El mundo del cine está desolado. Olivia Newton John ha fallecido esta mañana en su rancho de California a los 73 años, tras más de tres décadas luchando contra el cáncer. La actriz británico-australiana se dio a conocer en 1978 como la dulce Sandy, la protagonista de Grease, uno de los musicales más aplaudidos en la historia de la gran pantalla. Con su sonrisa inocente y su mirada chispeante le robó el corazón a Danny Zuko (John Travolta) y al mundo entero. Precisamente él ha sido uno de los primeros en despedirse de ella con un bonito mensaje: “Olivia, hiciste nuestras vidas mucho mejores. Te quiero muchísimo. Nos veremos en el camino y estaremos todos juntos de nuevo. ¡Tuyo desde el primer momento en que te vi y para siempre! ¡Tu Danny, tu John!”.
Actriz y cantante, su biografía incluye un gran número de álbumes con canciones pop que han llenado medio siglo, pues comenzó a cantar siendo casi una adolescente. Representó a Reino Unido en Eurovisión en 1974 y quedó cuarta, por detrás de los ganadores ABBA, con Waterloo.
Olivia visitó España hace tres años y pasó unos días de vacaciones en tierras gallegas, donde tenía familiares y amigos, que fueron sus anfitriones y guías durante su estancia en la Ribera Sacra. La actriz pudo conocer esa zona de nuestro país y durante su viaje fue reconocida por y posó para hacerse selfies con sus admiradores, además de piropear las bondades de la tierra gallega.
Olivia Newton-John, a la que llamaban Livvy, era británica de nacimiento pero muy querida en Australia, donde vivió desde los cinco años, aunque viniera al mundo en Cambridge, Inglaterra: “Si te dicen que te quedan seis meses de vida ¿vas a creértelo porque las estadísticas lo digan en casos como el mío?”, comentó en una de sus últimas declaraciones públicas.
Es nuestra arma para acabar con la impunidad de los más poderosos.
Te necesitamos a ti también para seguir haciendo un periodismo libre de presiones políticas y económicas
Hay mucho trabajo detrás de una noticia. Contrastar fuentes, redactar, analizar, recabar información… Pero todo esto implica unos costes muy altos, porque aunque parezca una obviedad, hacer buen periodismo, en estos momentos, es complicado.