Argentina salió parada con un dibujo creado para Messi. Sabella lo sabía y lo sabíamos todos. Mejor armada y colocada que la selección belga, la albiceleste vio recompensada su organización con un gol de Higuaín. Una de esas pelotas rebotadas que ‘El Pipita’ enganchó y la guardó en el lado derecho del arco donde en arquero no podía llegar. Con el uno a cero a favor, la selección de Sabella no cambió su fórmula. Los belgas tampoco. El medio campo era el escenario de batalla y cada uno de los combinados intentaba tomar el control del partido. En esa situación Argentina se veía favorecida, disponía de mejores hombres y mejor disciplina, algo que no habíamos visto en los anteriores encuentros.
La cosa varió cuando Di María recibió un severo golpe y fue cambiado por Enzo Pérez, un hombre más de contención que de ataque. Aún así el partido transitó con una propuesta más interesante por parte de Argentina que de Bélgica. Con el uno a cero se llegó a los primeros 45 minutos.
En el segundo tiempo Bélgica estiró filas pero con pobres recursos y con más ganas que fútbol. Argentina hizo una de sus cosas preferidas, dormir el partido, encerrarse atrás, perder el tiempo y salir al contragolpe. Es decir, un equipo proponía una forma de juego basado en la valentía y el otro la vieja escuela del cerrojo ‘a la italiana’.
Los últimos minutos se hicieron largos, incluso Bélgica dispuso de un par de buenas oportunidades pero la pelota se negó a entrar. Con Argentina agazapada, también Messi pudo haber logrado un nuevo gol pero el arquero belga le ganó en el mano a mano.
Argentina, Brasil y Alemania se plantan en las semifinales. Tres equipos poderosos pero llenos de incertidumbres y claroscuros. Poco fútbol, mucha leyenda y demasiado pragmatismo sobre el pasto. A lo mejor el Mundial 2014 empieza a partir del martes.
VLC Noticias | Jimmy Entraigües