Desde RadarCovid hasta Metoca, un repaso detallado de los proyectos digitales que han consumido millones de euros en fondos públicos con resultados cuestionables.
El coste acumulado de las apps fallidas
A lo largo de los últimos años, el gobierno español ha invertido más de 4,5 millones de euros en proyectos tecnológicos que buscaban facilitar la vida de los ciudadanos. Sin embargo, la mayoría de estas aplicaciones acabaron siendo inutilizadas, abandonadas o criticadas por su baja eficacia. A continuación, se detalla el listado de las aplicaciones gubernamentales más sonadas:
1. RadarCovid: el fiasco del rastreo de contagios
- Objetivo: Rastrear contactos durante la pandemia de COVID-19.
- Coste: 4,2 millones de euros.
- 2 millones en desarrollo y mantenimiento.
- 2,2 millones en campañas de promoción.
- Resultado: Solo fue descargada por el 21% de la población española y registró el 1,17% de los contagios totales. En varias comunidades ni siquiera se puso en marcha.
- Estado actual: Abandonada y retirada tras dos años.
2. Metoca: repartir tareas domésticas, un sueño que no cuajó
- Objetivo: Facilitar la distribución de tareas del hogar de forma equitativa.
- Coste: 211.750 euros.
- Resultado: Solo fue descargada por 11.201 usuarios (el 0,02% de la población). Los usuarios se quejaron de su complejidad, ya que el uso de la app se convertía en otra tarea más.
- Estado actual: Cerrada poco más de un año después de su lanzamiento en 2023.
3. Cartera digital Beta (“Pajaporte”): la lucha contra el acceso al porno
- Objetivo: Restringir el acceso de menores a contenidos pornográficos.
- Coste estimado: Aunque no se ha hecho público un presupuesto oficial, los medios señalan que el proyecto podría alcanzar los 500.000 euros.
- Resultado: La app todavía no se ha puesto en marcha, y las críticas por su falta de funcionalidad y alcance limitado (solo afecta a páginas españolas) ya han generado dudas sobre su viabilidad.
- Estado actual: En desarrollo.
4. App de igualdad de género: una propuesta olvidada
- Objetivo: Promover iniciativas de igualdad de género y fomentar actividades inclusivas.
- Coste: 300.000 euros estimados.
- Resultado: Lanzada con poco impacto mediático, se desconoce cuántos usuarios llegaron a usarla de manera efectiva.
- Estado actual: Desaparecida sin anuncios oficiales.
El coste total de las apps fallidas
Si sumamos estas iniciativas, encontramos un gasto acumulado de más de 5,2 millones de euros, repartidos en proyectos con un impacto real cuestionable. A esto se deben añadir los costes indirectos, como campañas publicitarias y recursos administrativos, que podrían elevar la cifra considerablemente.
¿Será Alia diferente?
Con el anuncio de la nueva inteligencia artificial Alia, el gobierno promete un futuro brillante en la transformación digital. Sin embargo, para evitar repetir los errores del pasado, será clave una mayor transparencia, supervisión y un enfoque realista en las necesidades ciudadanas.
¿Crees que Alia será una inversión acertada o temes que termine en la lista de fracasos? ¡Déjanos tu opinión!
De fracasos digitales a la nueva promesa: ¿será Alia la salvación tecnológica del gobierno español?
El gobierno presenta Alia, una inteligencia artificial en español y lenguas cooficiales, prometiendo agilidad en la administración y avances médicos, pero su pasado tecnológico plantea dudas.
El presidente del Gobierno ha dado un nuevo paso hacia la transformación digital al presentar Alia, una inteligencia artificial pública que, según sus palabras, revolucionará áreas clave como la Agencia Tributaria y la atención sanitaria en diagnósticos cardíacos. Sin embargo, la sombra de proyectos fallidos como RadarCovid y Metoca genera un escepticismo difícil de ignorar.
¿Qué es Alia y por qué es importante?
El anuncio de Alia no es un movimiento aislado. Forma parte de una estrategia para posicionar a España como un referente en la inteligencia artificial a nivel europeo. La plataforma no solo estará disponible en español, sino también en catalán, euskera, gallego y otras lenguas cooficiales, marcando un hito en inclusión lingüística en el ámbito tecnológico.
Con aplicaciones piloto orientadas a mejorar la eficiencia tributaria y detectar insuficiencias cardíacas, el gobierno busca un doble objetivo: optimizar recursos y salvar vidas. “Vemos en la inteligencia artificial una oportunidad más que una amenaza”, aseguró el presidente, mientras subrayaba el potencial innovador del país.
El desafío de superar un historial regulinchi
Aunque la propuesta suena prometedora, no podemos evitar mirar atrás. España ya ha invertido en iniciativas tecnológicas que prometían mucho pero lograron poco. RadarCovid, por ejemplo, fue diseñada para rastrear contagios durante la pandemia. Con un coste de 4,2 millones de euros, solo identificó el 1,17% de los casos y acabó siendo un ejemplo de inversión mal gestionada.
Y no olvidemos Metoca, una aplicación para repartir tareas domésticas que resultó más un quebradero de cabeza que una solución. A pesar de su enfoque innovador, apenas 11.201 personas la descargaron. ¿La razón? Usarla era tan complicado que se convertía en otra tarea más en la lista.
Un futuro incierto para la tecnología gubernamental
El caso de la cartera digital Beta, apodada “Pajaporte”, también merece mención. Diseñada para controlar el acceso de menores a contenidos pornográficos, la aplicación prometía revolucionar la protección digital de los jóvenes. Sin embargo, su alcance limitado –aplicándose únicamente a páginas españolas– y la falta de una implementación efectiva han dejado a muchos preguntándose si el proyecto será otro fracaso.
¿Por qué ahora y por qué Alia?
El contexto actual exige soluciones tecnológicas más inclusivas y efectivas. Según los expertos, la integración de la inteligencia artificial en sectores como la salud y la administración pública puede mejorar considerablemente la calidad de vida de los ciudadanos. Sin embargo, para que Alia no termine en el cementerio de proyectos fallidos, el gobierno deberá:
- Garantizar su funcionalidad y eficacia desde el inicio.
- Promover su uso mediante campañas de concienciación y formación.
- Escuchar a la ciudadanía y adaptar la herramienta según sus necesidades.