La puesta en marcha del control de acceso a Ciutat Vella con cámaras y multas va a ser la puntilla para el comercio y la hostelería del centro de la ciudad asfixiado, que lleva desde que se inició la pandemia sufriendo una grave crisis con cierre de muchos negocios y con pérdidas que se tardará en recuperar.
Es por ello que vecinos, comerciantes y falleros de Ciutat Vella han pedido en el pleno de hoy, en el hemiciclo municipal que se paralice la puesta en marcha de las cámaras del centro histórico. El concejal de Movilidad, Giuseppe Grezzi, lo ha rechazado: «Llevamos seis meses de trámites».
Ni vecinos ni comerciantes ni servicios de reparto están aún preparados para el cierre que será efectivo a partir de diciembre. No es momento, con un centro cortado por obras y peatonalizaciones, de poner más barreras a los ciudadanos que quieren seguir realizando actividades en el centro de la ciudad. Han sido duros los últimos años, por la mala gestión de la pandemia, y el daño que está provocando ya el cierre del centro.
El PP presentó una moción para que se paralice la puesta en servicio“pues no es el momento de poner más palos en la rueda a comerciantes y hosteleros del centro”,pidiendo que se retrase la puesta en marcha del cierre del centro con cámaras hasta que se llegue a un acuerdo con vecinos y comerciantes. Debería esperarse a que normalice la situación, se terminen las obras y se abran los dos aparcamientos que hoy están cerrados, Parcent y la Reina que ha dejado a esta zona sin cerca de 600 plazas menos de aparcamiento.
Según publica las Provincias, Antonio Fagoaga, de la Agrupación de Fallas Seu-Xerea-Mercat, ha explicado que en las reuniones de las juntas falleras de las comisiones del centro « ya vienen un 65% menos de integrantes desde que se prohibió aparcar en el carril bus«. »Pedimos la intervención del alcalde, que atienda a nuestras reclamaciones. Hemos intentado agendar reuniones con Grezzi y dada su falta de interés en concretar esa reunión nos encontramos hoy aquí. Pedimos respeto«, ha dicho.
Por su parte, Pedro García, miembro de la Junta Directiva de la Asociación de Vendedores del Mercado Central, ha pedido «comprensión y empatía» hasta que terminen las obras. «No estamos en contra ni de las cámaras ni de la urbanización pero pedimos que se cuiden los tiempos y no se pongan en marcha las cámaras hasta que no se terminen las obras que afectan a Calabazas«, ha señalado.
Gemma Piqué, de Albarca, ha lamentado que no haya habido un proceso participativo. «Somos partidarios de un centro histórico paseable pero no podemos convertirnos en un búnquer inaccesible», ha señalado Piqué, que ha preguntado al equipo de Gobierno si es «el mejor momento para poner en marcha las cámaras, en medio de la pandemia, en un centro histórico abierto en canal».
Salvia Ferrer, de Intramurs, ha dicho que reunirse en el centro es «cada día más difícil»: «El deterioro del tejido comercial ha supuesto también que cambien de barrio diseñadores, galeristas, artesanos y artistas». Juan José Ballester, de Viure en Ciutat Vella, ha criticado la «manifesta falta de consenso». «Algunos proveedores se niegan a servir por el retraso que se produce. Se ha suprimido el transporte público de la EMT. Se ha suprimido el acceso al barrio por la calle de la Paz, colapsando las vías periféricas«, ha indicado Ballester.
El concejal del grupo municipal popular Carlos Mundina, ha dicho que la voz del pueblo «está más que representada». «Hay que salir un poco de sí mismo y ver lo que piensa el resto de gente que hoy se ha expresado con claridad», ha señalado, afeando al equipo de Gobierno la falta de diálogo: «Les están pidiendo reunirse, no es una cuestión de ideología».
Pérdida de plazas de aparcamiento
La falta de aparcamiento en el centro de la ciudad es ya una realidad solo los tres distritos de Ciutat Vella, L’Example y Extramurs del centro han perdido en este tiempo 4.259 plazas para estacionar en sus calles. Esto daña directamente al comercio y la hostelería del centro de la ciudad, ya que se une al cierre y la eliminación de trayectos de las líneas de la EMT que ya no llegan hasta el centro.
El distrito donde las pérdidas de zonas de aparcamiento se ha agravado es Ciutat Vella que ha pasado de disponer 822 en 2015 a las 232 plazas en 2019, una reducción de casi 600 plazas lo que significa un descenso del 72%, lo que hace casi imposible aparcar en esta zona para ir de compras o consumir en su oferta hostelera.
El cierre del aparcamiento de Parcent (250 plazas) y el cierre del parking de la plaza de la Reina (348 plazas) para su reforma, lo que dejará al centro de la ciudad con cerca 600 plazas menos de aparcamientos públicos en el centro histórico.
El siguiente distrito donde se ha mermado un importante número de plazas es l’Exiample que disponía de 5.748 en 2015 y ahora dispone de 3.676, ha perdido 2.072 plazas, un merma de 36%. Y le sigue Extramurs que ha pasado de las 6.376 plazas que tenía hace cinco años a las 4.779 al cierre del año 2019, una reducción de 1.597 plazas lo que representa un descenso del 25%, se ha perdido una de cada cuatro.
Además, el centro de Valencia ya ha perdido 250 plazas por el cierre del parking público de la plaza de Parcent, tras el Mercado Central. Una nueva piedra en el camino que no falicita las compras y el consumo en el corazón de la ciudad.