Carles-Andreu Fernández Piñero
Economista
El reciente 5 de junio, el Banco Central Europeo (BCE) decidió, entre otras medidas para espabilar la economía europea, bajar los tipos de interés del 0,25% al 0,15%. Enseguida, todos los agentes económicos se pusieron muy contentos, como los señores que meten sus euros en la bolsa, ya que el índice IBEX-35 subió un 1,12%. ¿Pero por qué?
Primero, ¿qué es lo que ha bajado realmente el BCE? El tipo de interés que cobra a los bancos comerciales de Europa por prestarles dinero. En efecto, los bancos también piden créditos, y lo hacen muy a menudo: a veces a otros bancos, y otras a su jefe, al banco central. Los españolitos de a pie pedimos dinero prestado cuando no tenemos fondos para comprar un coche, reformar la cocina, etc., pero aunque parezca mentira (o no tanto, después de lo que ha pasado con la crisis en la que estamos) los bancos también hay momentos en que necesitan “cash” fresquito, por ejemplo para conceder más créditos a los españolitos que quieren cambiarse de coche o reformar la cocina, o a una empresa para ampliar instalaciones.
Lógicamente, cuando cualquiera de nosotros va a pedir un crédito, si vemos que los tipos de interés están altos nos lo pensamos más, pero si son bajitos nos hacemos más el ánimo. En consecuencia, si el BCE baja sus tipos de interés, anima a los bancos comerciales a pedirle más dinero. ¿Y eso para qué? Por ejemplo, para conceder más créditos a personas y empresas y ganarse la diferencia entre el interés que cobran (ese que anuncian a bombo y platillo como si fuera un chollo, que luego no lo es) y el que pagan (el 0,15%), y encima más baratos porque hay más margen para bajar. En otras palabras, serviría para dar liquidez a la economía para que se mueva y todos, en teoría, tengamos más dinero y vivamos mejor. Supondría un apoyo al crecimiento, tan tocado por culpa de los recortes en el gasto público.
Ahora bien, esta medida monetaria es estupenda, pero el BCE no puede ponerles una pistola a los bancos para que les pidan créditos, ni tampoco para que el dinero que pidan no se lo gasten en bonos de empresas, yates o mariscadas, y presten dinero a particulares y empresas, que es la intención. Es decir, que el alcance real de la bajada de tipos es desconocido, aunque sí es cierto que en mayor o menor medida habrá consecuencias en la economía global europea. Ahora bien, paciencia, porque los expertos calculan que hasta dentro de unos seis meses no notaremos nada.