El ciclista de Vila-real, Sebastián Mora, ha vuelto a demostrar que el éxito está a una vuelta (o a 160, si eres él), llevándose su segundo título mundial, esta vez en puntuación. Con nervios de acero y más sprint que un tren bala, Mora se ha ganado un hueco en la historia del ciclismo en pista.
Sebastián Mora, el hombre que convierte un velódromo en su segunda casa, acaba de reescribir los libros de historia del ciclismo en pista. En el Mundial de Ciclismo que se celebra en Ballerup, Dinamarca, Mora se ha proclamado campeón del mundo en la modalidad de puntuación, demostrando que si algo se le da mejor que comer una buena paella, es montar en bicicleta a toda velocidad y adelantar a la competencia como si estuviera pedaleando cuesta abajo.
La importancia de un punto (¡y qué punto!)
Este no es uno de esos partidos en los que se gana por goleada. No, no. Sebastián Mora decidió añadirle drama a su victoria y coronarse campeón del mundo de puntuación por… ¡un solo punto! Vamos, que más ajustado no puede ser. Si la carrera hubiera durado medio segundo más, tendríamos que preparar los pañuelos de lágrimas para nuestros compatriotas. Pero no, Mora tenía todo bajo control, o al menos eso nos gusta creer.
El ciclista de Vila-real se enfrentaba a una dura competencia. Allí estaba el danés Niklas Larsen, corriendo en su propio país, sintiendo el apoyo de su gente y creyendo que esa medalla de oro sería suya. ¡Pues va a ser que no! En el último sprint, Sebastián no solo evitó quedarse con las migajas, sino que pasó del tercer puesto al primero como si hubiera activado el “modo turbo”. Y no solo eso, sino que lo hizo en una carrera con 160 vueltas, donde cualquiera hubiera perdido el norte.
De Vila-real a conquistar el mundo… otra vez
Esta es la segunda vez que Sebastián Mora se sube al podio más alto en un Mundial. En 2016 ya nos regaló su primera joya en la modalidad de escratx, donde lo único que cuenta es ser el primero en cruzar la meta. Ya entonces, el ciclista nos dejó claro que si hay algo que le gusta más que una buena “torrà”, es llevarse títulos mundiales. Ahora, con este nuevo logro, Mora se ha consolidado como uno de los mejores ciclistas de la historia de España. Un verdadero crack de los pedales.
Y claro, no podemos hablar de ciclismo en pista sin mencionar a otro gigante: Joan Llaneras. El ciclista balear, que acumuló cuatro títulos mundiales en puntuación, sigue siendo el rey indiscutible, pero Mora ya va por buen camino. Con dos títulos en su haber, el de Vila-real tiene todavía gasolina en las piernas para seguir subiendo al podio (y no solo para recoger el pan de cada día).
Un velódromo inclinado… y mucho sudor
Si piensas que pedalear es fácil, te reto a subirte a una bicicleta en un velódromo. Esa pista inclinada parece diseñada por alguien con muy mala leche, porque no es lo mismo dar vueltas en llano que hacerlo mientras sientes que en cualquier momento vas a terminar patinando cuesta abajo. Pero para Sebastián Mora, esto es pan comido. Pedalear en un velódromo es para él lo que el balón es para Messi: una extensión natural de su cuerpo.
Y aunque desde fuera parece que solo estás viendo a un grupo de ciclistas dando vueltas sin parar (muy estilo “La Vuelta al Mundo en 80 días”), lo cierto es que cada vuelta es un cúmulo de estrategia, táctica y resistencia. Cada sprint suma puntos y, al final, es el que más tenga quien se lleva el premio gordo. Mora lo sabe bien, y por eso reservó su mejor actuación para el final, donde dejó al público con el corazón en la boca y a Larsen pensando si debería dedicarse mejor a coleccionar legos.
Dinamarca: más frío que un congelador, pero con mucho calor en la pista
El Mundial de Ciclismo en Pista se está disputando en Ballerup, una localidad danesa que, si no fuera por este tipo de eventos, probablemente sería más conocida por su tranquilidad que por los dramas deportivos. Pero este octubre, el ciclismo ha puesto al pueblo en el mapa, y Mora se ha encargado de darle una buena razón a los daneses para recordar el evento… y no de la manera que ellos hubieran querido.
Mientras Larsen se quedaba a las puertas de la gloria, Mora se llevó el oro a España, dejando a los anfitriones con la medalla de plata y a los neerlandeses con el bronce. Philip Heijnen, que completó el podio, tal vez pensó que lo del bronce no estaba tan mal, después de todo. Al fin y al cabo, solo una vuelta lo separaba de las alturas. ¡Ah, qué vueltas da la vida!
¿Qué será lo próximo?
Con este título mundial, Mora ha dejado claro que no es un ciclista cualquiera. Y aunque todavía está a años luz de retirarse, lo cierto es que su carrera ya es motivo de orgullo para todos los aficionados al ciclismo en pista. A sus 36 años, Sebastián sigue siendo uno de los referentes del deporte, y todo apunta a que no ha dicho su última palabra.
Ahora la pregunta es: ¿Cuál será el próximo reto para Mora? Tal vez otro Mundial, tal vez los Juegos Olímpicos. Lo que está claro es que no piensa bajarse de la bicicleta por el momento. Así que prepárense, porque este ciclista valenciano va a seguir dándonos alegrías por mucho tiempo más.