la entrada en prisión de su madre por encubrir a los maquis. Este cruel capítulo de la posguerra es un homenaje a todas aquellas mujeres con un sentido innato de la dignidad, que hicieron de la perseverancia un manifiesto de resistencia revolucionaria.
Finalmente, Crit Companyia de Teatre plantea el 27 de octubre, enMiguel Hernández, después del odio, un viaje a través de la vida y la obra del poeta de Orihuela. El montaje se caracteriza por una exquisita sensibilidad hacia la poesía, una sólida interpretación y un rico acompañamiento musical en directo.
El montaje consta de tres actores que viajan al ambiente social y cultural de la España del periodo. En escena aparecen más de 15 personajes, desde Lorca a Neruda.
“En los tres montajes hay mucha verdad, no se pueden abordar estos espectáculos si realmente no estás comprometido con aquello que cuentas. Es un principio al que en escena nunca se puede renunciar… Y en el caso de Miguel Hernández hay, además, una vertiente literaria que trasciende su vida y que ya forma parte de nuestro imaginario”, valora Policarpo.