La joven fallera, ejemplo de lucha y vitalidad, deja un legado imborrable en la comunidad fallera de València
«Lamentamos tener que comunicar el fallecimiento de nuestra querida fallera Carla Rodríguez Masiá», aseguraba en un comunicado su comisión. Desde hoy, Carla, de 26 años, es la fallera mayor perpetua e inmortal de la falla Calvo Acacio. Será el recuerdo de una vida intensa, valiente y demasiado corta. Una lección diaria de ganas de vivir. Será recuerdo perpetuo e inmortal en la comisión que la vio apuntarse en el momento de nacer. La que disfrutó con ella de fallera mayor infantil y después de fallera mayor. Y la que vibró con ella en la Fonteta el pasado mes de octubre, donde defendió su condición de preseleccionada para fallera mayor de València de 2024, sobreponiéndose a todas las pruebas que la vida le había puesto injustamente desde que abandonó la adolescencia.
Un ejemplo de superación y compromiso
El pasado mes de julio, en las entrevistas a las preseleccionadas, siempre hay una pregunta obligada: «¿Y hay algo de tu vida que me quieras contar?». Uno espera una curiosidad, un éxito desconocido, una anécdota. Y Carla no lo dudó: «Bueno, pues que en 2016 estuve bastante malita y lo que yo pedía a la Virgen era poder pasar la Ofrenda. Por eso, cada día que la paso es muy importante. Mi vida desde entonces la veo de otra manera». Carla estaba muy feliz porque «ahora estoy bien y este momento de preseleccionada me da aún más ganas de todo. La ilusión ayuda mucho a la mente y al cuerpo».
La de Carla Rodríguez fue la lucha por vivir y por disfrutar cada minuto a pesar de los obstáculos. Fue capaz de completar Administración y Finanzas, sacarse una oposición en Correos, hacer Magisterio y tener mención de Música. Y ser fallera de los pies a la cabeza. Nieta de fundador de la comisión y perenne delegado de sector en la Junta Central Fallera, Paco Masiá.
Una fallera comprometida con su comisión
Muy vinculada a otra representante de su comisión, Tatiana Bello, corte de honor 2000. De niña fue su fallera mayor infantil y de adulta tuvo a su vez a la hija de Tatiana, María Pavón, como infantil. Viajes de ida y vuelta. El pasado mes de julio ambas superaron la preselección y vivieron juntas la aventura de la Fonteta. Antes, habían inaugurado los actos del cincuentenario de la comisión. Recibió a Laura Mengó, Paula Nieto y sus cortes de honor para inaugurar la «rajola» del aniversario.
Carla estaba llena de proyectos y estaba dispuesta para iniciar su largo camino de maestra. Pero primero, dándolo todo en esa Fonteta. En sus redes sociales dejó vídeos llenos de ilusión de sus diferentes «outfits» para cada prueba.
No salió elegida, pero su comentario fue de felicidad por vivir «uno de los días más emocionantes de mi vida. Indescriptible el momento de salir en Fonteta y ver a todas las comisiones y en especial a la mía apoyándonos a mí y a María» y de gratitud «a las Fallas por darme tanto, por regalarme momentos tan especiales y a personas tan maravillosas». A la altura de su permanente sonrisa.
Un legado de lucha y amor por las Fallas
Después llegó la recaída, pero Carla no se rindió y dio su enésima lección de coraje. En la pasada Ofrenda volvió a salir. Acompañando a su comisión en la banda de música. Tocando el clarinete en silla de ruedas. Al llegar a la plaza se levantó y se hizo una foto con su María.
Carla dio a todos una lección diaria de ganas de vivir. Huelga decir que las redes sociales de la comisión se han convertido en un libro de condolencias. La noticia ha llegado como un mal viento a todas las comisiones de la Creu Coberta, que han sentido la pérdida como propia. La Agrupación, las comisiones, los falleros y las falleras.
Una frase llegó desde el otro lado de la calle para resumir la inmortalidad de Carla: es de José Valle, el presidente de la falla vecina, Jerónima Galés. «Nunca se van las personas que no olvidamos y Carla siempre estará presente».
Este sábado estará en el Tanatorio Municipal desde las diez de la mañana y a las seis y cuarto será la misa en el mismo lugar.
Reflexión final
Carla Rodríguez Masiá será recordada como un símbolo de lucha y pasión por la vida y las Fallas. Su legado perdurará en la memoria de todos aquellos que tuvieron el privilegio de conocerla. ¿Qué crees que podemos aprender de la historia de Carla para aplicarlo en nuestra vida cotidiana y en nuestra comunidad?