El superhéroe tendrá un nuevo logotipo y el 23 de julio, a partir de este año, será el Día Oficial de Batman en los Estados Unidos, un homenaje que más de un héroe de cómics desearía.
El hombre murciélago de Bob Kane y Bill Finger, que ahora cumple 75 años, no quiere jubilarse y se encuentra muy acomodado en su faceta más oscura gracias a la última trilogía fílmica, ya olvidado su pasado psicodélico y pop de los años ’60.
El encargo que a finales de los años treinta hizo DC Comics a Bob Kane -que durante décadas minimizó las aportaciones estilísticas de Finger- era encontrar un personaje capaz de competir en popularidad con Superman, el superhéroe del planeta Krypton ‘nacido’ tan solo unos meses antes en las páginas de Action Comics, y convertido en el objetivo a batir por el resto de editoriales.
Si el hombre de acero tenía dones sobrehumanos, la pareja Kane-Finger ideó a un joven millonario sin superpoderes pero con una obsesiva ansia justiciera provocada por el asesinato de sus padres del que fue testigo. Bruce Wayne, nombre “civil” del atormentado ser de doble vida vio la luz en mayo de 1939 en el número 27 de la revista Detective Comics. Batman estaba claramente inspirado en personajes como El Zorro o la Pimpinela Escarlata, simples mortales a primera vista, pero dotados de una agilidad, fortaleza e inteligencia muy convenientes si se quiere luchar contra el crimen y el éxito del guardián de Gotham City fue inmediato.
En 1940, tenía ya una colección con su nombre y en 1943, en plena Segunda Guerra Mundial, una tira diaria en la prensa junto a su joven ‘aprendiz’ Robin, una relación maestro-pupilo donde los más suspicaces vieron una carga homoerótica perjudicial para adolescentes y niños.
Pero el Batman sombrío, maduro y lleno de aristas, que los fans actuales asocian a la novela gráfica ‘The dark knight’ del genial historietista Frank Miller (1986) y, sobre todo, a la reciente trilogía cinematográfica de Cristopher Nolan -a la que pone rostro Christian Bale– había tenido un colorista pasado del que algunos de sus más integristas seguidores se desentienden.
Se trata en concreto de la reinterpretación kitsch en clave televisiva, protagonizada a principios de los sesenta por un Adam West pasado de peso, con unos decorados de cartulina, gadgets de todo a cien, onomatopeyas escritas a toda pantalla y la inolvidable y pegajosa banda sonora.
Despropósito estético para unos o encantadora versión sin pretensiones para otros, pero la verdad es que la serie provocó de nuevo el interés del público por un personaje entonces de capa caída.
Recuperado poco a poco el prestigio ‘cool’ en estas dos últimas décadas, el personaje de Batman se encuentra ahora en el podium indiscutible de la cultura popular junto al intachable Superman -incluso un peldaño por encima, para algunos- gracias al lavado de cara y de cerebro ejecutado por Miller.
Para celebrar los 75 años, además de ediciones y materiales especiales a cargo del propio Frank Miller o Neal Adams, entre otros autores, se ha creado un nuevo logotipo para el hombre murciélago y el 23 de julio será el Batman Day en EE.UU., con actividades en tiendas y librerías de todo el país.
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