La Audiencia Provincial de Alicante ha condenado a 30 años de cárcel a un hombre por matar con un subfusil de guerra al novio de su expareja sentimental y de herir gravemente a ésta con un cuchillo, hechos ocurridos en junio de 2011 en una vivienda de una urbanización de Dénia.Por el delito de asesinato. la pena de 15 años de prisión Por el delito de tentativa de homicidio, la pena de 9 años, 11 meses y 29 días. Por el delito de quebrantamiento de medida cautelar, la pena de 9 meses .
El acusado, Alain Cler, en el momento de su detención, se encontraba en posesión de un subfusil (pistola ametralladora) con inscripción “MICRO·UZI 9 milímetros IMI..ISRAEL”, tres cargadores con munición y un silenciador. El subfusil está considerado en nuestro país como arma de guerra, estando prohibida la adquisición, tenencia y uso
El acusado, de 50 años, aseguró, a preguntas de la fiscal, que la madrugada del 7 de junio de 2011 acudió a la urbanización La Alhambra de la localidad alicantina y que, en un momento de “locura”, disparó con un subfusil de guerra de 9 milímetros contra la víctima.
El condenado, un ciudadano francés de 49 años y que residía en esta localidad alicantina, contaba con una orden de alejamiento de 300 metros hacia la mujer, que vulneró.
Según la sentencia, facilitada hoy por fuentes del Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana (TSJCV), el condenado deberá indemnizar con 280.000 euros a los familiares del fallecido y con 150.000 euros a su expareja.
El crimen ocurrió poco después de la medianoche del 8 de junio de 2011 en la casa de la mujer, un bungaló de la urbanización La Alhambra, donde presuntamente el encausado se presentó con el subfusil de guerra con silenciador, dos cargadores con 90 balas, grilletes y cinta americana para amordazar.
Aparcó en las proximidades y se encontró en la entrada con el novio de su expareja, un español de Dénia de 32 años, a quien disparó en repetidas ocasiones y mató en el acto.
En su relato de los hechos, Alain C. afirmó que acudió al bungalow donde residía su exnovia para hablar con ella sobre una denuncia por violencia de género y que le condenó a una orden de alejamiento. En este juicio la nueva relación de su exnovia declaró en contra del acusado.
Por ello, aseguró que “sí sabía quien era él” y que cuando le vio llegar a casa de ella conduciendo el coche le subió la “sangre a la cabeza” y que todo lo que pasó fue “por una locura” ya que fue a la casa de su exnovia “para que ella le explicara por qué le “estaba haciendo daño”.
Además, en relación a la agresión a su exnovia, ha remarcado que “no quería matarla” pero que en la pelea que se produjo después de romper la puerta de entrada a la vivienda intentó simplemente “quitarle el cuchillo”, porque “si hubiera querido matarla, lo habría hecho” en cualquier otro momento.
Según ha expuesto Alain, “solamente hice cosas buenas por mi princesa” y ha relatado que la sacó “de la prostitución, de las drogas y del alcohol”, que se encargó de que su expareja recuperara la custodia de su hija y de alquilar una casa de 240 metros cuadrados para vivir “en familia”.
Aparcó en las proximidades y se encontró en la entrada con el novio de su expareja, un español de Dénia de 32 años, a quien disparó en repetidas ocasiones y mató en el acto.
Tras acceder a la vivienda de forma violenta y con ánimo de acabar con la vida de Aránzazu, el procesado, Alain Cler, empezó a golpearla en la nariz, con lo que ella comenzó sangrar. Mientras tanto, el acusado intentó apuntarle con el arma, pero Aránzazu luchó con manos y piernas para evitar que le apuntara con la misma. El acusado continuó golpeándo a Aránzazu en la cara y ambos resbalaron con la sangre que había en el suelo. En el suelo el acusado continuó agrediendo y mordiendo en los dedos de la mano izquierda a Aránzazu, consiguiendo ella quitarle el arma.
Para recuperar el arma, el procesado, Alain Clert mordió a Aránzazu en la pierna arrancándole un trozo ‘de carne. El procesado cogió un cuchillo de la casa e intentó apuñalar a Aránzazu en el pecho, cosa que no consiguió porque el cuchillo se dobló. Cogió entonces otro cuchillo y le cortó a la altura del antebrazo derecho. Al ver ésta que el cuchillo sí cortaba y que el procesado lo aproximaba a su cuello, lo agarró por la hoja con la mano derecha para apartarlo de sí, comprobando que varios dedos le quedaban colgando. En este momento Aránzazu comenzó a marearse y el acusado le dijo: “depués van las niñas”, lo que hizo que Aránzazu sacara fuerzas de flaqueza para seguir luchando, hasta quitarle el cuchillo al procesado.
En ese momento su hija asomó por la puerta y Aránzazu le dijo que pidiera ayuda.
Del cansancio y los golpes, el acusado quedó algo aturdido, momento en que Aránzazu escuchó que llegaba la Policía y aprovechó para entregar a un agente el arma por el hueco de la puerta mientras decía: “que me mata”. Dicho agente, auxiliado por un vecino, golpeó la puerta de una patada y logró abrirla de par en par y tras entrar en el domicilio e identificarse como Agentes del Cuerpo Nacional de Policía se desencadenó una pelea en una habitación, donde usó un cuchillo que había cogido de la cocina para agredir a su exmujer, española de 31 años que ingresó grave con cortes en una mano y traumatismos craneoencefálicos por golpes.
Procedieron a la detención del acusado y a la intervención del arma que se encontraba encasquillada al tener un casquillo a medio salir en la ventana de expulsión.
A preguntas de su defensa, el acusado ha aseveró que “todos somos víctimas”, los primeros “los padres de él”, mientras que “el resto somos víctimas de la locura”, reiteró Alain que indicó que “estaba en depresión”, que “no dormía, apenas comía y solamente bebía café”.