Casi la mitad de los fallecidos fueron encontrados en viviendas, garajes y residencias. Paiporta, Catarroja y Benetússer lideran las cifras de municipios más afectados.
El Centro de Integración de Datos (CID), organismo creado tras la DANA de octubre de 2024, ha publicado un informe exhaustivo que detalla el perfil de las víctimas mortales y los lugares donde fueron halladas. Con 221 fallecidos confirmados y una víctima más pendiente de análisis, este documento revela las duras cifras de una tragedia que ha afectado profundamente a la Comunidad Valenciana. Además de proporcionar estadísticas clave, el CID subraya la importancia de entender los patrones de la catástrofe para mejorar las medidas de prevención y respuesta en el futuro.
Perfil de las víctimas: una tragedia que afecta a los más vulnerables
El informe muestra que 132 de las víctimas eran hombres y 89 mujeres, reflejando una afectación ligeramente mayor en la población masculina. Por franjas de edad, los mayores de 70 años representan casi la mitad del total, con 106 fallecidos. La franja más afectada es la de personas entre 80 y 89 años, con 52 víctimas, seguida por la de 70 a 79 años, con 41 fallecidos. También se contabilizan 13 víctimas mayores de 90 años.
Entre los menores de edad, 9 perdieron la vida: 7 de ellos tenían menos de 10 años y 2 estaban en la franja de 10 a 19 años. Este desglose etario resalta la vulnerabilidad de los extremos de la población, desde los niños hasta los ancianos, frente a las inundaciones.
En cuanto a la nacionalidad, 26 de las víctimas eran extranjeras, provenientes de 11 países distintos. Este dato refleja el impacto multicultural de la tragedia en una comunidad diversa como la valenciana.
Dónde se hallaron las víctimas
Casi la mitad de las personas fallecidas fueron localizadas en espacios interiores: 66 en viviendas, 30 en garajes y 11 en residencias. En Paiporta, sorprendentemente, ninguna de las víctimas fue hallada en garajes, mientras que en Catarroja y Benetússer casi la mitad de los fallecidos en garajes se concentraron en estas localidades.
Otras 27 víctimas se encontraron en calles, 24 en campos y 15 en carreteras, lo que evidencia la rapidez y peligrosidad de las inundaciones tanto en entornos urbanos como rurales. También se hallaron víctimas en espacios acuáticos, como la Albufera (2), acequias (2), ríos (1) y playas (2).
Municipios más afectados
Paiporta encabeza la lista con 45 víctimas mortales, seguida de Catarroja (25) y Valencia (17). Otros municipios con cifras significativas son Alfafar (15), Massanassa (12), Torrent (11) y Picanya (10). Localidades más pequeñas, como Sedaví (11), Chiva (8), Cheste y Quart de Poblet (7 cada una), también registraron números trágicos.
El resto de las víctimas se distribuye en localidades como Riba-roja de Túria (7), Utiel y Aldaia (6 cada una), y poblaciones menores como Pedralba, Algemesí y Albal (3 cada una). Ciudades más grandes como Alzira y Sueca también registraron fallecimientos, aunque en menor número.
Espacios y circunstancias
La diversidad de escenarios donde se hallaron las víctimas muestra la magnitud del desastre. En áreas urbanas, las lluvias torrenciales inundaron garajes y viviendas en cuestión de minutos, atrapando a los residentes. En entornos rurales, los campos y carreteras se transformaron en trampas mortales para quienes intentaban desplazarse durante el temporal.
Estos datos reflejan la necesidad de mejorar las infraestructuras para minimizar los riesgos de inundaciones y evitar que estos espacios se conviertan en puntos críticos durante catástrofes naturales.
La labor del Centro de Integración de Datos
El CID, compuesto por especialistas forenses y agentes de la Guardia Civil y la Policía Nacional, ha sido clave para recopilar y analizar datos sobre las víctimas. Este organismo supervisa los informes de identificación y asegura que las cifras oficiales sean precisas y transparentes.
El trabajo del CID no solo facilita una visión detallada de la tragedia, sino que también proporciona información esencial para diseñar estrategias de prevención y respuesta ante futuras emergencias.
Reflexión: ¿qué podemos aprender de esta tragedia?
La DANA 2024 ha puesto de manifiesto las vulnerabilidades de las comunidades valencianas frente a fenómenos meteorológicos extremos. La concentración de víctimas en viviendas, garajes y residencias plantea interrogantes sobre la seguridad de estos espacios durante emergencias climáticas. Además, los datos revelan la importancia de proteger a los sectores más vulnerables, como niños y ancianos.
¿Cómo puede la Comunidad Valenciana reforzar sus infraestructuras para prevenir tragedias similares? ¿Qué medidas deben implementarse para proteger a los colectivos más frágiles? Estas preguntas abren el debate sobre cómo prepararse para futuros desastres y garantizar que las lecciones aprendidas de la DANA se traduzcan en políticas efectivas y duraderas.