José Carlos Morenilla
Analista literario
Cuando al fin nuestros ancestros consiguieron mantenerse sobre sus dos piernas, fueron capaces de correr durante más de un millón de años. Se desplazaron desde su lugar originario en África, hasta Pekín o España. Esta habilidad humana se desarrolló mientras crecía evolutivamente su cerebro. Aquel ser que corría sobre dos pies se convirtió en el hombre que era capaz de pensar, pero nunca por eso perdió la capacidad de correr.
Dicen que hace mucho tiempo un soldado ateniense, Filípides, corrió desde el lugar de una batalla, Maratón, hasta Atenas para dar noticia de la victoria. Como resultado de su esfuerzo, murió. Esta leyenda, que tiene más de mito que de realidad, ilustra que somos capaces de realizar esfuerzos superando el límite de nuestras posibilidades en una carrera.
Desde la Olimpiada de 1896 se corre como prueba olímpica aquella distancia entre Maratón y Atenas, 42.195 metros; y desde 1984, cien años después, esa prueba también tiene su versión femenina.
De todas las actividades atléticas, ésta es sin duda la más primigenia y la más natural que pueda realizar un humano. Ni que decir tiene pues, que todos somos capaces de correr. Las diferencias están en el tiempo, la distancia y la velocidad.
Son numerosos, además, los responsables de nuestra salud que nos recomiendan esta actividad deportiva para mantenernos sanos. Encontrarán sin mucho esfuerzo libros, blogs y otros lugares en la RED para regular adecuadamente nuestra carrera.
Las carreras populares, además, se ha puesto de moda. De hecho, en muchas ciudades del mundo, y ya casi en cada pueblo de nuestra Comunidad, se programan de más o menos longitud, y recorren el entorno natural más significativo del municipio. Los participantes en estas pruebas se cuentan por miles.
Para ellos, que han hecho del correr una parte importante de sus vidas, queremos traerles a estas páginas la noticia de aquellas pruebas que por su singularidad y atractivo puedan constituir un objetivo interesante de su actividad.
Empezaremos por TRANSVULCANIA, una carrera de montaña que se ha convertido en un paradigma de esfuerzo y una aventura ilusionante.
Transvulcania, correr por el cráter venciendo al volcán
Las Islas Canarias se han destacado en esta actividad deportiva organizando carreras en entornos naturales especiales. Ésta que presento hoy se celebra en la isla de La Palma.
Esta isla de origen volcánico tiene su punto más alto en El Roque de los Muchachos a más 2400 metros sobre el nivel del mar. Hasta allí llega el sendero que recorrerán los corredores. Es una isla tan montañosa que fue imposible encontrar una superficie plana lo suficientemente larga para ubicar el aeropuerto por lo que al final se excavó en la roca de la ladera Este.
La vegetación ha ido colonizando las laderas volcánicas con pinos centenarios cuya singular corteza los hace muy resistentes a las altas temperaturas de las erupciones y son capaces de rebrotar inmediatamente después de un incendio. En las costas de la punta sur, donde se produjo la más reciente actividad volcánica y en el centro de la isla, cono del volcán principal llamado Caldera de Taburiente, la vegetación es muy escasa y el terreno tiene el aspecto inhóspito de un desierto casi negro por las arenas de lava. Allí, a pesar de la influencia de las brisas atlánticas, las temperaturas pueden ser muy altas durante el mediodía.ç
Todos estos lugares los recorrerán los participantes en las diversas carreras que con motivo del evento TRANSVULCANIA, Plátano de Canarias, se organizan. Así, al habitual esfuerzo deportivo se une una pizca de aventura y un mucho de belleza paisajística.
Los isleños ponen a disposición de los organizadores carreteras, calles, voluntarios, entornos urbanos, policías, ambulancias y toda clase de soportes, en un lugar donde no sobra de nada. Es una isla donde entre un punto y otro sólo es posible un camino y donde una explanada de aparcamiento es casi un milagro. Todo lo comparten con la carrera, sin embargo.
Vía Madrid los desplazamientos a Tenerife no son muy caros. El Puerto de Tazacorte, por su singularidad, su playa y su vinculación con la carrera es un lugar recomendable para alojarse durante esos días.
El traslado desde Tenerife ala palmase realiza, o bien por mar, o en unos aviones pequeños impulsados por hélices que son capaces de aterrizar en los muy pocos metros de longitud de su aeropuerto.
La carrera se celebra anualmente a lo largo del segundo fin de semana de Mayo.
Organizan cuatro pruebas: la ascensión del Kilómetro Vertical, 1100 metros de altitud en menos de seis kilómetros; media Maratón de montaña, 24,1 kilómetros; la Ultratrail o ultramaratón, la prueba reina, 73,3 kilómetros; y la Maratón de montaña, 44,3 kilómetros.
Hay que tener en cuenta que, tratándose de carreras de montaña, las distancias no pueden ajustarse a la misma distancia de las pruebas olímpicas.
EL KILÓMETRO VERTICAL
El jueves por la tarde se celebra esta primera prueba del fin de semana. En sólo seis kilómetros de recorrido se asciende desde el nivel del mar hasta los 1100 metros de altitud.
El puerto de Tazacorte se encuentra en una cala casi inaccesible al pie de un acantilado. Desde allí parte esta prueba. Ahora, ya existe una carretera que enlaza este bonito enclave con el resto de la isla, pero antes sólo existía un estrecho camino que serpenteaba acantilado abajo hasta la playa. Es el camino que debían andar y desandar los pescadores cada día. Una senda estrecha, de viejo empedrado que zigzaguea por la pared casi vertical con el mar al fondo. Recorrerlo es un placer para los sentidos. Sientes el olor a mar, contemplas la inmensidad del océano, tus sueños parecen volar más allá de la vista y, al mirar abajo, una punzada de vértigo te atenaza. Ese sendero habrán de superarlo los corredores.
Es una ascensión emblemática que parte desde el mar. Una prueba deportiva a la altura del kilómetro vertical del Monte Olimpo u otros lugares míticos.
Un reto para especialistas. Sólo algunos participantes en las grandes competiciones siguientes se atreven a intentarlo. También algunos isleños que entrenan un día tras otro en este lugar.
La prueba se realiza contra el crono. Es decir, dado lo estrecho del sendero, los participantes parten uno tras otro, con un minuto de diferencia en la salida. Así los adelantamientos que se producen no son masivos, para no poner en riesgo a los demás.
El primer tramo del recorrido llega a la cota de 250 metros, borde superior del acantilado, después asciende hasta los 750 metros de altitud en el kilómetro 4; los dos kilómetros siguientes te alzan hasta la cota de 1000 metros y por último, asciendes hasta los 1160 metros sobre el nivel del mar habiendo recorrido 6,6 kilómetros.
La primera mujer de las dieciséis participantes femeninas que consiguieron terminar fue Alice Gaggi, quien además ocupó el puesto número 11 en la clasificación general, ya que hombres y mujeres corren al mismo tiempo, como en todas las modalidades de la Transvulcania. Invirtió 59 minutos y 48 segundos.
El vencedor absoluto de la prueba fue Jessed Hernández que invirtió tan sólo 50 minutos y 38 segundos, lo que da un extraordinario promedio de 7:40 Minutos/Km en plena ascensión.
Jesed Hernández es el actual campeón de España de esta prueba, mientras que Alice Gaggi también es una atleta consagrada ya que se proclamó campeona del mundo de carreras de montaña en 2013, ejemplo de que en esta edición se han dado cita los más prestigiosos atletas de la élite internacional.
Las grandes pruebas
El sábado se programan tres grandes pruebas en cada edición de la Transvulcania “Plátano de Canarias”.
Todos los corredores marchan por los senderos GR130 y GR131 ya que toda la isla de La Palma está perfectamente señalizada para recorrerla a pie.
Junto al faro de la playa de Fuencaliente, se da la salida a dos de estas tres competiciones: la ultramaratón y la media maratón. A las seis de la mañana La Ultramaratón de 73,3 kilómetros y media hora más tarde la media maratón de 24,1 Recorren los mismos senderos, pero con distancias y tiempos diferentes. Aún así, dado los largos tramos comunes, algunos participantes de pruebas diferentes pueden coincidir en la carrera.
Media Maratón
Como hemos dicho, los corredores parten desde pocos metros de la playa y ascienden por la arena negra de las cenizas de los volcanes de Teneguía, cuya última erupción fue en 1971. Es una ascensión de 1931 metros para después suavizarse hasta el final en una cota de 1456m. Esta prueba sirve para tomar contacto con la isla en las primeras participaciones, probarse en el esfuerzo de correr junto a los volcanes y descubrir un paisaje inicialmente devastado por la lava, para después verlo convertirse poco a poco en un bosque singular de pinos centenarios.
Como la salida es aún de noche y después de la de la Ultramaratón, los corredores cuando parten pueden contemplar frente a ellos la serpiente luminosa que con sus luces frontales dibujan en la ladera del volcán los que partieron antes. Si en vez de blancas las luces fuesen rojas, parecería que una nueva erupción de lava serpentea volcán arriba como si se esforzara en volver a las entrañas de la Tierra.
Verán amanecer y cómo el sol se incendia desde las frías aguas del atlántico, aunque ellos se librarán de su furia, ya que apenas empiece a calentar se internarán en el bosque donde termina su participación.
El ganador fue el atleta palmero Dalos García, que necesitó dos horas y 22 minutos para completar el recorrido. La primera mujer fue Azara García de los Salmones con 2:47:16 y que alcanzó la meta en el puesto 14 de la general, lo que no es poco teniendo en cuenta una participación de casi 500 corredores.
El lugar donde terminaba la media maratón, es un punto de asistencia y reavituallamiento de agua y comida y a la vez el lugar desde donde parten los corredores de la maratón.
La Maratón de Montaña
Los casi 400 corredores de esta edición, se incorporaban en este punto intermedio, llamado Refugio del Pilar, al sendero que conducía atravesando la Caldera de Taburiente, cono del volcán más grande de la isla, hasta la ascensión al pico más alto, el Roque de los Muchachos, para después recorriendo las crestas de los picos vecinos llegar hasta el acantilado que domina el puerto de Tazacorte, bajar el empinado sendero que sirvió de senda en sentido contrario al Kilómetro Vertical, y terminar junto a la playa.
Son 44,3 kilómetros durísimos, durante los cuales se asciende hasta una cota de 2426 metros y después se desciende hasta el nivel del mar. La salida se dio con el sol ya alto en un lugar privilegiado por su belleza en medio de un bosque, pero intermitentemente los corredores perdían la protección de los pinos para transitar por zonas volcánicas donde la vegetación aún no ha conseguido colonizar del todo las arenas de lava. Desfiladeros, barrancos, bosques y roquedales con un clima que le vale su sobrenombre, caldera.
Durante la prueba, los corredores van aprovisionados de agua y algunos alimentos energéticos, pero al Roque de los Muchachos, punto más alto, algunos llegan exhaustos y habiendo consumido hasta el último gramo de su agua y sus víveres mucho tiempo antes. Equipos de asistencia, voluntarios, médicos de la Cruz Roja, y otros, acuden en su ayuda. Sin esta organización, pruebas como esta serían imposibles. Dos helicópteros vigilan constantemente a los corredores y la organización cuenta con una amplia cobertura wifi para alarmas y emergencias.
El primero en cruzar la meta de Tazacorte fue Danilson Silva Pereira que invirtió 4:05 en el recorrido. La primera mujer, Arantxa Ramírez Martínez, cruzó la meta con dos horas exactas más. Fue la 45 de los casi 400.
La Ultratrail, o Ultramaratón de montaña
Esta es la prueba reina. Reúne en sí misma y transita por los mismos recorridos de la media maratón, la maratón y diez kilómetros más hasta la meta en Los Llanos de Aridane, la ciudad más importante de la isla. Para inscribirse en ella se exige experiencia y marcas acreditadas, dada su dureza. Aun así, eran casi 1500 los participantes en la salida de la ultramaratón. En total se dieron cita en La Palma para todas estas pruebas casi 3000 corredores de los cinco continentes. Muchos campeones mundiales, continentales o nacionales estaban en la isla ese fin de semana.
La Ultramaratón, son nada más y nada menos que 73,3 kilómetros, durante los cuales se ascienden 4415 metros, es como si subieras corriendo al Mont Blanc, y se descienden, claro, porque la salida se da a nivel del mar y vuelve a pasarse junto a la playa. Se permitió terminar con casi 18 horas de tiempo, por lo que algunos partieron de noche aún y terminaron de noche también, después de todo el día corriendo.
La salida se dio a las seis de la mañana, aún noche cerrada como dije, en la playa de Fuencaliente. Junto al faro que señala a los navegantes los arrecifes del sur de la isla. El lugar, que tuve la oportunidad de visitar el día de antes, es de una belleza salvaje, con una pequeña cala flanqueada por arrecifes y el alto faro. Una pequeña explanada, junto a un chamizo lleno de viejas barcas de pesca, apenas podía contener a la muchedumbre de corredores. La única carretera de acceso baja en continuas revueltas encaramada a la pared casi vertical desde el pueblo de los Cristianos. Esa noche, por aquellas carreteras que serpentean asomándose a precipicios sobre el mar, circularon más vehículos que nunca. Los corredores también tenían lugares en la isla donde acceder a autobuses gratuitos. La Guardia Civil, los policías locales, y en general todo el mundo, se pusieron a disposición de la organización para conseguir un evento perfecto. Y tengo la certeza de que al día siguiente no había ni un solo papel o botella de plástico en la playa o en el monte, porque estos deportistas se llevan su basura, por agotados que estén.
Lo sorprendente, lo inimaginable es que el ganador invirtió en el recorrido ¡¡MENOS DE SIETE HORAS!! A un promedio de casi 11 kilómetros por hora en ese recorrido tan extraordinariamente duro. Sus parciales superaron los tiempos de los ganadores de la media maratón y la maratón en las mismas distancias. Realmente increíble.
El esforzado ganador es un joven burgalés, miembro del grupo especial de montaña de la Guardia Civil. Ya ganó el año pasado. Y esta vez volvió a batir su propio record. Recuerden que en la prueba estaban sin duda los mejores del mundo.
Se llama Luis Alberto Hernando Alzaga e invirtió en la prueba 6:52:39. Es un joven amable, educado y nada engreído, que prefiere hablar de esfuerzo y entrenamiento, en vez de éxitos.
La ganadora, la primera mujer en cruzar la meta, fue Emilie Forsberg, que invirtió 8:32:59 y que entró en el puesto 22 de los 1500 selectos participantes. Los curriculums y méritos de los ganadores ocupan múltiples entradas en la RED. No voy a repetirlos aquí. Son los mejores de los mejores del mundo.
De entre los valencianos que encontré en la prueba destacaré este grupo. Lo formaban atletas aficionados que restan a su tiempo libre horas para entrenar y a sus vacaciones los días que necesitan para acudir a las pruebas. Su único premio fue alcanzar la meta. Destacaré a Salva, el más alto, que participó en la Ultramaratón en la que invirtió 11 horas, 16 minutos y 40 segundos llegando en el puesto 177 de los 1500 participantes. ¡Bravo!
El resumen de la Transvulcania es fácil: están año tras año los mejores atletas, en la mejor prueba, en el mejor lugar del mundo.
Si son ustedes aficionados a las carreras de montaña, si les gusta participar en carreras populares, si quieren asombrarse acompañando a los mejores, anoten esta cita, segunda semana de Mayo, Isla de la Palma, cada año.
Algunos dicen que en realidad, Filípides, el mítico soldado de Maratón, no era ateniense sino espartano y que corrió durante dos días para llevar la noticia de la victoria, no hasta Atenas sino hasta Esparta, que dista 225 kilómetros. De ser así, esta prueba estaría a la altura de aquella gesta, con la diferencia de que aquí nadie murió, ni sufrió graves problemas de salud por un esfuerzo tan al límite.