Vecinos relatan la devastación, la llegada tardía de las ayudas y las dificultades para reconstruir el pueblo tras las graves inundaciones.
Una catástrofe sin precedentes
La DANA del 29 de octubre dejó a Benetuser prácticamente sumergido. El agua alcanzó hasta dos metros y medio de altura, especialmente en las zonas más bajas, donde las viviendas, comercios y vehículos quedaron destruidos. “Fue un desastre total. A día de hoy, muchos negocios no existen y las calles todavía muestran los estragos,” explica un vecino afectado.
Solidaridad desorganizada y tardanza institucional
En los primeros días tras la DANA, la respuesta inicial estuvo marcada por la solidaridad ciudadana, aunque careció de organización. “Llegó mucha gente con ganas de ayudar, pero no sabían qué hacer ni a dónde ir,” relata un residente.
La llegada del Ejército y la Unidad Militar de Emergencias (UME), cruciales para la limpieza y organización, no se produjo hasta cinco o seis días después del desastre. “Desde que llegaron, las cosas empezaron a moverse, pero antes de eso fue un caos absoluto,” lamentan los afectados.
Desigualdad en los daños
Las áreas con menor poder adquisitivo, como Parque Alcosa y Barrio Orba, fueron las más golpeadas. “En estas zonas la situación es dramática. Las personas no solo han perdido negocios, sino también todo lo que tenían en sus casas,” detalla otro vecino.
Los daños estructurales y las carencias en infraestructuras como el alcantarillado complican aún más el panorama. “Si vuelve a llover fuerte, las alcantarillas colapsarán otra vez. No estamos preparados,” advierte un habitante.
Costes inasumibles y abuso económico
La recuperación enfrenta un obstáculo económico importante. Los altos costes de limpieza y reparación han puesto a muchos vecinos contra las cuerdas:
“Cobran hasta 5.000 euros al día por limpiar garajes. La gente está aprovechándose de la desgracia para hacer negocio,” denuncian.
Mientras tanto, las ayudas del Ayuntamiento y otras instituciones no han sido claras ni suficientes. “Quienes más han ayudado son las asociaciones vecinales y culturales, pero del Ayuntamiento poco se sabe,” afirman algunos afectados.
Una comunidad agotada pero esperanzada
A un mes de la DANA, la recuperación avanza lentamente. Las calles están despejadas de barro, pero los daños económicos y emocionales siguen siendo enormes. “La gente ha perdido todo: sus casas, sus negocios, sus vehículos. Necesitamos ayuda urgente,” recalca un residente.
Además, los problemas ambientales persisten. Vecinos denuncian el vertido de lodos y aguas residuales en el Barranco del Pollo, lo que podría generar un grave impacto en la Albufera.
Una llamada a la acción
Los vecinos exigen una respuesta más ágil y efectiva de las administraciones. Piden ayudas económicas inmediatas, planificación estructural para evitar futuras catástrofes y una mejor coordinación de los esfuerzos humanitarios.
“Si tuviera al presidente o al jefe del Ayuntamiento delante, les pediría que se rodearan de gente capacitada y escucharan a los vecinos. Hace falta coordinación y liderazgo,” concluye uno de los habitantes afectados.
¿Qué crees que deberían priorizar las administraciones para acelerar la recuperación en Benetuser?