El episodio 5 de El libro de Boba Fett ha dejado claro que el camino que van a seguir Disney y Star Wars durante los próximos años en la plataforma de streaming es el marcado por The Mandalorian, pero también que no van a renunciar a sacar rentabilidad a Baby Yoda siempre que sea posible. Me refiero a rentabilidad narrativa, además de económica, claro está. Porque nadie se esperaba a Baby Yoda (Grogu, para los amigos) tan pronto. En todas las filtraciones sobre El libro de Boba Fett la incorporación de Din Djarin, Mando (Pedro Pascal), a la serie era una constante, pero ni una sola palabra sobre Baby Yoda. Lo primero que ha demostrado el episodio 5 de El libro de Boba Fett el concepto, el universo, los personajes y la forma de contar historias que ha abierto The Mandalorian para Star Wars le funciona a Disney. Hay dos forma de ver la inflexión narrativa en El libro de Boba Fett. Una es que The Mandalorian ha salvado a su nueva miniserie: en líneas generales, no estaba funcionando y necesitaba un impulso a mitad de temporada (esto, por supuesto, lo sabían desde el momento en que Jon Favreau se sentó a escribir). La otra es que Boba Fett solo ha sido un alto en el camino para contar otras historias: han utilizado vilmente al personaje de Boba Fett. Todo el equipo de la serie se refirió a ella durante el rodaje como The Mandalorian temporada 2.5, lo que era ya una declaración de intenciones de partida, un entremés, un alto en el camino antes de seguir con la historia general. Tanto en un escenario como en el otro esperábamos a Din Djarin (Pedro Pascal), Mando para los amigos, pero no nos esperábamos a Baby Yoda, ni tampoco a La Armera ni a Paz Vizsla. Sobre todo no nos esperábamos a Baby Yoda. A ver que la Armera y Paz Vizsla (o el clan Vizsla y lo que representa dentro del canon de Star Wars) desde que asomó la melena Bo Katan en The Mandalorian estaba claro que reaparecerían tarde o temprano, pero Baby Yoda parecía haber pasado razonablemente de página después de haber cumplido con su misión (poner en movimiento a Din Djarin y ayudarle a ver más allá del casco).
Lo segundo que ha dejado claro este episodio es la misión de esta miniserie dentro del universo Star Wars: es una plataforma para presentar los nuevos proyectos de Star Wars que transcurren entre El retorno del Jedi y El despertar de la Fuerza sin que los espectadores tengan que haber visto las series de animación, ni haber leído ni un solo libro ni comic. Y ahí es donde entra Baby Yoda. Por un lado, El libro de Boba Fett nos ha presentado los bajos fondos del planeta favorito de Star Wars: Tatooine. Esto abre la puerta, a partir de ahora, a cualquier historia que tenga que ver con cazarecompensas, con los sindicatos del crimen durante la Nueva República más allá de los Pyke (o centrado solo en ellos, que al final son los narcotraficantes del Universo Star Wars) o con el futuro incierto de Q’ira (el personaje de Emilia Clarke, que en los comics se enfrentó a Darth Vader y Darth Sidious y que desapareció misteriosamente durante el Imperio). Por otro lado, la serie nos ha presentado a nuevos personajes que abren la puerta a otros nuevos personajes, como Krrasantan, quizá la puerta dentro del universo Star Wars en la plataforma Disney + para Doctora Aphra, en el caso de que se confirmen los rumores de que habrá serie sobre este personaje, y, siendo conservadores, para que no nos llame la atención el wookie peleón cuando le veamos en la serie Obi-Wan Kenobi, que tiene toda la pinta de aparecer. Como ya nos lo han presentado, aunque la serie de Ewan McGregor transcurra en el pasado, no va a llamarle a nadie la atención encontrarse con este cazarrecompensas nacido en los comics y no hace falta perder el tiempo explicando quién es. De eso ya se ocupó el personaje de Jennifer Beals en el episodio 4 con su loa a Krrasantan, el gladiador. Y si no sale en Kenobi y le reservan para un spin-off de guerras de cazarrecompensas, tres cuartos de lo mismo.
#TheBookOfBobaFett spoilers
— din djarin archives (@djarinarchives) January 26, 2022
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Y, por último, la serie ha tendido un puente con la temporada 3 de The Mandalorian (de ahí lo de 2.5): nos han explicado despacio, en plan CSI o NCIS, lo que representa la espada, lo que le pasó a los mandalorianos, lo malo que es Moff Gideon (que se ha confirmado que vuelve en la temporada 3) y que por ahí anda todavía Bo Katan. ¿Cómo encaja Grogu en todo esto? El final de la temporada 2 de The Mandalorian dejaba más o menos fuera de juego a Grogu/Baby Yoda en la temporada 3 de The Mandalorian. Grogu tiene más sentido en la serie de Ahsoka o con nuevos proyectos que tengan que ver con los jóvenes Jedi entrenados por Luke Skywalker, eso sí, con una fecha de caducidad provisional: en el momento en el que Ben Solo/Kylo Ren abandona la escuela Jedi y acaba con la vida de sus compañeros (salvo 3), Grogu no aparece en el canon por ningún lado. Así que es razonable pensar que apunta hacia Ahsoka. O quizá aparezca de momento para atar más cabos sueltos. ¿Y si en el reencuentro de Mando y Grogu nos enteramos cómo fue posible que el joven Grogu sobreviviera a la Orden 66?
El caso es que Star Wars se ha servido de Boba Fett para hacer avanzar y preparar al resto de ficción que tiene en parrilla y hemos tenido que pagar un peaje cinemático-emocional en forma de flashbacks a tutiplén. Y ahora se va a servir de Baby Yoda para garantizar que la experiencia The Mandalorian es completa.