El Péndulo | Jimmy Entraigües.- Hablar con Mamen Payá Ferrando (Valencia, 1973) es adentrarse en el universo de la literatura más íntima, donde las vivencias están cargadas de sentimientos y sensibilidad y donde la vida se palpa en cada página.
A tenor de la publicación de su libro ‘La libertad de ser. Memorias de una treitañera” (luego llegarían a los largo de este año ‘La habitación del espejo’ y ‘Agua de verano’ que se encuentra a punto de salir), charlamos con Mamen Payá sobre literatura, periodismo, Valencia y la poesía; todos ellos temas muy vinculados a su mundo narrativo.
La autora valenciana ya cuenta en su haber con nueve títulos publicados y en su larga trayectoria como periodista ha trabajado en la cadena COPE, el periódico The New York Times, Le Monde…, lo que indica que su pasión periodística sigue latente a la par que su amor por la literatura.
El Péndulo: ¿Una treintañera tiene tantas cosas para contar?
Mamen Payá Ferrando: Pues en mi caso sí. He vivido experiencias muy intensas, tanto en el terrero del amor como en el terreno profesional y creo que valía la pena. Además, a los treinta años es cuando uno reflexiona sobre sí mismo, sobre lo que ha vivido y sobre lo que vendrá en su futuro inmediato. Es un momento importante porque tienes una independencia económica y personal que hace que te preguntes muchas cosas. Creo que además el libro puedo ser una referencia para otras chicas. La vida nos puede dar momentos dolorosos o desagradables pero.., también momentos maravillosos e irrepetibles. En el libro intento hablar de todo eso y que a los treinta puedes dar forma y vida a todos los sueños de la juventud o…, por lo menos luchar por ellos y buscar que se cumplan. Soy optimista.
E.P.: Eres periodista y escritora con una estupenda trayectoria, eso quiere decir que se puedes alcanzar los objetivos.
M.P.F.: (sonríe) Bueno…, con mucho sacrificio y esfuerzo. Varios de mis cuentos narran, precisamente, esta evolución y ese camino. Varios tienen un valor autobiográfico pero se pueden leer como las vivencias de cualquier chica que busca su propio camino e independencia. Por ejemplo, y esto me di cuenta mientras escribía el libro, antes una mujer de treinta años era una mujer mayor y con una vida muy formada; hoy una mujer de cuarenta es una mujer joven y con un montón de posibilidades en su futuro. Creo que eso es estupendo, ¿verdad?
E.P.: ¿Y la vocación por escribir?
M.P.F.: ¡Ufff! (y mueve la mano ligeramente) Eso viene desde pequeña. Fue algo instintivo y natural. Empecé a escribir gracias a mi padre que siempre me hacía recitar poesía y creo que eso ayudó mucho a mi vocación. Luego ya decidí hacer periodismo y creo que tanto la literatura como el periodismo tienen caminos comunes y era lógico que me dedicara a escribir. Sí que me gustaría indicar que siempre fui muy inquieta y que me trae el arte, la literatura, la música… y el periodismo y la literatura me permiten volcar todas esas inquietudes y transmitirlas a los demás. He tenido la suerte de publicar y de ganar varios premios y eso ayudó bastante a mi carrera. Para mi escribir es una declaración al mundo, una manera de expresarme natural a los demás.
E.P.: La generación que hoy tiene treinta y tanto es una generación muy preparada y parece quedar en dique seco con la actual crisis.
M.P.F.: Yo tengo una idea al respecto. Creo que la generación de los años 70’ fue una generación muy preparada y encontró espacios y posibilidades, no lo tuvo fácil pero logró cosas que su generación anterior no pudo. La generación de los 80’ todavía fue mejor ya que se vio obligada a ser muy competitiva en una sociedad que exigía expedientes brillantes y currículos muy completos, incluso mucha de esa gente tuvo que salir de aquí y fuera se les ha reconocido. Ahora tenemos una generación muy luchadora que quiere verse reconocida y eso me parece perfecto. Creo que cada generación ha sabido adaptarse y buscar sus objetivos en su momento. Pese a la crisis, que es dura, los treintañeros son vitales y valientes.
E.P.: ¿Te gusta más el cuento o trabajar en el terreno de la novela?
M.P.F.:(sonríe) Pues…, ahora me siento cómoda con el cuento. Después de escribir la ‘Libertad de ser…’ veo que es un terreno que me gusta. Empecé a escribir cuentos sobre los treinta años y cuando me di cuenta los reuní y les di forma para el libro. Había escrito unos veinte cuentos y casi no dude en hacer un trabajo colectivo con todos ellos. Creo que el cuento es un espacio muy interesante para un escritor. Parece fácil pero necesitas contar las cosas de una forma mucho más concreta y eso te permite ir más al grano sobre lo que quieres decirle al lector. Me gusta y creo que voy a seguir utilizando el cuento como espacio narrativo.
E.P.: Mamen Payá, muchas gracias por atendernos y que sigas ofreciendo toda esa literatura tan próxima y tan humana que te gusta reflejar en tus escritos.
M.P.F.: Gracias a vosotros. Ha sido un placer charlar y visitar vuestro periódico.