Mientras los chefs más innovadores juegan con esferificaciones y nitrógeno líquido, la cocina española de siempre se mantiene imbatible con su paella, su tortilla y, por supuesto, sus croquetas de jamón.
De la espuma de aire al olor a tortilla bien hecha
¡Qué tiempos aquellos en los que cocinar era tan sencillo como freír patatas para hacer una tortilla! Ahora, nos hablan de espumas, emulsiones y técnicas de cocina molecular como si estuviéramos haciendo alquimia. Pero, por mucho que la cocina moderna se esfuerce en sorprendernos con platos que parecen sacados de una película de ciencia ficción, los españoles seguimos fieles a nuestros clásicos. Sí, puedes llevarme a un restaurante con tres estrellas Michelin y darme una tapa microscópica de espuma de anguila… pero al final, volveré a casa soñando con una buena paella de toda la vida.
Porque la realidad es que, aunque la gastronomía ha evolucionado (y nuestros estómagos han tenido que adaptarse a porciones cada vez más pequeñas), seguimos prefiriendo los platos que nos recuerdan a la cocina de nuestras abuelas. Esas recetas que no necesitan traducción ni técnicas complicadas. Las de siempre. Y es que, entre tanta modernidad culinaria, los españoles seguimos siendo muy tradicionales.
La paella: El plato estrella que ni Ferran Adrià pudo reinventar
Pocas cosas nos representan mejor que una buena paella. Y cuando digo “buena”, me refiero a la auténtica: con su arroz bien seco, su sofrito y sus ingredientes de siempre. Nada de paellas con chorizo o, peor aún, ¡con piña! Porque, aunque los chefs modernos intenten ponerle su toque vanguardista, la paella es un plato que no necesita florituras. Su receta es tan perfecta que cualquier intento de reinventarla suele terminar en desastre.
Los puristas dirán que cualquier versión que no siga la tradición valenciana es una ofensa, y quizás tengan razón. Pero lo que está claro es que la paella, con su socarrat crujiente y sus ingredientes simples, sigue siendo el plato que todos queremos en nuestras mesas. Puedes ofrecerme un plato de “arroz reinterpretado con aroma de mar”, pero si no veo el arroz en el fondo de la paellera, no cuentes conmigo.
Tortilla de patatas: Porque ningún chef puede mejorar lo perfecto
La tortilla de patatas es la joya de la cocina española. Su receta no tiene complicaciones: patatas, huevos y (si te atreves a unirte al debate más antiguo de la humanidad) cebolla. ¿Y qué ha cambiado en los últimos 100 años? Nada. Porque, por más que los chefs intenten darle la vuelta (y no me refiero a voltearla en la sartén), la tortilla de patatas es intocable.
Algún valiente ha intentado servirla en forma de espuma, o ha añadido ingredientes exóticos para “darle un toque”. Pero lo cierto es que la tortilla clásica sigue siendo la reina indiscutible. No importa cuántos premios haya ganado un chef por su innovación: si no sabe hacer una tortilla de patatas jugosa, con su huevo a punto de chorrear (¡oh, bendita yema líquida!), está perdido.
Las croquetas: Porque todo sabe mejor cuando está frito
Si la cocina española tiene un superpoder, ese es el de convertir cualquier resto de comida en una croqueta deliciosa. Y aunque los chefs más osados han intentado versionarlas con ingredientes de lo más inverosímiles (croquetas de maracuyá, ¿en serio?), el público lo tiene claro: la croqueta de jamón sigue siendo la estrella.
La croqueta es como esa amiga que siempre te saca de un apuro: está ahí cuando no sabes qué cocinar, cuando tienes invitados inesperados o cuando simplemente te apetece algo rico. Y no importa cuántas versiones vanguardistas intenten colarnos, al final, todos sabemos que las croquetas más simples son las mejores. Nada de rellenos experimentales ni fusiones imposibles. Lo que queremos es ese bocado cremoso y crujiente que nos recuerda a las comidas en casa.
Jamón ibérico: El lujo que no necesita presentación ni “foams”
En un mundo lleno de espumas, geles y aires culinarios, el jamón ibérico sigue reinando como el rey indiscutible de los embutidos. Y es que, mientras la alta cocina juega con técnicas y nombres rimbombantes, el jamón no necesita más que una loncha perfectamente cortada para impresionar. ¿Nitrógeno líquido para mejorar su sabor? ¡Ni lo sueñes! El jamón es tan perfecto en su estado natural que cualquier intento de “elevarlo” solo conseguiría estropearlo.
Por eso, mientras algunos chefs se esmeran en transformar ingredientes sencillos en platos de laboratorio, los españoles seguimos cortando jamón a cuchillo, disfrutando de cada bocado como si fuera una obra de arte (que lo es, pero sin pretensiones).
El gazpacho: La sopa fría que nadie ha logrado mejorar
Por mucho que algunos intenten añadir frutas exóticas o técnicas avanzadas para hacer del gazpacho algo “moderno”, la verdad es que este plato ya alcanzó la perfección hace siglos. ¡Es que no necesita más! Tomates, pimientos, pepino, un buen chorro de aceite de oliva y ¡listo! Que sí, que puedes añadir sandía para sorprender a los turistas, pero al final, el gazpacho andaluz tradicional sigue siendo imbatible.
Y es que en plena revolución culinaria, lo que más queremos en verano es un buen gazpacho fresquito, sin espumas ni adornos. Solo el sabor simple y auténtico que nos recuerda a los días calurosos en el sur. Porque, aunque intenten mejorarlo, la simplicidad siempre gana.
Conclusión: La alta cocina está bien, pero la tradición nunca falla
Después de tantos experimentos culinarios y menús de degustación dignos de un examen de química avanzada, la conclusión es clara: la cocina tradicional española sigue siendo la que más nos llena (literal y emocionalmente). Por mucho que los chefs modernos intenten reinventar la rueda, los platos de toda la vida se mantienen firmes en nuestra mesa.
Paellas, tortillas, croquetas, jamón ibérico y gazpacho. Estas son las recetas que nos han acompañado siempre, y que seguirán haciéndolo, porque en el fondo, cuando pensamos en comida, lo que queremos es algo que nos reconforte, que nos haga sentir en casa. Así que la próxima vez que alguien te ofrezca una “reinterpretación” de un plato clásico, piénsalo dos veces. Y tú, querido lector, ¿eres más de platos vanguardistas o prefieres los clásicos de siempre? ¿Qué plato tradicional no puede faltar en tu casa? ¡Déjanos tu comentario y únete al debate más delicioso!