La Asamblea de presidentas y presidentes de falla extraordinaria celebrada este miércoles ha dado el visto bueno a la propuesta de celebrar las Fallas de 2021 del 1 al 5 de septiembre, tal y como plantearon la Conselleria de Sanidad, el Ayuntamiento de València y la Junta Central Fallera (JCF) en la Comisión de Seguimiento de la Covid-19.
En concreto, la propuesta de fechas ha recibido el apoyo de 308 de los cerca de 330 presidentas y presidentes presentes en la asamblea, un 93,3 por ciento del total. A partir de este miércoles se trabajará en los protocolos necesarios para la celebración de los actos “imprescindibles”, como la Ofrenda, la Cremà y la Plantà, según ha confirmado la JCF en un comunicado.
Antes de las votaciones, el alcalde de la ciudad, Joan Ribó, ha subrayado que en esta cuestión “no hay una decisión perfecta” y que cada una tiene sus “riesgos” y sus “beneficios”, pero “la fiesta la hacen los falleros y falleras” y, por eso, “son los falleros y falleras los que deben decidir”. En este sentido, el primer edil había asegurado el “apoyo” del Ayuntamiento a cualquiera que fuera la decisión y ha mandado un “mensaje de tranquilidad” porque “esto no va de ganadores y perdedores” y “no es una batalla para ver quién tiene razón”.
.«Las subvenciones dadas por el Ayuntamiento de Valencia a las comisiones de la ciudad podrían ser revisadas para comprobar si se ha cumplido el objeto de las mismas. Esto, después de iniciar el correspondiente expediente, podría suponer devolver la subvención del 62,5% otorgada en 2020»
Más claro imposible: si no hay fallas en septiembre, se ciega la mina. Esta es una de las premisas que pesarán en el sentido del voto de la asamblea de presidentes que, esta noche, debe dar el visto bueno a la celebración retrasada de los festejos de 2021 a la ventana del 1 al 5 de septiembre.
Así se lo ha hecho saber la Junta Central Fallera a los presidentes en unas pautas informativas en las que se contemplan todos los supuestos. Porque si, una vez aprobadas las Fallas de Septiembre, una comisión no decide plantar, lo puede hacer. Siempre y cuando tenga en cuenta que también perdería las subvenciones. O las tendría que devolver, que para el caso es lo mismo.
Y no sólo dinero: en septiembre ya no pueden estar las fallas en Feria València. Por lo que, en caso de no haber fiestas, serán retiradas igualmente «y cada comisión se tendría que hacer cargo de las mismas». Tanto si se planta como si no se planta.
En materia económica queda el fleco del «podría», que es la revisión jurídica: la subvención es por hacer la falla o por plantarla. Es lo que debería solventarse llegado ese momento, pero la advertencia deja lugar a pocas dudas.
El escrito deja claras las consecuencias, casi catastróficas, que supone votar «no». Se augura una nueva bajada del censo de falleros, con el perjuicio económico que supone, así como la particular tragedia para los sectores económicos vinculados (pirotecnia, indumentaria, artistas…).
En principio, a pesar de lo inflamables que son las redes sociales para estos debates, la sensación general es que no habrá problema para aprobar la celebración. Incluso se pide que aquel que no quiera plantar, no deje de votar «sí» por solidaridad: para que el resto de comisiones, que sí que quieren, lo puedan disfrutar.
Hay un argumento que se esgrimirá ante los discursos «septiembre-escépticos»: no es nueva una celebración en esas fechas. Las comisiones aprovechan ese mes para cerrar calle y celebrar el «Mig Any». En esta ocasión lo sería pero en versión amplificada.
La asamblea es un plebiscito de fechas: no se concibe otra fecha. En caso contrario «la opción sería ir a marzo de 2022». Otros argumentos a favor de plantar cuando alborea el mes es que los niños aún no han
Por su parte, el maestro mayor del Gremio de Artistas Falleros, Paco Pellicer, ha señalado que el sector está «muy contento de tener una fecha concreta al fin». «Saber la fecha de la plantà era imprescindible para acabar un ciclo y reiniciar la contratación de las Fallas de 2022, ya que el sector estaba paralizado al no haber cumplido con el encargo anterior», ha aseverado.
Ahora, el reto que plantea es «rehacer el puzle» que supondrá diseñar la estrategia de la plantà de más de un millar de monumentos -entre las fallas mayores e infantiles de Valencia y el área metropolitana- ya que las piezas están repartidas en Feria Valencia, alrededor de un 50 por ciento, pero también en naves de los artistas o alquiladas por las comisiones.
Pellicer ha afirmado que «todas al mismo tiempo no se pueden plantar», por lo que será necesario programar una actuación «logística y escalonada». En este punto, ha recalcado que «la capacidad y profesionalidad de los artistas falleros garantiza que las fallas se plantarán con total seguridad». «Pero lo que no podemos garantizar -ha puntualizado- es con cuántos camiones o grúas tendremos a nuestra disposición en agosto».
Este año, las ansiadas vacaciones de agosto serán «inexistentes» para los falleros, pero «la situación es la que es» y los artistas «se adaptarán a las fechas» para que los monumentos puedan estar en las calles «en las mejores condiciones que se pueda y salvando los problemas que surjan».
«Necesitábamos plantar las Fallas del año 20, para los artistas el año 21 no ha existido; estamos abriendo un paréntesis que cerraremos con la cremà y así poder arrancar con ilusión la fiesta del próximo ejercicio. Estamos acostumbrados a cerrar ciclos a partir de las cenizas», ha concluido.