La analista y periodista reflexiona sobre el derecho a expresar libremente las ideas, la polarización del periodismo en España y el impacto de los intereses públicos y privados en la independencia de los medios.
Beatriz Talegón ha ofrecido una contundente defensa del derecho a la libertad de expresión, recogido en el artículo 20 de la Constitución Española, en el que se garantiza la posibilidad de expresar y difundir pensamientos, ideas y opiniones mediante cualquier medio. Para Talegón, este derecho es esencial en una sociedad democrática, pero actualmente se enfrenta a múltiples amenazas derivadas de la polarización, la inmediatez informativa y las presiones del poder.
En sus declaraciones, Talegón abordó un concepto tan antiguo como el pensamiento mismo: la verdad. Reflexionó sobre su naturaleza subjetiva y las múltiples perspectivas necesarias para construirla. “¿Qué es la verdad? ¿Existe una única verdad?”, se preguntó. Haciendo referencia a la frase clásica “la verdad es la verdad, la diga Agamenón o su porquero”, Talegón matizó que ambas versiones, la de un poderoso y la de un humilde, pueden diferir según el contexto, los intereses y las experiencias de cada uno. Para ella, entender un hecho requiere integrar diferentes puntos de vista y no imponer una única versión como absoluta.
En este sentido, la periodista denunció el auge de lo que considera una forma de totalitarismo disfrazado de progresismo. “Este dogma de que solo existe una verdad, la que yo digo, y que todo lo demás son mentiras que deben ser censuradas, es un peligro. Eso no es libertad, es totalitarismo, y en muchos casos, fascismo, aunque quieran pintarlo de moderno”, afirmó con contundencia. Subrayó que las sociedades democráticas deben permitir la convivencia de ideas y opiniones plurales, siempre bajo el amparo de la ley, y que corresponde a la justicia, y no a actores externos, decidir si se ha vulnerado algún derecho.
La reflexión de Talegón se amplió hacia el estado actual del periodismo, una profesión que, según ella, ha perdido su esencia como garante del derecho a la información plural y verificada. La llegada de las nuevas tecnologías, con la inmediatez informativa como norma, ha transformado la labor periodística, muchas veces sacrificando la profundidad y la veracidad en favor de la rapidez y el impacto. “La información ya no se trabaja con tiempo. Vivimos en un ritmo vertiginoso donde las noticias se consumen rápido y se publican aún más rápido”, lamentó. Esta dinámica, señaló, ha llevado a que el periodismo deje de ser un servicio social para convertirse en una mercancía más dentro del ecosistema mediático.
Talegón también citó el informe de Reporteros Sin Fronteras sobre la clasificación mundial de la prensa, que advierte sobre dos riesgos importantes en España. Por un lado, la creciente polarización, que ha transformado a los medios en herramientas de propaganda en lugar de ser espacios de información plural. Por otro lado, cuestionó la relación entre el poder y los medios de comunicación, poniendo el foco en la dependencia económica de los medios respecto a la publicidad institucional y los intereses privados. “¿Es ético que una profesión que debe controlar al poder dependa de este para financiarse?”, preguntó. Para Talegón, esta relación perversa debilita la independencia de los periodistas y contribuye a la pérdida de confianza de los ciudadanos en el periodismo, algo que el informe también destaca como un problema creciente.
La analista no dejó pasar la oportunidad de criticar la creciente influencia de empresas privadas y plataformas de verificación que, según ella, se han arrogado el papel de árbitros de la verdad. “Cuando el honor de una persona se ve afectado por calumnias o injurias, debe ser la justicia quien lo determine, no un vecino en un canal ni un periodista que decide quién tiene razón basándose en intereses propios o externos”, enfatizó. Para Talegón, este fenómeno supone un ataque directo a la libertad de expresión y una forma de censura encubierta.
Pese a sus críticas, Talegón también destacó la importancia de espacios mediáticos donde se fomente la reflexión y el análisis. “La gente agradece cuando las noticias se explican con claridad, cuando se responden preguntas reales y se da contexto a los hechos. Eso es lo que el periodismo debería recuperar: la conexión con la gente y la capacidad de empoderar al ciudadano a través de una información bien fundamentada”, concluyó.
En un momento en el que la polarización, la censura y las presiones económicas afectan al periodismo, las palabras de Talegón invitan a reflexionar sobre el papel de los medios en una sociedad democrática. ¿Cómo podemos garantizar la independencia de los periodistas frente a los intereses públicos y privados? ¿Es posible recuperar la confianza ciudadana en la prensa en un contexto de tanta división? La respuesta a estas preguntas será clave para el futuro del periodismo y la libertad de expresión en España.