Esta última semana, la moda en los banquillos valencianos es la bronca. Bronca como la que les tiró el argentino a los del VCF en Basilea, y bronca -y de las buenas- la que debió pegarle Joaquín Caparrós anoche a los del Levante UD durante el descanso del encuentro que les enfrentó en Orriols al Athletic Club de Bilbao de Valverde.
En lo que al capítulo de las anécdotas se refiere, el Ciutat de València mostró una de las entradas más pobres de la temporada. Antes del inicio se guardó un minuto de silencio por el jugador juvenil del Ontinyent CF Óscar Martínez, fallecido a los 17 años de edad en pleno partido este fin de semana.
Durante la primera mitad, sobre el césped del Ciutat de València se pudo ver algo inaudito, un Levante ramplón que esperaba al Athletic con una pasividad desconocida, andando en algunas fases del juego. Ver a un Juanfran fallón o a El Adoua defendiendo a los atacantes por delante, mientras que los ‘leones’ atacaban con los ‘dientes fuera’, es algo que dejó boquiabiertos a los aficionados granotas, más por la parsimonia de los suyos que por fiereza de los vascos.
Sólo Xumetra, con un remate de cabeza que se marchaba por poco por encima del palo, inquietó a Gorka Iraizoz.
Y eso que la suerte comenzó sonriendo a los de casa, cuando los visitantes fallaron un penalti -igual de claro que de tonto- de Juanfran sobre Muniain cuando a éste se le marchaba el balón fuera. San José aumentó el ‘gafe’ de los rojiblancos en los lanzamientos de pena máxima -llevan cuatro fallados en lo que va de temporada- al enviar el balón fuera, a la derecha del portal defendido por Keylor Navas.
Pero los de Valverde estaban atacando con mucha insistencia y, sobre todo, triangulando a placer en las mismas barbas del Levante. Algo que pagó pronto el conjunto dirigido por Caparrós. Ander Herrera metía un balón en el área que remataba Aritz Aduriz con tan mala suerte para el Levante que el esférico rebotaba en Héctor Rodas y despistaba totalmente a Keylor Navas.
Se adelantaban los bilbaínos a las primeras de cambio y aumentó la monumental ‘torrija’ de los granotas, que parecían deambular por el césped como aletargados. Mientras, los hombres del ‘Txingurri’ insistían buscando el gol que ‘matase’ el partido o por lo menos que les diera tranquilidad para afrontar la segunda mitad.
En medio de tantas facilidades, Víctor Casadesús se libró por falta de vista del colegiado de una tarjeta roja segura al pisar fortuitamente el tobillo del rojiblanco Mikel Rico, una escalofriante entrada que dejó al vasco totalmente roto. Finalmente, el jugador del Athletic tuvo que dejar el encuentro siendo sustituido por Morán. Corría el minuto 31.
La cara de Caparrós en la banda, y también la presencia de jugadores granotas calentando, debió sugerir a los que estaban jugando que ‘algo se estaba calentando’ en el humor del técnico andaluz, porque los locales se espabilaron un poco intentando recortar diferencias antes del descanso. Pero lo que llegó fue el segundo de los ‘leones’ cuando ya se preparaba la ‘pizarra’ con el descuento.
Los mismos protagonistas del primer gol del Athletic gestaban una jugada mortal: Ander Herrera centraba al segundo palo donde Aduriz cabeceaba sin saltar siquiera. Mal el capitán granota Juanfran, que se adelantó demasiado para defender al jugador vasco, que no tuvo ni la más mínima oposición para hacer el segundo del Athletic a bocajarro. Navas no podía hacer nada.
En el descanso nadie se atrevió a acercarse al vestuario granota por si se escapaba ‘alguna’, a tenor la cara que llevaba Caparrós camino a las duchas. Algo debió inculcar a sus jugadores el técnico andaluz, porque el Levante UD que salió al césped en la segunda mitad no tenía nada que ver con el que lo dejó en la primera.
Volvieron los granotas a su acostumbrada presión al rival, no dejando pensar a los rojiblancos hasta el punto de tenerlos acorralados por momentos. Así, en pleno desconcierto vasco, Rubén se metía hasta la cocina y al intentar centrar golpeaba en San José que desviaba el esférico con una parábola que batía por alto a Iraizoz. El Levante se acercaba y hacía pensar a su parroquia que era posible la remontada.
Apretaron los de Caparrós en busca del empate, y solo la falta de puntería lo impidió. El Levante lo intentaba y lo intentaba pero está claro que Barral no es el jugador decisivo que hace unas jornadas, y el Athletic se espabiló al mismo tiempo que el Levante comenzaba a fallar sus ocasiones.
Era el momento en que debía aparecer -y vaya si lo hizo- el costarricense Keylor Navas, que tuvo tres manos milagrosas, especialmente una en la que Aduriz le intentaba levantar el esférico por encima de la cabeza y el portero del Levante volvía a demostrar sus reflejos felinos. El ex delantero valencianista ya se lo había encontrado poco antes, escorado en el primer palo, por la derecha, y poco después también probó las manoplas de Navas en el otro palo Muniain.
Barral tradujo su impotencia en dos jugadas infantiles que no se explican en un jugador profesional: la primera, en pleno acoso granota a la portería del Athletic, en la que agarró a Gorka Iraizoz por detrás, cuando el cancerbero vasco tenía en su área el balón aferrado con ambas manos. El árbitro, que estuvo bastante correcto durante todo el encuentro, le mostró al granota la primera tarjeta amarilla.
La segunda fue más innecesaria aún, con el partido ya finalizado. Y fue al quejarse de una jugada ante el colegiado. David intentó escenificar su queja y empujó al árbitro haciendo que se le cayera el balón de las manos. Joaquín Caparrós, que en ese momento estaba esperando ser entrevistado por los periodistas de Cuatro, se enteró cuando era entrevistado y se limitó a decir que “estoy apretando los puños, no puedo decir nada ahora porque estoy a doscientos”.
VLC Noticias | Javier Furió. Fotos: LFP