Levante UD:Oier; Luna, Rober Pier, Postigo, Coke; Lukic, Campaña, Morales (Rochina, min.85); Bardhi, Boateng (Pazzini, min.77) y Roger (Lerma, min.69).
FC Barcelona:Ter Stegen; Semedo, Yerry Mina, Vermaelen (Piqué, min.31), Jordi Alba; Busquets, Rakitic, Iniesta (Denis Suárez, min.60); Coutinho, Dembélé (Alcácer, min.60) y Suárez.
Árbitro:Melero López (C. Andaluz). Amonestó a Bardhi, Boateng, Coke, Campaña, Lerma y Pazzini por parte del Levante. Y a Vermaelen, Busquets, Suárez, Denis Suárez, Piqué y Mina por el FC Barcelona.
Goles:1 – 0, min.9, Boateng. 2 – 0, min.30, Boateng. 2 – 1, min.38, Coutinho. 3 – 1, min.46, Bardhi. 4 – 1, min.49, Boateng. 5 – 1, min.56, Bardhi. 5 – 2, min.59, Coutinho. 5 – 3, min.64, Coutinho. 5 – 4, min.71, Luis Suárez (penalti).
Parece una evidencia; el partido entre el Levante y el Barcelona del Ciutat traspasará la frontera que establece el paso del tiempo para incardinarse a la memoria de los estamentos vinculados al levantinismo. Desde ese prisma se trata del típico partido que perdurará para formar parte del relato centenario de un club que en el próximo mes de septiembre cumplirá 109 años de existencia. Y hasta hubo un momento, durante el desarrollo del encuentro, que la escuadra de Orriols avasalló al vigente campeón de Liga y de Copa para empequeñecerlo y convertirlo en un rival adscrito al mundo terrenal. No es fácil desactivar al F.C. Barcelona hasta llevarlo al abismo. Todo aconteció en el nacimiento del segundo capítulo. La respuesta granota a la diana de Coutinho, que cerró el primer acto, fue tan demoledora como explosiva e impecable. Fueron quince minutos repletos de pasión. En ese período Boateng cerró el primer hat-trick de su carrera y Bardhi anotó un doblete que propulsó al Levante ante la mirada incandescente de un Ciutat de València enfervorecido (5-1). La versión más despiadada y colérica del bloque de Paco López se materializó prácticamente en un abrir y cerrar de ojos.
La escuadra azulgrana borró de un plumazo cualquier atisbo de duda susceptible de generarse en el pasto tras la diana de Coutinho. El disparo del atacante chocó en Rober Pier para desnortar a Oier. Los jugadores culés en la frontera con el minuto sesenta alzaban la vista al cielo en busca de protección celestial. No había señales sobre la superficie del campo, pese a los goles de Coutinho. Caían chuzos de punta sobre la meta de Ter Stegem en el coliseo de Orriols. Y no había forma de inmovilizar a un Levante vehemente e impulsivo. Sin Messi en la convocatoria, el Barcelona tiró de orgullo y de casta para tratar de contrarrestar la afrenta granota. Y estuvo cerca de igualar un encuentro de contenido vertiginoso después del penalti que Suárez transformó. Quedaban por el horizonte veinte minutos antes de echar el telón. El Levante resistió los embates del F.C. Barcelona en un final sin tregua. La escuadra levantinista no se desconectó.
Antes había homenajeado a su oponente con el cacareado pasillo que premia al campeón. Fue una manera de reconocer la audacia de un bloque que llegó invicto a Orriols. En ese punto concluyó el armisticio planteado por el colectivo de Paco López. El Levante no tardó en lanzar un mensaje al Barcelona del tipo de partido que había imaginado y que trataba de materializar sobre el verde. Acababa de nacer la confrontación y Morales retó a Jerry Mina en el corazón del área. El Comandante es explosivo cuando arranca y echa el balón unos metros por delante de sus botas. El central se quedó dos pasos por detrás. Morales, en su partido ciento cincuenta con el escudo granota, fue realmente indetectable. En el vértigo se maneja con solvencia. Boateng estrenó el marcador. La puesta en acción del Levante fue convincente. El fútbol es un estado de ánimo y el bloque levantinista cotiza al alza en ese mercado de valores.
Su estado de confianza es ilimitado. Quizás Campaña sea el paradigma de esa efervescencia y de la mutación sufrida en estos dos últimos meses. El mediocentro andaluz ha encontrado la paz que su alma necesitaba para expresarse. Su influjo en el juego es notable. Ordena en la zona de creación, manda allí donde el fútbol se precipita para producir emociones y recupera en las cercanías de la meta de Oier. Campaña se ha liberado del corsé que le oprimía. Esa emancipación repercute en el tono manifestado por el Levante. Ahora es un equipo imaginativo y audaz siguiendo el estilo del juego que propugna y propone Campaña. Las transiciones desenfrenadas del Levante martirizaban a un Barcelona rebajado en defensa y también en ataque sin la presencia de Messi. El argentino impone un terror de índole psicológico sobre sus adversarios cuando ancla sus botas al campo. Sucede que también rebaja los temores que produce sobre la conciencia de sus oponentes cuando no aparece por la faz del verde.
El Levante se sintió más seguro sin su figura correteando por el Ciutat. El Barça echó en falta el efecto placebo que genera. Ausentes de inicio Piqué y Untiti los pupilos de Paco López castigaron el centro de la zaga. El Barcelona perdió la fiabilidad que le ha caracterizado durante el recorrido liguero en las dos áreas. Los partidos han caído en multitud de ocasiones por su terrible consistencia en esos espacios. Boateng y Bardhi personificaron la insaciabilidad que caracteriza al Levante del tiempo presente. El atacante ghanés se dio un festin goleador ante el campeón. Los goles compendian su catálogo. Siguió con fe una jugada de Morales para remachar casi sobre la raya de gol. Después emergió desde atrás para tumbar al meta y salir indemne del forcejeo ante un defensor culé. En el tercer gol cruzó ante la salida de Ter Stegen después de realizar el enésimo desmarque. Bardhi demostró que es mucho más que un francotirador a balón parado. Quizás lo necesitaba después de exhibirse en San Mamés y en Butarque desde la estrategia. El Barcelona tiró de rabia para buscar el empate. El partido fue un continuado intercambio de golpes del que salió ileso el Levante en una noche legendaria.