No puede ser. Lo que se gana en Europa -ante rivales de poca entidad, eso sí- se pierde en la Liga de la forma más inverosímil. Si hace apenas un par de años nos cuentan que el público de Mestalla se tenía que ver pidiendo la hora para poder empatar ante el Valladolid, nos piden hora, sí, pero con el psiquiatra. La famosa tecla hoy brilló por su ausencia en el feudo valencianista, mancillado por un equipo de media tabla donde antaño los grandes salían a jugar con mucho respeto.
Y eso que la cosa pareció comenzar con buen pie. Djukic confió la defensa del feudo a Guaita, Barragán, Ricardo Costa, Mathieu, Bernat, Parejo, Javi Fuego, Éver Banega, Dorlan Pabón, Piatti y Paco Alcácer y a los tres minutos, Barragán entraba en el área siendo derribado por el portero del Real Valladolid, Mariño. El colegiado Delgado Ferreiro pitaba penalti pero, incomprensiblemente, sacaba sólo la tarjeta amarilla en vez de la roja, que hubiera sido lo normal, al guardameta pucelano.
Pero el infortunio aún nos reservaba una mala sorpresa: el disparo de Banega desde los once metros se iba fuera. El argentino está sobre el césped pero su cabeza está muy lejos de la capital del Turia. Quizás Salvo debería estudiar las ofertas que asegura tener su representante y deshacerse de un jugador que, definitivamente, no está dispuesto a dar la talla con la elástica del Valencia CF.
Y para no dejar a medias la colección de despropósitos, cuatro minutos después llegaba un error de la defensa valencianista, con un desafortunado Ricardo Costa, que no pudo impedir el remate de cabeza de Javi Guerra, completamente libre en la frontal del área valencianista, tras un centro desde la banda. Los de Pucela marcaban el primero de la tarde y la parroquia no se lo creía: del posible 1-0 se había pasado al 0-1 y aún no se llevaban ni diez minutos.
La afición comenzó a pitar cada vez que Banega tocaba el balón. La desgana era evidente en el argentino y eso Mestalla no lo perdona. Pero sería injusto centrar en él las culpas. Al menos, Parejo hizo de director de orquesta con bastante más precisión y eso salvó al Valencia CF de un caos mayor. Djukic lo supo ver y a la media hora Canales ya estaba calentando en la banda. Lo de Banega era de juzgado de guardia, aunque intentara disparar desde fuera del área encontrándose unas veces con Mariño y otras con la mala puntería.
En éstas, llegaba el 28′ y Dorlan Pabón volvía a marcar desde la frontal del área, pero esta vez apoyándose en el bote sobre el césped que descolocaba a Mariño y se convertía en el empate a uno. Mestalla respiraba… aún había margen para la reacción. Pero no.
La pareja Pabón – Alcácer comenzó a entenderse a la perfección en la delantera, poniendo en apuros a Mariño en más de una ocasión, que se tuvo que ganar el sueldo. En la media, Parejo y Javi Fuego cogieron las riendas y se ocuparon de la creación. Barragán estuvo sensacional durante toda la primera parte y en el minuto 42 a punto estuvo de liarla otra vez, pero el árbitro se equivocó y le pitó fuera de juego.
Cuando mejor y de forma más insistente estaba jugando el Valencia CF, Delgado Ferreiro señaló el camino de los vestuarios. El entrenador valencianista debió convencerse de que su heraldo Banega no estaba por la labor esta tarde, porque al césped ya no volvió el argentino, sino el bravo cántabro Sergio Canales, que al menos demuestra voluntad y, por qué no decirlo, una clarividencia a la hora de ver los pases que Banega no sabe -o no quiere- tener.
Y dicho y hecho, la primera jugada protagonizada por Canales se convirtió en peligro, conjurado por Mariño con una gran parada.
Pero la suerte era esquiva y en el minuto 51, un mal rechace de la defensa valencianista rebotaba en la espalda de Mathieu habilitando al visitante Alcatraz, que marcaba a placer el segundo para el Valladolid. Parecía increíble que las dos únicas jugadas de peligro del Valadolid se hubieran convertido en gol.
En el 57, una entrada sobre Piatti significó la tarjeta amarilla para el vallisoletano Jesús Rueda y casi el empate para el Valencia CF con el disparo de Parejo, pero el esférico se estrelló en el larguero. Para colmo de desgracias, el argentino Piatti pidió el cambio, lesionado. Entró por él Feghouli, que fue pitado por la afición en su entrada al césped.
Se comenzó a crecer el Real Valladolid, mientras que el Valencia CF comenzó a desaparecer, especialmente la defensa, que veía cómo los Javi Guerra y compañía se plantaban en el área blanquinegra como Pedro por su casa. En cualquier caso, Djukic mandó volcar el ataque valencianista por la banda de Pabón, que era lo único salvable del encuentro por parte local. En el ’73, sentó a Paco Alcácer para dar entrada a Hélder Postiga. El cambio fue criticado por cuanto el Valencia perdía en casa 1-2 y el cambio era delantero por delantero. Pabón puede jugar pegado a banda y había otras alternativas de cambio, pero no se atrevió el serbio.
Y llegó el empate del Valencia cuatro minutos después, con Canales sacando el compás y dando un pase medido a Feghouli que el argelino convirtió en gol. El cántabro está muy bien, no se entiende cómo no se le entregan galones para comandar definitivamente el ataque valencianista.
Los últimos minutos fueron un ir y venir en el que la defensa valencianista metía el miedo en el cuerpo a los aficionados, mientras que el Valladolid frenaba las acometidas valencianistas casi sin despeinarse. Al final, lo dicho: Mestalla pidiendo la hora y dando por bueno el empate porque, sencillamente, no había para más. Por eso la despedida fue a base de pañuelos y pitos pero, sobre todo, mucha sensación de impotencia. El Valencia CF, este año, no convence.
VLC Noticias / Javier Furió. Foto: Semprevalencia.com / valenciacf.com